12 de octubre de 2019

Ser dichoso según Cristo

Lc 11, 27-28

27 Sucedió que, estando él haciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: ‘Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron’. 28 Pero él dijo: ‘Dichosos los que oyen la Palabra de Dios y la guardan’.

COMENTARIO

Como siempre pasa que se leen estas palabras del Evangelio de San Lucas, es más que posible que haya quien crea que el hijo de la Virgen María es muy desagradecido. Y esto lo decimos porque pudiera parecer que desprecia el hijo a la Madre cuando no dice, por ejemplo: ‘Sí, dichosa mi Madre”. Sin embargo, no es poco cierto que eso no es lo que hace Jesucristo sino que tiene a su Madre, María, más que en cuenta porque sabe muy bien que ella ha cumplido a la perfección con la Voluntad de Dios y ha escuchado Su Palabra llevándola, no sólo, a su corazón, sino haciendo de su misma existencia, una realidad dentro del Amor de Dios al cumplir la santísima Palabra del Creador.

Desprecio, por tanto, ninguno, sino todo lo contrario.

JESÚS, gracias por definir a tu santísima Madre como quien cumple la Palabra de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán

11 de octubre de 2019

Estar con Jesucristo

Lc 11, 15-26
“En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: ‘Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios’. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. 

Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: ‘«Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

‘Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: ‘Me volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio’”.


COMENTARIO

Independientemente del poder que el Hijo de Dios tenía sobre los demonios que tenían poseídos a muchas personas, lo bien cierto es que el texto del Evangelio de San Lucas de hoy tiene todo que ver con algo muy importante que es, sin duda, el seguimiento de Jesucristo.

Jesucristo, como bien sabemos, era Dios hecho hombre. Por eso podía someter a los malos espíritus. Pero lo que ahora debemos destacar es algo que dice y que nunca deberíamos olvidar: debemos estar con Él.

Estar con el Hijo de Dios ha de suponer hacer lo que nos diga. Y tal es así que, como también nos dice Jesucristo, quien no recoge con Él, acaba desparramando o, por decirlo de otra forma, perdiendo lo que cree ha recogido. Y eso no lo deberíamos olvidar nunca.


JESÚS, ayúdanos a estar siempre contigo.

Eleuterio Fernández Guzmán

10 de octubre de 2019

Perseverar en la oración

Lc 11,5-13

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite. 

‘Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’”.


COMENTARIO


Jesús, cuando enseña a orar a sus discípulos más allegados quiere que ellos se dirijan al Padre con confianza y que, por eso mismo, sean conscientes de que siempre les escucha.

En lo que aquí dice Jesús se encuentra uno de los secretos de la oración que siempre debemos llevar a la práctica: orar, pedir, con perseverancia. No cabe, pues, desalentarse porque veamos que Dios no nos concede lo que le pedimos.

Pero también Jesús dice algo que es muy importante: Dios siempre está a nuestro lado y su santa Providencia nos socorre. Debemos, pues, pedir en la confianza de que quiere para nosotros lo mejor y que nos concede lo que nos conviene.



JESÚS, quieres que pidamos a Dios con perseverancia… que no nos cansemos. Ayúdanos a perseverar.

Eleuterio Fernández Guzmán


9 de octubre de 2019

Padre Nuestro; el Padre Nuestro

Lc 11, 1-4

"1Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:'Señor,  enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos' 2 El les dijo: 'Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, 3 danos cada día nuestro pan cotidiano, 4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación'",

COMENTARIO

Podemos decir que aquellos hombres, los que seguían muy de cerca al Hijo de Dios, habían visto que la oración que hacía su Maestro no era una oración cualquiera porque se veía, podían ver, que salía del corazón. Y le piden que les enseñe a orar porque ellos quieren hacerlo lo mismo que Él.

Lo que hace Jesucristo es enseñarles una oración. No es una oración cualquiera. Y no lo es porque el Hijo de Dios sabía más que bien cómo debía dirigirse a su Padre del Cielo. Y lo sabía porque Él era Dios hecho hombre.

Digamos que en el Padre Nuestro se encuentra escondido, pero bien a la vista, todo aquello que es conveniente pedir a Dios. Ni sobra nada ni falta nada porque está enseñada la oración por Quien todo lo sabe y todo conoce.

JESÚS, gracias por enseñarnos esta maravillosa oración.

Eleuterio Fernández Guzmán

8 de octubre de 2019

Lo más importante, de verdad


Lc 10, 38-42

"38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude'. 41 Le respondió el Señor: 'Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada'".

COMENTARIO

Lo que nos quiere decir el Hijo de Dios es que debemos tener en cuenta lo que es, en realidad, más importante para nuestra vida. Lo que pasa es que se refiere a nuestra vida eterna y, claro, también a la que vivimos en este mundo donde nacimos y morimos.

Aquella mujer, Marta, andaba muy preocupada por las cosas del mundo. Y no es que esté mal querer atender lo mejor posible a quien visita tu casa. Pero, al parecer y según dice Jesucristo hay algo que importa más que eso.

María, sin embargo, podría parecer algo alejada del esfuerzo que suponía atender a quienes los habían visitado. Lo que pasa es que, si atendemos las palabras de Jesucristo, ella había escogido lo mejor que no era otra cosa que escuchar la Palabra de Dios. Y acertó.


JESÚS, gracias por decirnos qué es lo más importante para nosotros.


Eleuterio Fernández Guzmán

6 de octubre de 2019

Domingo, 6 de octubre de 2019- Sin duda somos siervos inútiles

Lc 17, 5-10

“5 Dijeron los apóstoles al Señor; ‘Auméntanos la fe.’ 6    El Señor dijo: ‘Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate  en el mar", y os habría obedecido.’ 7 ‘¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’ 8 ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’ 9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? 10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho  lo que debíamos hacer.’”

COMENTARIO

Es más que posible que haya quien crea que las palabras del Hijo de Dios son duras. Y es que llama, a muchos, “siervos inútiles”. Y eso puede ser algo muy fuerte para quien se crea que, por su parte, no es nada inútil…

En realidad la prueba de que lo somos y de que nuestra fe es escasa y pequeña es que, seguramente, no hay nadie de entre los que esto puedan leer (ni quien esto escribe) que sea capaz de hacer mover un árbol de sitio teniendo fe y poniéndola a tal efecto.

Debemos pedir, sí, que Dios aumente nuestra fe pero también debemos poner de nuestra parte porque, de otra forma, no será fácil que la fe aumente que, al fin y al cabo, es cosa muy particular y más que íntima.


JESÚS,  aumenta nuestra fe. ¡Sí, auméntanosla!

Eleuterio Fernández Guzmán