26 de abril de 2024

Ser sal y ser luz

Mt 5, 13-16


"Jesús dijo a sus discípulos:

'Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.'"

COMENTARIO

En realidad, lo que hace el Hijo de Dios en este texto del Evangelio de San Mateo es poner sobre la mesa una verdad muy grande: cómo debemos ser sus hermanos y cómo podemos llegar a ser...

La sal y la luz son un ejemplo más que bueno con el que Jesucristo ilumina la vida de aquellos que quieran llamarse discípulos suyos. Y es que  tienen la justa medida de cómo debemos ser. 

Ser sal y ser luz es lo mismo que decir que no debemos esconder nuestra fe y que, por tanto, debería iluminar la vida de aquellos que están alejados de Dios y de Su Hijo. Y, sin embargo, tantas y tantas veces dejamos de ser sal y luz...

JESÚS,  gracias por marcarnos el camino hacia la vida eterna. 

Eleuterio Fernández Guzmán

23 de abril de 2024

La Verdad, así de sencillo es entenderla

 Jn 10, 22-30


"Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
Los judíos lo rodearon y le preguntaron: '¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente'. Jesús les respondió: 'Ya se los dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y Yo somos una sola cosa'."

COMENTARIO

Bien sabía el Hijo de Dios que no todo el mundo iba a aceptar sus palabras ni, incluso, sus hechos. Y es verdad que cualquiera que no estuviera un poco despistado se daba cuenta de eso.

A lo mejor aquellas personas querían signos de parte de Jesucristo. Sin embargo, deberían haberse dado cuenta de que había hablado en muchas ocasiones y llevado a cabo acciones extraordinarias que deberían haberles abiertos los ojos pero...

De todas formas, Cristo lo tenía muy claro y a eso se remitía: Él daba la vida eterna pero, para eso, había que aceptarlo como Mesías y no todos lo hacían...

JESÚS,  gracias por ser franco en todas tus palabras y acciones: ni una mentira ni un paso atrás. 

Eleuterio Fernández Guzmán

20 de abril de 2024

Quien tiene palabras de vida eterna

Jn 6, 60-69


"Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: '¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo'”

Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: '¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?

El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”.

En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.

Y agregó: 'Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede'.

Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de Él y dejaron de acompañarlo.

Jesús preguntó entonces a los Doce: '¿También ustedes quieren irse?'

Simón Pedro le respondió: 'Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios."

COMENTARIO 

Tampoco debe extrañarnos mucho que, en tiempos de la primera venida del Hijo de Dios, hubieran muchas personas que no estuviera de acuerdo con su predicación porque les parecía extraña y muchas veces alejada de lo que ellos pensaban y creían.

Jesucristo lo dice con toda claridad: es importante el Espíritu pero la carne no sirve para mucho. En verdad, eso lo sabían hasta aquellos que escuchaban estas palabras porque, en efecto, la carne de nada servía tras la muerte. 

Por otro lado, los Apóstoles lo tenían muy claro. Y es que habían comprendido, al menos eso sí lo habían comprendido, que las palabras de su Maestro no eran unas palabras cualesquiera sino que tenían vida eterna. ¿Adónde iban a ir que mejor fuera?

JESÚS, gracias por tus palabras de Vida Eterna. 

Eleuterio Fernández Guzmán

18 de abril de 2024

El Verdadero Pan

Jn 6, 44-51


"Jesús dijo a la gente: 'nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza viene a mí.

Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida.

Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.

Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo.'"

COMENTARIO 

No es la primera vez que el Hijo de Dios habla de sí mismo poniéndose en lugar del Pan, así con mayúscula. Y es que es seguro que quería recalcar que teniéndolo a Él como alimento la salvación iba por buen camino.

En realidad, es cierto que nadie ha visto a Dios salvo Su Hijo. Pero no quiere decir que no se llegue a gozar de la vida eterna sino que hay que creer en Jesucristo, en que es el Enviado de Dios y el Mesías y El Salvador. 

Cristo se da en cada Eucaristía. Y es ahí donde debemos tomar conciencia de lo que ha supuesto para la humanidad creyente que se entregara a la muerte en la Cruz. 

JESÚS, gracias por entregarte de una forma tan total. 

Eleuterio Fernández Guzmán

17 de abril de 2024

Creer en Cristo es lo que nos conviene

Jn 6, 35-40


"Jesús dijo a la gente:

¡Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí Yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquél que me envió. La voluntad del que me ha enviado es que Yo no pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día.'"

COMENTARIO 

Resulta difícil encontrar un texto bíblico que contenga tanta vida espiritual como éste. Y es que el Hijo de Dios lo dice, exactamente, todo: lo que nos conviene saber y lo que debemos seguir. 

Todo aquí es importante y crucial: que Cristo es el Pan Vivo bajado del Cielo; que comer de Él supone no pasar hambre jamás y tampoco sed si creemos en Él...

La salvación eterna, ser resucitados en el último día. Tal es la misión que encomienda Dios a Su Único Hijo engendrado y no creado. Y, aunque podamos no creerlo, está en nuestras manos y corazón conseguir eso, la salvación eterna. Está en nosotros. 

JESÚS, gracias por garantizarnos la vida eterna y resucitar en el último día si creemos en Ti...

Eleuterio Fernández Guzmán

16 de abril de 2024

No se puede decir más claro

Jn 6, 30-35


"La gente preguntó a Jesús:

'¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Les dio de comer el pan bajado del cielo’.

Jesús respondió:

'Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”.

