6 de octubre de 2012

Entender lo que dice Jesús



  
Sábado XXVI del tiempo ordinario

Lc 10, 17-24

”En aquel tiempo, regresaron alegres los setenta y dos, diciendo: ‘Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre’. Él les dijo: ‘Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos’.

En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar’”.

Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: ‘¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron’”.

COMENTARIO

Aquellos que envió Jesús para que llevaran la Palabra de Dios al mundo conocido regresan gozosos de haber realizado la misión para la que habían sido elegidos. Jesús sabe que ha sido Dios quien ha hecho aquello por haber revelado lo bueno a los más pequeños.

Jesús revela algo que es muy importante: no está allí para no hacer nada sino para cumplir la misión que Dios le ha hecho cumplir. Sólo Cristo conoce al Creador y, así, quien acepte a Cristo aceptará también a Dios.

Sabe Jesús que lo que está diciendo es de mucha importancia y por eso trata de hacerles entender que han de creer en lo que dice porque muchas generaciones han querido verlo y, queriendo de verdad, no han podido. Es una oportunidad que no podían perder.



JESÚS, los que vieron en el tiempo que tuviste una vida pública no alcanzaban a entender lo que les decías. Sin embargo, incluso ahora hay muchos de nosotros que no acabamos de llevar a nuestro corazón tus palabras.




Eleuterio Fernández Guzmán


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