29 de mayo de 2021

No responder a quien no se lo merece

Mc 11, 27, 33


"Después de haber expulsado a los vendedores del Templo, Jesús volvió otra vez a Jerusalén. Mientras caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a Él y le dijeron: '¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?'

Jesús les respondió: 'Yo también quiero hacerles una pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de, Juan Bautista, ¿venía del cielo o de los hombres?'

Ellos se hacían este razonamiento: 'Si contestamos: 'Del cielo', Él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en Él?'” ¿Diremos entonces: 'De los hombres'?' Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: 'No sabemos'.

Y Él les respondió: 'Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas'.


COMENTARIO

En realidad, aquello que les pasa a los que quieren coger al Hijo de Dios en un renuncio les viene la mar de bien y, además, lo bien merecido. Y es que siempre hacían las preguntas con trampa con la mala intención de poder acusar a Jesucristo de alejamiento de la ley y de las prácticas religiosas y poder llevárselo por delante que era, en realidad, su verdadera intención: matarlo o que lo matase la autoridad que eso podía hacer.

Sin embargo, parecía que no querían darse cuenta de que nunca lo cogían en un renuncio y que eso debería querer decir, por ejemplo, que era algo más que un simple Maestro de la ley judío y que, en realidad, debía tener alguna ascendencia divina. Y sin embargo, y al parecer por lo que acabó pasando, lo que pasaba era que no querían darse cuenta porque no les interesaba darse cuenta...

JESÚS, gracias por perseverar en la enseñanza de la Verdad.



Eleuterio Fernández Guzmán

28 de mayo de 2021

Y buscaban cómo podían matarle

Mc 11, 11-25


"Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo; y después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce hacia Betania.

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas, porque no era la época de los higos. Dirigiéndose a la higuera, le dijo: 'Que nadie más coma de tus frutos'. Y sus discípulos lo oyeron.

Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y prohibió que transportaran cargas por el Templo. Y les enseñaba: '¿Acaso no está escrito: 'Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones'? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”. Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza.

Al caer la tarde, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz. Pedro, acordándose, dijo a Jesús: 'Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado'. Jesús le respondió: 'Tengan fe en Dios. Porque Yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: 'Retírate de ahí y arrójate al mar', sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá. Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas'”.


COMENTARIO

No podemos negar que, aunque este texto del Evangelio de San Marcos contenga muchas realidades importantes como, por ejemplo, la importancia de la fe y el poder pedir a Dios pidiéndole que nos perdone nuestros pecados, hay algo que es tan terrible que deberíamos ponernos a pensar en lo que eso significa. Y es que hay algunas personas, que se saben poderosas, que creen poder disponer de la vida ajena.

En realidad, que haya algunas personas que, como aquellos que se podían sentir perjudicados por la acción del Hijo de Dios en el Templo expulsando a los que expulsó, crean que tiene la potestad de matar a otra es como para pensar hasta dónde puede llegar la soberbia humana y qué bienes deja de proteger la misma en beneficio suyo.

Aquellos hombres, verdaderamente malvados, quisiéramos que hubiesen sido “recompensado” según sus actos por Dios. Aunque, en realidad, seguro que fue así.



JESÚS, gracias por tener tanta paciencia con tus hermanos.



Eleuterio Fernández Guzmán

27 de mayo de 2021

Eucaristía

Mc 14,12a. 22-25

 

 

“12 El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero Pascual  22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: ‘Tomad, este es mi cuerpo.’ 23 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. 24 Y les dijo: ‘Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. 25 Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.’”

 

 

COMENTARIO

 

No podemos negar que si hay un momento importante en la historia de la salvación es éste. En la Última Cena, el Hijo de Dios lleva a cabo lo que bien podríamos denominar primera Eucaristía pues lo que dice y lo que hace es lo que quería que se hiciese luego, tras su marcha al Cielo.

 

Ciertamente, es más que posible que en aquellos momentos los presentes no entendiesen demasiado aquello que estaba pasando ante sus ojos pero es más que probable que luego, con el paso del tiempo, acabaron dándose cuenta de que todo lo que había dicho y hecho su Maestro se cumplía en sus actos.

 

Y nosotros nos preguntamos que cómo es el vino nuevo en el definitivo Reino de Dios, el Cielo.

