2 de noviembre de 2019

Cristo el Camino, la Verdad, la Vida


Jn 14, 1-6


‘No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones;  si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo,  para que donde esté yo  estéis también vosotros.  Y adonde yo voy sabéis el camino.’ Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’ Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.  Nadie va al Padre sino por mí’”.

COMENTARIO

Jesús está muy interesado en que sepamos qué es lo que nos conviene para nuestra vida eterna. Sabe que anhelamos alcanzar la misma y estar con Dios y, para eso, debemos creer en Él.

Jesús nos lo dice con toda claridad: está en el Cielo preparándonos estancias para que, cuando Dios quiera, las ocupemos. Y también nos habla de su Parusía, cuando vuelva para juzgar a vivos y muertos.

El camino para ir a Dios lo sabemos porque nos lo dice Jesús: es Él. Sólo, pues, creyendo en el Mesías, en su santa doctrina y en todo aquello que hizo en su primera venida al mundo, podremos comprender lo que supone que sea el Camino, la Verdad y la Vida.




JESÚS, ayúdanos a aceptarte como Verdad, como Camino, como Vida.

Eleuterio Fernández Guzmán


1 de noviembre de 2019

Bienaventurados


Mt 5, 1-12a
"Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y, tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
'Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa"'
COMENTARIO

Que el texto del Evangelio de San Mateo dedicado a recoger las llamadas “Bienaventuranzas” sea el que destina el Calendario Litúrgico para hoy, 1 de noviembre, Día de todos los Santos, tiene su razón de ser y no es, para nada causal.
Lo que nos dice el Hijo de Dios es que hay dos tipos de personas, así, en general: aquellas que siguen la Voluntad de Dios y las que no la siguen. Y se nos recomienda ser de las primeras porque nos conviene y mucho nos conviene estar en tal grupo.
Ser bienaventurados supone tener muy en cuenta estos consejos que nos da Jesucristo. Y ser bienaventurados supone, en primer lugar, hacer lo que Dios quiere que hagamos y, luego, obtener como donación y gracia del Todopoderoso la salvación eterna. Así de sencillo de entender.

JESÚS, gracias por darnos pistas de cómo debemos ser, de qué debemos hacer.

Eleuterio Fernández Guzmán

31 de octubre de 2019

Saber lo que va a pasar

Lc 13, 31-35
"En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos y le dijeron: 'Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte.' Él les contestó: 'Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.

'¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!'"


COMENTARIO

No podemos negar que las palabras del Hijo de Dios, en este Evangelio de San Lucas, son muy difíciles de soportar para según qué tipo de espíritus. Y es que Jesucristo tenía la virtud de decir siempre la verdad porque era la Verdad misma.
Había quien no quería que Jesucristo muriera. Es decir, incluso entre los fariseos había quien no estaba de acuerdo con la muerte buscada para aquel Maestro que enseñaba con autoridad. Pero el Hijo de Dios tenía otros planes y aquel no era el momento de su muerte.
En este texto, Jesucristo dice que al tercer día de su muerte va a resucitar. Y aunque no sean tales sus palabras nosotros las entendemos así. Pero aquellos que aquello escuchaban, a lo mejor, no acabaron de comprender y siguieron a la suya...

JESÚS, gracias por ser tan franco con tus santas palabras.

Eleuterio Fernández Guzmán

30 de octubre de 2019

Una clara advertencia de Cristo

Lc 13, 22-30
"Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: 'Señor, ¿son pocos los que se salvan?' Él les dijo: 'Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no  podrán.'Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a 'llamar a la puerta, diciendo: `¡Señor, ábrenos!' Y os responderá: `No sé de dónde sois.' Entonces empezaréis a decir: `Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras plazas '. Pero os volverá a decir: `No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los malhechores!''Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios.'Pues hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos.'"

