2 de octubre de 2021

Ser como un niño

Mt 18, 1-5.10


"En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: '¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?'.

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: 'Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.¡'"

COMENTARIO

Resulta curioso ir viendo como, a lo largo de la Sagrada Escritura, el Hijo de Dios rompe con muchas de las cosas que, hasta entonces, se entendían lógicas y normales. Así, por ejemplo, eso es lo que hace hoy cuando le da la importancia que un niño tiene como persona pues es sabido que, en su tiempo, los niños no eran tenidos en cuenta.

El caso es que lo dice Jesucristo con toda claridad: quien recibe a un niño, lo recibe a Él mismo y eso supone que también se recibe a Dios. De aquí la importancia que le da a un ser humano que sí, a lo mejor aporta poco al devenir de la sociedad en cuanto a lo económico aunque bien se sabe que eso no es necesario.

Y ya, para finalizar, algo que debería tener en cuenta siempre: los niños tienen, claro, ángeles y los mismos miran el rosto de Dios… Y eso no es poco sino mucho y más que mucho.


JESÚS, gracias por poner las cosas en su sitio.



Eleuterio Fernández Guzmán

1 de octubre de 2021

Rechazar a Dios

Lc 10, 13-16



13 ‘¡Ay de ti, Corazin! ¡Ay de Ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. 14 Porque eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. 15 Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! 16 ‘Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.’”


COMENTARIO

Ciertamente, el Hijo de Dios parece muy airado en este texto del Evangelio de San Lucas. Y cualquiera diría que también Jesucristo puede enfadarse pues, es verdad, también se le ve enfadado en algunas ocasiones aunque no sea por capricho sino porque sabe que es muy importante que se conozca su mensaje al haber sido enviado por el Todopoderoso a que el mundo cambiase el corazón y se salvase.

No es poco lo que dice Jesucristo aquí. Y es que quien no acepta al Hijo de Dios no es que haga eso con, digamos, un hombre sino que hace lo mismo con Aquel que lo ha enviado que no otro que Dios mismo. Y por eso conmina a la conversión a todos aquellos (aquí a ciudades) que se alejan del Creador no creyendo, a pesar de los milagros que han visto realizarse en sus calles, en su Enviado.

El caso es que Jesucristo habla de "juicio". Y es que habrá, sí que habrá juicio...


JESÚS, gracias por decir la verdad de una forma tan clara.


Eleuterio Fernández Guzmán

29 de septiembre de 2021

Con toda claridad

Jueves, 30 de septiembre de 2021


Lc 10, 1-12


"El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’. Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ‘¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca’. Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad'”.


COMENTARIO

Ciertamente, hay quien pueda creer que tener por bueno que el Hijo de Dios bajó del Cielo y se encarnó… es cosa de poca importancia y que no es más que algo dicho para contentar a muchos. Es decir, hay quien pueda rechazar a Cristo, a su mensaje y a todo lo que supone aceptarlo en el corazón y en la práctica.

Sin embargo, este texto es bien claro y no cabe duda alguna a tal respecto. Y es que aquellos 72 fueron por el mundo al que pudieron alcanzar con los medios de entonces a predicar la Buena Noticia. Y ya podemos imaginar que habría lugares donde los aceptasen y quisiesen escuchar e, incluso, convirtiesen su corazón. Pero también habría lugares donde lo mejor que les pudo pasar a los enviados fue que escaparan con vida…

Pues bien, Jesucristo es bien claro porque no deja lugar a dudas acerca de qué sucederá a los que desprecien la Buena Noticia: tendrán un mal final. Y, aunque, a lo mejor, eso no sucediera en aquel mismo momento… llegaría uno en el que la justicia de Dios se hiciera efectiva.

Y eso está puesto para aquellos que, conscientemente, rechazan a Jesucristo que es lo mismo que rechazar a Dios. ¿Y eso muestra que Dios es vengativo? No, lo que muestra es que hay quien no sabe lo que le conviene.


JESÚS, gracias por ser tan franco.


Eleuterio Fernández Guzmán

Creer sin ver

Jn 1, 47-51


"Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: 'Éste es un verdadero israelita, un hombre sin doblez'.

'¿De dónde me conoces?', le preguntó Natanael.

Jesús le respondió: 'Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera'.

Natanael le respondió: 'Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel'.
Jesús continuó: 'Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees. Verás cosas más grandes todavía'.

Y agregó: 'Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre'”.


COMENTARIO

Cualquiera podría decir que a Natanael le bastaba muy poco para creer y que, a lo mejor, era demasiado poco. Y es las palabras del Hijo de Dios son suficientes como para que crea, sepa, que es el Enviado de Dios y, es más, el Rey de Israel.

Lo bien cierto es que nadie le dice a Natanael que Jesucristo lo ve, digamos, de forma espiritual. Y es que lo podía haber visto físicamente cuando estaba debajo de la higuera y ya está. Sin embargo, decirle eso a aquel buen israelita y creer en el Mesías fue todo uno.

Sin embargo, Jesucristo sabe muy bien que aquello no es gran cosa pues, como bien le dice a Natanael, verá cosas más importantes como lo de los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre y estamos más que seguros que los que escuchaban a Cristo no entendieron gran cosa… todavía.



JESÚS, gracias por decir que lo importante es siempre lo importante.


Eleuterio Fernández Guzmán

28 de septiembre de 2021

Un ansia desmedida

Lc 9, 51-56


"Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.

Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: 'Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?' Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo."



COMENTARIO

Podemos decir que este texto del Evangelio de San Lucas clarifica mucho acerca de cómo somos los hombres y cómo es Dios. Y es que el proceder de dos de los discípulos, digamos, más arraigados en el corazón del Hijo de Dios no es de lo más recomendable.

No nos extraña para nada que Santiago y Juan quisieran fulminar a los samaritanos que no querían que pasasen por su pueblo. Y es que aquellos no eran favorables a los judíos y ni siquiera querían tenerlos cerca. Y la respuesta de Santiago y Juan era, sencillamente, la violencia que, además, iban a pedir a Dios…

Lo que hace Jesucristo muestra hasta qué punto andaban errados los Zebedeos. Y es que el Maestro los reprende pues bien sabía que así no se podían hacer las cosas sino, justamente, al revés: comprender a los que no los querían cerca.



JESÚS, gracias por ser tan comprensivo y misericordioso.



Eleuterio Fernández Guzmán

27 de septiembre de 2021

Los que se salvan

  

Lc 13,22-30

En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: ‘Señor, ¿son pocos los que se salvan?’. El les dijo: ‘Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos’”.

 

 

COMENTARIO

 

Querer salvarse no es nada extraño pues la vida eterna es anhelo de cualquiera que quiera ver a Dios. Por eso aquellos le preguntan si se salvarán muchos o pocos… para ver si están entre los elegidos del Creador.

 

Jesús sabe cómo se entra en el definitivo Reino de Dios. Lo dice muchas veces a lo largo de su predicación. Y la cosa no parece fácil pues siempre hace referencia a la dificultad, al a puerta estrecha que es la del sacrificio y la entrega al prójimo.

 

Muchos, sin embargo, pareciera que no comprendan lo que quiere decir el Señor. Y es así porque no comprenden que importa la misericordia y el amor, la caridad… en suma. Para ellos habrá el rechinar de dientes… y el llanto.

 

 

 

 

JESÚS, ayúdanos a ser del grupo de los que entran en el definitivo Reino de Dios… por haberlo merecido.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

 

26 de septiembre de 2021

Hacer el bien

Mc 9, 38-43. 45. 47-48

 

38 Juan le dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.’ 39 Pero Jesús dijo: ‘No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea  capaz de hablar mal de mí.40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.’

 

41 ‘Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su  recompensa.’42 ‘Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. 43 Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.45 Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser  arrojado a la gehenna.47 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, 48 donde = su gusano no muere y el fuego no se apaga’”.

 

 

COMENTARIO

 

 

Hay que reconocer que en algunas ocasiones las palabras del Hijo de  Dios son duras de escuchas y, es más, aún más duras de llevar a la práctica. Y las que dice hoy son…

 

En este texto del Evangelio de San Marcos, Jesucristo nos viene a decir que aquellos sentidos con los que podemos pecar deben ser eliminados pero no como alguno puede pensar sino, simplemente, controlados y dominados por nosotros.

 

Y hay algo terrible de lo que nos habla Cristo: el Infierno, que llama “gehenna”, que es un lugar donde el fuego no se apaga y el gusano que corroe no muere  y donde van a parar las almas que no han sido capaces, muchas veces, de controlar sus sentidos…

 

 

 

JESÚS,  gracias por advertirnos de forma tan clara.

 

Eleuterio Fernández Guzmán