15 de abril de 2023

Y los envió al mundo

Mc 16, 1-15


"Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquélla de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.

Enseguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: 'Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación'”.

COMENTARIO

Es muy cierto y verdad que todo lo que aquí recoge el Evangelio de San Marcos es muy conocido por todos los discípulos de Cristo. Sin embargo, no deja de ser novedoso cada vez que se lee porque actualiza un envío que es, ni más ni menos, el que hizo que nosotros seamos, también, discípulos del Maestro.

El Hijo de Dios, el Resucitado, se va apareciendo a todos aquellos que habían estado más cerca de su divina y santísima persona. Y lo hace para confirmarles que todo lo que les había dicho se estaba cumpliendo en aquel momento. 

En estos párrafos, breves, se nos dice a todas las personas que se apareció y se nos informa de que, entonces, los envío al mundo a anunciar la Buena Noticia. Y así... hasta hoy mismo. 


JESÚS, gracias por cumplir con tu misión hasta el final de la misma. 

Eleuterio Fernández Guzmán

14 de abril de 2023

Fe por signos

Jn 21, 1-14


"Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades.

Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: 'Voy a pescar'.

Ellos le respondieron: 'Vamos también nosotros'. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.

Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era Él. Jesús les dijo: 'Muchachos, ¿tienen algo para comer?'
Ellos respondieron: 'No.

Él les dijo: 'Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán'. Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: '¡Es el Señor!'

Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.

Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: 'Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar'.

Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: 'Vengan a comer'.

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién eres?', porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos."

COMENTARIO

Resulta curioso este texto del Evangelio de San Juan. Bueno, no el texto en sí sino el comportamiento de aquellos que más de cerca habían seguido el Hijo de Dios. 

En un principio no reconocieron a Jesucristo. Sin embargo, cuando haciendo lo que dice el Maestro encuentran muchos peces... entonces sí... entonces Juan, el Zebedeo, reconoce a su Señor. 

Jesucristo invita a comer a sus Apóstoles y a quien allí está. Y lo mismo hace con nosotros: también nos invita, en cada Santa Misa, a que comamos su cuerpo y bebamos su sangre. Y así desde entonces. 


JESÚS, gracias por abrir los ojos a los Apóstoles. 

Eleuterio Fernández Guzmán

13 de abril de 2023

Y les abrió la inteligencia

Lc 24, 35-48


"Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: 'La paz esté con ustedes'.

Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: '¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?

Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo'.

Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: '¿Tienen aquí algo para comer?' Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; Él lo tomó y lo comió delante de todos.

Después les dijo: 'Cuando todavía estaba con ustedes, Yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos'.

Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: 'Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto'”. 

COMENTARIO

Tampoco debe extrañarnos nada de que los Apóstoles y los que pudieran estar presentes en aquel momento se sorprendieran de ver al Maestro. Y es que sabían que había muerto de una manera muy dura y no era la cosa más normal. Además, y según aquí se nos dice, aún no tenían abierta la inteligencia para comprender según qué cosas espirituales.

El Hijo de Dios sabe que aquellos que han de transmitir la Buena Noticia han de comprender y han de saber. Por eso no puede hacer otra cosa que lo que hace: procura que aquellos que lo han de hacer comprendan y sepan. 

Aquellos que, en efecto, son testigos de todo lo que entonces estaba pasando, es seguro gozaron con todo aquello y, lo que es más importante, comprendieron por fin lo que debían comprender para, así, transmitirlo a los demás. 

JESÚS, gracias por cumplir con tu misión al completo. 

Eleuterio Fernández Guzmán

12 de abril de 2023

Como los de Emaús

Lc 24, 13-35


"Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». El les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. 

COMENTARIO

Aquellos hombres, de Emaús, no habían quedado demasiado contentos con lo que había pasado con Aquel a  quien consideraban su Maestro. Al fin y al cabo había acabo muerto como cualquier otro hombre. Sin embargo, su falta de fe profunda iba a quedar subsanada muy pronto.

Es cierto que el Hijo de Dios se aparece a aquellos dos hombres porque sabía que necesitaban ayuda espiritual como muchos de nosotros que, a veces, no nos creemos lo que, en realidad, decimos que creemos.

Aquellos dos hombres reconocieron al Maestro en el gesto de partir del pan. Entonces se le abrieron los ojos y corrieron a decir a los demás discípulos lo que había pasado. Necesitaron, sin embargo, un signo... no les bastó su fe. 


JESÚS, 

Eleuterio Fernández Guzmán

11 de abril de 2023

Y María Magdalena también vio y creyó

 

Jn 20,11-18

En aquel tiempo, estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: ‘Mujer, ¿por qué lloras?’. Ella les respondió: ‘Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto’. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: ‘Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?’. Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: ‘Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré’. Jesús le dice: ‘María’. Ella se vuelve y le dice en hebreo: ‘Rabbuní’, que quiere decir ‘Maestro’. Dícele Jesús: ‘No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’. Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.”

 

COMENTARIO

 

Podemos imaginar qué estaría pasando por el corazón de María Magdalena. Ella, que quería con todas sus fuerzas a Jesucristo había estado muy cerca de la Cruz. Lo había visto morir y ahora veía el cuerpo que no estaba…

 

Los ángeles no saben por qué llora la de Magdala pero sí que el Hijo de Dios ha resucitado y no comprenden que haya muchos que aún creen que Cristo está en aquel sepulcro.

 

Tampoco es difícil ver, con el corazón a Magdalena. Al principio no reconoce al Hijo de Dios pero luego, cuando se da cuenta de que es el Maestro que ha resucitado, que lo hecho como bien dijo muchas veces, no duda en correr hacia sus compañeros que están escondidos. 

 

JESÚS,  ayúdanos a creer en tu Resurrección.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

9 de abril de 2023

Y resucitó

Hoy es, de todos los días de esta Semana Santa el que mejor refleja el gozo de saber que el Hijo de  Dios ha cumplido, hasta el extremo siendo el extremo la sangre, con la misión que se le había encomendado por parte de su padre del Cielo, Dios Todopoderoso. 




Resucitó para siempre, 

volvió de donde los muertos  

para abrir la puerta del Cielo.


Resucitó y cumplió,

resucitó y fue visto por muchos, 

y todos dijeron, al verlo, 

que Dios había sido bueno con ellos. 

¡Alabado sea Aquel que vino a salvarnos!


Eleuterio Fernández Guzmán