COMENTARIO

Este texto del Evangelio de San Lucas debería ser aprendido por todo creyente católico desde que tenga uso de razón Y es que el Hijo de Dios nos dice, exactamente, cómo llegar al Cielo.
Es cierto que, según Jesucristo (y es verdad, claro está) debemos entrar en el definitivo Reino de Dios por la puerta estrecha. Y eso ha de querer decir que el camino hacia el mismo no es ancho sino que está lleno de sacrificios y, a veces, de sufrimientos.
Es más, los que se consideran primeros en el mundo es posible sean los últimos en el Cielo y aquellos que aquí, en el mundo, son tenidos (por sencillos y humildes) en el Cielo ocuparan los primeros puestos pues, no debemos olvidar que en el definitivo Reino de Dios no toda alma tiene, digamos, el mismo lugar...

JESÚS, gracias por advertirnos sobre lo que verdaderamente debe importarnos.

Eleuterio Fernández Guzmán

29 de octubre de 2019

Lo sencillo de la Verdad


Lc 13, 18-21

18 Decía, pues: ‘¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? 19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.1 20 Dijo también: ‘¿A qué compararé el Reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.’”


COMENTARIO

El Hijo de Dios enseña haciendo uso de realidades ordinarias, cotidianas, que podían pasar todos los días a los que le estaban escuchando. Y lo que enseña hoy es muy importante porque supone que el Reino de Dios, la Buena Noticia, no llega con escándalo.
Los ejemplos que nos pone Jesucristo es cierto que son bien sencillos: un grano de mostaza, levadura… Y lo hace así porque, seguramente, eso lo había visto en su vida hacer muchas veces y cualquiera que le escuchara… también.
El Reino de Dios, pues, no llega con estrépito sino que van adentrándose en el corazón del creyente hasta que fructifica y arraiga en su corazón. Y así se sencillo es comprender como eso, que es la Voluntad de Dios, sucede.

JESÚS, gracias por hacernos ver las cosas del alma de forma tan sencilla y accesible.

Eleuterio Fernández Guzmán

28 de octubre de 2019

Y eligió a los doce

Lc 6,12-19

"En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos".


COMENTARIO

Jesús debía continuar con su labor, con la misión que Dios-Padre le había encargado. Pero, para eso, debía escoger a un grupo de ente sus discípulos para que transmitiesen la Palabra del Creador y la santa doctrina de Jesucristo. Y escogió a doce.
Cada uno de ellos tenía un trabajo determinado pero todos ellos acabaron siendo pescadores de hombres porque iban a atraer a la humanidad hacia Dios y hacia su Reino que, en Jesucristo, había llegado a la Tierra.
Muchos, ya entonces, seguían a Jesús. Algunos porque tenían curiosidad por ver a un Maestro famoso; otros porque, de verdad, creían en Él. Pero Cristo, a pesar de saber eso no cejó en cumplir la misión encargada por su padre.

JESÚS, ayúdanos a tenerte por Hijo que, en el nombre del Padre, nos dice qué es lo que nos conviene.




Eleuterio Fernández Guzmán

27 de octubre de 2019

Las apariencias no nos valen nada ante Dios


Lc 18, 9-14

“Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: ‘Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.  Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.’

En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’ Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.’”

COMENTARIO

Resulta curiosa la lección que quiere el Hijo de Dios que entendamos y nos llevemos al corazón. Y es la reacción de cada uno de aquellos hombres que en el Templo están para orar.

Sabemos que uno de ellos es bastante falso o, como poco, hipócrita. Y es que cree que basta con cumplir aquello que está establecido para que Dios esté contento con él. A lo mejor no sabe que el Todopoderoso quiere algo más que eso.

Aquel hombre, el otro, el publicano (pecador por pecado público) sabe que es un pecador. Y así se lo dice a Dios. Y este hombre, que se ha humillado en el tempo porque sabe la verdad de su corazón, sale de allí justificado. Y tal lección la deberíamos aprender ahora mismo.


JESÚS,  ayúdanos a confesar nuestro pecado ante Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán