4 de febrero de 2022

Lo que puede hacer el Mal

Mc 6, 17-29

 

“Herodes había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.


Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?” “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió ésta.
La joven volvió rápidamente donde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.


El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida, mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y ésta se la dio a su madre.


Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

 

COMENTARIO

 

El episodio bíblico de la muerte de Juan el Bautista es una clara muestra de hasta donde puede llegar la maldad y hasta dónde el ser humano puede ser necio y despreocupado.

 

Juan el Bautista no había hecho más que decirle a Herodes una verdad tan grande como que no podía casarse con la mujer con la que quería casarse. Y es de esperar que tal mujer no quiera muy bien a Juan. Por eso procura su muerte hasta que la consigue. Maldad en estado puro.

 

El Bautista había cumplido con la misión que tenía en encomendada y que no era otra que anunciar al Mesías y difundir y defender la Palabra de Dios. Por eso es asesinado de una manera tan vil.

 

 

JESÚS,  agradece a tu primo Juan haber sido fiel y leal a Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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