Jn 1, 47-51
“47
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: ‘Ahí tenéis a un israelita de
verdad, en quien no hay engaño’. 48 Le dice Natanael: ‘¿De qué me conoces?’ Le
respondió Jesús: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la
higuera, te vi’. 49 Le respondió Natanael: ‘Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú
eres el Rey de Israel’. 50 Jesús le contestó: ‘¿Por haberte dicho que te vi
debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores’. 51 Y le añadió: ‘En
verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir
y bajar sobre el Hijo del hombre’”.
COMENTARIO
No
podemos negar que aquel hombre, Natanael, podía sentirse feliz porque el
Maestro lo hubiera señalado de forma tan especial. Y es que, al parecer, ya lo
conocía antes de que él mismo hubiera hablado con Él.
Natanael
se sorprende. En realidad, no era para menos porque Jesucristo le dice que lo
ha visto en un lugar donde, con toda seguridad, sólo estaba él. Y eso lo ve
como manifestación de ser el Hijo de Dios.
Jesucristo
que, en efecto, es el Hijo de Dios, sabe que eso no es nada. Es decir, que
tanto Natanael como muchos otros han de ver, todavía, cosas extraordinarias que
han de afirmar que, como decía aquel discípulo de Cristo, era Quien era.
JESÚS, ayúdanos a ser como Natanael: creyentes.
Eleuterio
Fernández Guzmán