21 de enero de 2017

Estar fuera de sí


Sábado II del tiempo ordinario
Mc 3,20-21

En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: ‘Está fuera de sí’”.

COMENTARIO

Podemos imaginar que Jesús volvió muchas veces a su casa de Nazaret. Iría a visita a su familia pero, sobre todo, a ver a su Madre, la Virgen María. Tampoco nos extraña nada que muchos quisieran verlo.

Nos dice este texto que se agolpó mucha gente en la casa donde estuviera predicando. Y es que la fama de buen predicador y buen Maestro llegó hasta los rincones más recónditos de Israel. Y tal era el gentío que no podían ni comer.

Es de creer que la Virgen María quería ver a su hijo. Por eso fue a buscarlo allí donde se encontraba. Y lo que nos dice este texto bíblico es extraño: estaba “fuera de sí”. Y es que podemos imaginar, también, a Jesucristo enseñando con todo el gozo del mundo y eso, para según qué mentalidades, podía parecer algo extraño.


JESÚS,  ayúdanos a hacernos cargo de tu enseñanza.



Eleuterio Fernández Guzmán

20 de enero de 2017

Escoger a sus Apóstoles


Viernes II del tiempo ordinario
Mc 3,13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

COMENTARIO

Jesús sabía que la labor de transmitir la llegada del Reino de Dios y su posterior aceptación necesita de la colaboración de más personas. Escoge a los que quiere porque sabe que eso es necesario.

El texto nos dice que llamó a los que quiso. En realidad, la voluntad de Dios, que estaba en Él por ser Dios hecho hombre, era precisamente la de escoger a unos hombres que, quizá no eran grandes sabios pero que tenían el corazón preparado para recibir la Buena Noticia.

Cada uno de aquellos hombres, que constituirían el grupo de los Doce tienen una vida particular. Cristo los hace todos uno y uno que le va a seguir para aprender lo que el Hijo de Dios quiera enseñarles. Incluso escoge al que le va a entregar. Él lo sabía ya.


JESÚS, ayúdanos a ser apóstoles de hoy.



Eleuterio Fernández Guzmán

19 de enero de 2017

Muchos acudían a Él


Jueves II del tiempo ordinario
Mc 3,7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: ‘Tú eres el Hijo de Dios’. Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

COMENTARIO

Muchos le seguían

Es de creer que cuando se corrió la voz (casi única forma entonces de saber lo que pasaba) acerca de un Maestro que hacía prodigios y hablaba con autoridad, muchos lo buscaran. Querían conocer a Quien muchos llamaban Mesías.

Curó a muchos

La misión de Cristo estaba bien definida: salvar a los que habían necesidad de ser salvados. Por eso cura a muchos que se encuentran enfermos: físicamente o del alma (por posesión demoníaca) y por eso muchos comprobaron que, en efecto, aquel hombre era más que un hombre.

Lo reconocieron

El Mal, por mucho que se quiera apoderar de los hijos de Dios, conoce al Bien. Es decir, los demonios que dominaban a personas sabían que Jesús podía derrotarlos. Y lo reconocían, ante el estupor de todos aquellos que aquello veían


JESÚS, ayúdanos a confiar en tu poder.



Eleuterio Fernández Guzmán

18 de enero de 2017

Saber lo que es misericordia


Miércoles II del tiempo ordinario
Mc  3,1-6

“En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate ahí en medio’. Y les dice: ‘¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?’. Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: ‘Extiende la mano’. Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él para ver cómo eliminarle.

COMENTARIO

No hay duda alguna acerca de las intenciones de aquellos que perseguía a Cristo. No tenían la más mínima intención de creer en lo que decía pero aún tenían menos a la hora de aceptar lo que hacía. Si eso era en sábado, aún menos.

Aquel hombre estaba muy necesitado de curación. Tener la mano paralizada le suponía una pobreza asegurada porque no podrían trabajar de forma, digamos,  normal. Sin embargo, aquellos hombres rígidos de corazón no entendían que Jesús pudiera curarlo ¡en sábado!

Jesús, sin embargo, conoce el corazón de Dios. Sabe, por tanto, que el Todopoderoso no puede querer que alguien sufra so capa de cumplir determinada norma. Por eso Cristo hace el bien: porque debe hacer el bien aunque sea sábado.


JESÚS, ayúdanos a ser misericordiosos.


Eleuterio Fernández Guzmán

17 de enero de 2017

Lo lícito para Dios

Martes II del tiempo ordinario
Mc 2,23-28

Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: ‘Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?’. Él les dice: ‘¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?’. Y les dijo: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado’”.

COMENTARIO

No era nada extraño que hubiese muchos que mirasen qué hacía Jesús y sus discípulos. Por eso les extraña que hagan algo que no está permitido en sábado porque tal precepto es muy importante para ellos.

Pero Jesús, que los conoce bien, sabe que lo que dice no es correcto. Y es que ellos parecen ciegos que no quieren ver y no entienden que las cosas no son como ellos creen.

En realidad, Cristo lo dice más que bien: el mundo está hecho para el hombre pero no el hombre para las necesidades particulares del mundo. Y con esto les quería decir que Él era quien establecía lo que, en realidad, era la voluntad de Dios.


JESÚS, ayúdanos a comprender la voluntad de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán





16 de enero de 2017

Odres nuevos para vino nuevo

Mc 2, 18-22

“Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: ‘¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?’ Jesús les dijo: ‘¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos.”

COMENTARIO

No es poco cierto que aquellos que no querían a Jesús y tenían intención de ponerlo mal en cualquier circunstancia aprovechaban lo que fuera para hacer eso. Y, evidentemente, el tema del ayuno era uno de los preferidos. Al parecer, sus discípulos no ayunaban los días que eso estaba prescrito.

Pero Cristo, que sabe que su vida tendrá un final, ciertamente, terrible, sabe cómo hacer frente a aquellas alegaciones. En realidad, Él es el novio de la boda y sus amigos han de festejar que están con Él hasta que se lo lleven o, lo que es lo mismo, hasta que muera. Pero ellos, eso de la muerte seguramente no lo entendieron.

Y entonces el Hijo de Dios aprovecha para hablarles de lo que deben cambiar: sus corazones. Y es que para recibir el vino nuevo que es, en realidad, la antigua Palabra de Dios, necesitan venir a ser otros, que todo cambie para que sus vidas se vean interpeladas, de verdad, por Dios.

JESÚS,  ayúdanos a tener nuestros corazones bien dispuestos para Ti.


Eleuterio Fernández Guzmán

15 de enero de 2017

Todo se cumple




Jn 1, 29-34

“Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: ‘He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.’  Y Juan dio testimonio diciendo: ‘He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.’ Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.’”


COMENTARIO

El Cordero de Dios

El Bautista sabía que aquel hombre que había bautizado era el Enviado de Dios. Sabía que existía antes que él aunque supiera que había nacido unos meses después.

Quien tenía que venir

Aquel hombre, aquel  de quien decía el Bautista que era el Cordero de Dios que quitaba el pecado del mundo era quien tanto había estado esperando el pueblo judío.

El Bautista fue avisado

Lo más curioso de esto es que nada es mentira. Es decir, Juan el Bautista, que  no era el Mesías, tuvo que ser avisado por el Espíritu Santo de todo lo que estaba pasando. Sólo así se entiende que supiera aquello.


JESÚS, gracias por haber venido y por haber cumplido con la misión encargada por Dios Todopoderoso.




Eleuterio Fernández Guzmán