"Verdaderamente la Eucaristía es ‘mysterium fidei’, misterio que supera nuestro pensamiento y puede ser acogido sólo en la fe".
Esta frase, dicha por el Beato, pronto santo, Juan Pablo II, muestra la vital importancia que tiene, que ha de tener, para los discípulos de Cristo hijos de la Iglesia católica, la Santa Misa, el sacrificio que muestra por bien nuestro.
Pero hay muchas, muchísimas aportaciones, a lo largo de la historia de la cristiandad, que nos hacen partícipes del amor que debemos tener por la Eucaristía pues muchos han sido los creyentes que, entendiendo a la perfección lo que eso significa, nos han legado tan gran don de Dios.
Así, por ejemplo, en el Prefacio de su libro “Cristo, Amor eucarístico”, el P. Stefano María Manelli dice lo siguiente:
"’La devoción a la Eucaristía,’ dijo San Pío X, Papa de la Eucaristía, ‘es lo mas noble, porque tiene a Dios como objeto; es la mas provechoso para la salvación, porque nos da al Autor de la Gracia; es la mas dulce, ya que Nuestro Señor es dulzura en Si mismo.’
La devoción a la Eucaristía, junto con la devoción a Nuestra Madre Santísima, es una devoción del Paraíso, porque es la devoción que los Ángeles y los Santos del Cielo también tienen. ‘Hay una escuela en el Cielo’, solía decir la mística Santa Gemma Galgani, ‘y ahí lo único que se tiene que aprender es cómo amar. La escuela está en el Cenáculo; el Maestro es Jesús; la materia que se enseña es Su Cuerpo y Su Sangre.’”
La Eucaristía es Amor en Sí misma, idéntica a Jesús. Por esa razón, es el Sacramento del Amor, el Sacramento que rebosa con Caridad. Verdaderamente contiene a Jesús, viviente y verdadero... el Dios Quien es "Amor," (Juan 4:8), y Quien nos amó "hasta el final." (Juan 13:1)”
Gran amor, pues, debemos a la Santa Misa pues en ella gozamos con lo que es nuestra salvación eterna.
Al respecto de la Eucaristía, el pasado 5 de febrero, el Santo Padre Francisco abundó acerca de la misma. En su Audiencia de aquel miércoles del segundo mes del año dijo que “El gesto de Jesús realizado en la última cena es el agradecimiento extremo al Padre por su amor y misericordia. Agradecimiento en griego se dice eucaristía, y por eso el sacramento se llama eucaristía. Es el supremo agradecimiento al padre que nos amó tanto al punto de darnos a su Hijo por amor. Por esto el término eucaristía resume este gesto de Dios y del hombre juntos. Gesto de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Por lo tanto la celebración eucarística es algo más que un simple banquete, es el memorial de la pascua de Jesús, el misterio central de la salvación. Memorial no significa solamente un simple recuerdo, pero quiere decir que cada vez que celebramos este sacramento participamos al misterio de la pasión muerte y resurrección de Cristo. La eucaristía constituye el auge de la acción de salvación de Dios.”
Pero es que el emérito Papa Benedicto XVI, en la Audiencia de 26 de junio de 2011 también enseñó acerca de la Santa Misa. Y dijo que “En una cultura cada vez más individualista, como lo es aquella en la que estamos inmersos en las sociedades occidentales, y que tiende a difundirse en todo el mundo, la Eucaristía constituye una especie de ‘antídoto’, que actúa en las mentes y en los corazones de los creyentes y que siembra continuamente en ellos la lógica de la comunión, del servicio, del compartir, en resumen, la lógica del Evangelio”.
Ya vemos… misterio de la fe, memoria de la Pascua de Jesús e instrumento espiritual contra lo malo del mundo y de su mundanidad.
Y eso, que es la Eucaristía, es lo que tantas veces se rechaza por achacarle no comprensión o aburrimiento. Y es que la conciencia del creyente católico es, demasiadas veces, en exceso alicorta.
Eleuterio Fernández Guzmán