 

 

 

 

JESÚS,  gracias por mostrarnos el camino al Cielo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

26 de mayo de 2021

Servir

Mc 10, 33-35.37-45


33 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, 34 y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará.» 35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.»  37 Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» 38 Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» 39 Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; 40 pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.» 41 Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. 42 Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. 43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos,
45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»

COMENTARIO

Seguramente hay cosas que dice Jesucristo que marcan o han de marcar muy profundamente la vida de sus discípulos. Y una de ellas es la que dice en este texto del Evangelio de San Marcos porque tiene que ver con todos o cada uno de los que siguen al Hijo de Dios.

Servir.

Una palabra así, dicha sin más, pareciera poca cosa. Sin embargo, si atendemos a lo, sobre la misma, nos dice Jesucristo, es cierto y verdad que podemos pensar que tiene más importancia que la que le solemos dar. Y es que si el Señor ha venido a servir al mundo y a dar su vida, como dice, en rescate por muchos, ¿qué debemos hacer nosotros con la nuestra?



JESÚS, gracias por ser tan claro con nosotros.


Eleuterio Fernández Guzmán

25 de mayo de 2021

Ser últimos

Mc 10, 28-31



28 Pedro se pudo a decirle: ‘Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido’.

29 Jesús dijo: ‘Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, 30 quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.”


COMENTARIO

Es bien cierto que hay momentos en los que el Hijo de Dios habla de forma que ha de ser bien entendido lo que dice y, además, debe ser tenido en cuenta por aquellos que escuchan lo que dicen. Y hoy es uno de esos momentos.

Pedro sabe que todo lo ha dejado para seguir a Jesucristo. Y así se lo dice, en confianza. Y Jesucristo le dice algo que, a lo mejor, no entendió en un primer momento pero luego, cuando sucedió todo de la Resurrección seguramente acabó de comprender que aquellas palabras iban dirigidas a todos los que, en efecto, quisieron seguir a Cristo.

Lo que dice Jesucristo no es poco: quien lo deja todo por Él todo lo consigue. Y aunque pueda parecer que en este mundo eso no suceder porque el mundo es como es, la verdad es la última promesa, la vida eterna, es más que importante. Y por eso conviene que ahora, en el mundo, seamos los últimos pues luego seremos los primeros y, además, no se nos quitará nada.


JESÚS, gracias por consolar nuestro corazón con la Verdad.



Eleuterio Fernández Guzmán

24 de mayo de 2021

Perder el alma

Lc 9,22-25

 

Jesús dijo a sus discípulos:


“El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.


Después dijo a todos: “El que quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se arruina a sí mismo?”

 

 

COMENTARIO

 

 

La verdad es que escuchar las palabras que el Hijo de Dios dijo aquel día no debió ser fácil para sus discípulos y, menos aún, para sus Apóstoles. Sin embargo, era lo que tenía que pasar y pasó.

 

Sin embargo, además de esto Jesucristo dice algo que es muy importante. Y es que habla de la cruz que cada uno llevamos y que debemos cargar para seguirlo a Él, que también llevará la suya.

 

No vale ganar el mundo si a cambio de eso se pierde el alma. Y es que, como podemos imaginar y siendo el alma la parte de nuestro se que no muerte al morir el cuerpo…no es nada descabellado pensar que no es nada bueno perder el alma para ganar algo del mundo que tan traidor es.

 

 

JESÚS, gracias por decir las cosas como deben ser dichas.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

23 de mayo de 2021

Enviados por Cristo

 

Jn 20, 19-23

 

19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar  donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con vosotros.’ 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21    Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió,  también yo os envío.’ 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’”

 

 

COMENTARIO

 

Hoy es un día muy especial porque celebramos el día de Pentecostés y, siendo cierto y verdad que el texto del Evangelio de hoy no es de tal momento sino del mismo de la Resurrección, no es poco cierto que pasa algo que, en esencia es lo mismo.

 

Que los Apóstoles tuvieran miedo a sus hermanos en la fe no era nada extraño pues si habían hecho lo que habían hecho con el Hijo de Dios es seguro que ellos no recibirían menos “justicia”. Por eso se escondían y allí los visitó Jesucristo.

 

El caso es que lo que hace Cristo es lo mismo que pasará luego en Pentecostés: envía, los envía, a que predique al mundo que la Buena Noticia se ha cumplido y que el Reino de Dios vino y se ha quedado para siempre. Y, además, les otorga la gracia de perdonar o retener pecados.

 

 

 

JESÚS, gracias por enviar al mundo a tus Apóstoles.  

 

Eleuterio Fernández Guzmán