Ellos le dijeron: 'Señor, danos siempre de ese pan'
.
Jesús les respondió: 'Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed'."

COMENTARIO 

Es conocido que en la primera venida del Hijo de Dios al mundo había quien quería señales que mostrasen o, mejor, que demostrasen, lo que se decía con palabras. Y en este caso no iba a ser menos. 

Le pide a Jesucristo acerca de las obras que hace porque ellos saben que sus antepasados fueron agraciados con el pan de Cielo. Sin embargo, aún no comprendían que había sido Dios quien se lo había proporcionado...

Ellos quieren del pan que quita el hambre para siempre. Y el Hijo de Dios se lo dice con meridiana claridad: es Él el Pan bajado del Cielo y se debe acudir a Él para no volver a pasar hambre. Y es seguro que aquello era un anticipo de la Eucaristía...


JESÚS, gracias por haber anticipado con tus palabras la necesidad de "comer tu cuerpo"...

Eleuterio Fernández Guzmán

14 de abril de 2024

Todo se cumplió a la perfección

Lc 24, 35-48


“35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.36  Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con vosotros.’ 37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. 38 Pero él les dijo: ‘¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? 39  Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.’ 40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. 41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: ‘¿Tenéis aquí algo de  comer?’ 42  Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. 43 Lo tomó y comió delante de ellos. 44  Después les dijo: ‘Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí."‘ 45  Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, 46  y les dijo: ‘Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día 47  se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.48  Vosotros sois testigos de estas cosas”. 

COMENTARIO 

Es seguro que los Apóstoles tenían miedo pues conocían las costumbres de los suyos y si habían matado a su Maestro... ¿Qué no podían hacer con ellos?

De todas formas, aún se asustan más cuando aparece el Hijo de Dios entre ellos. Y es que si lo habían visto morir (los que allí estuvieron, claro, que sólo fue Juan) que ahora estuviera entre ellos era manifestación de que se estaba cumpliendo lo que les había dicho más de una vez. 

En efecto, Jesucristo pone sobre la mesas toda las cartas: se debía cumplir lo que estaba escrito acerca de su muerte. Pero, además, era necesario que se predicara acerca de eso...

JESÚS, gracias por explicar la realidad de la Verdad a tus Apóstoles.

Eleuterio Fernández Guzmán

13 de abril de 2024

No tengamos miedo a Cristo

 Jn 6, 16-21


"Al atardecer de ese mismo día, en que Jesús había multiplicado los panes, los discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaúm, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.
Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. Él les dijo: “Soy Yo, no teman”.
Ellos quisieron subirlo a la barca, pero ésta tocó tierra enseguida en el lugar adonde iban."

COMENTARIO

Es síntoma de no haber comprendido del todo que aquel Maestro que les estaba enseñando era el mismo Dios hecho hombre no entender lo que entonces estaba pasando.

Que Cristo ante sobre las aguas, ahora mismo que comprendemos Quién era, no nos extraña nada de nada. Sin embargo, ya podemos imaginar que los Apóstoles tuvieran miedo porque ¿Quién no lo tendría de no saber...?

El Hijo de Dios les dice que no tenga miedo porque sabe muy bien que lo tienen pero confía en que ellos van a entender, aunque sea con el tiempo, su naturaleza más que divina...


JESÚS,  gracias por tranquilizar el alma de tus Apóstoles.

Eleuterio Fernández Guzmán

12 de abril de 2024

Multiplicando la Misericordia

Jn 6, 1-15


"Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: '¿Dónde compraremos pan para darles de comer?' Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.

Felipe le respondió: 'Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan'.
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: 'Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿Qué es esto para tanta gente?'

Jesús le respondió: 'Háganlos sentar'.

Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: 'Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: 'Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo'.

Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.'"

COMENTARIO

El episodio de la multiplicación de los panes y los peces hace decir a algunos que no se trataba de un milagro sino de un simple ejemplo "solidario" que hizo que todos los presentes repartieran de lo que llevaban. Sin embargo, bien sabemos que eso no fue así sino que el Hijo de Dios multiplicó unos panes y unos peces porque sabía que era necesario hacerlo y, sobre todo, porque podía hacerlo. 

De lo que multiplicó aún sobró. Y sobró porque el Amor de Dios por sus criaturas es infinito y, además, no quiere que sobre nada...


JESÚS, gracias por ser bueno y misericordioso. 

Eleuterio Fernández Guzmán

11 de abril de 2024

De la Tierra y el Cielo

Jn 3, 31-36

"El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra.

El que vino del cielo está por encima de todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.

El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.

El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él."

COMENTARIO

Las últimas palabras dichas aquí por el Hijo de Dios resumen muy bien las que ha pronunciado antes. Y es que son el resultado de ser, por nuestra parte, una cosa o la otra. 

Sólo Jesucristo conoce al Padre de una forma, digamos, directa. Y sólo Él es capaz de transmitirnos lo que ha escuchado del Todopoderoso. Nadie más. 

¿Quién se salvará? Pues se salvará quien crea que Cristo es el Enviado de Dios y lo crea de verdad porque sólo así demostrará que cree en Dios. Y nada más. 


JESÚS,  gracias por poner sobre la mesa la Verdad de una forma tan clara. 

Eleuterio Fernández Guzmán

10 de abril de 2024

Tener Vida eterna

Jn 3, 16-21


"Dijo Jesús:

'Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.'"

COMENTARIO

Lo que nos dice este texto del Evangelio de San Juan es que tenemos dos posibilidades de actuar en nuestra vida. Y, es más que según tomemos una u otra el resultado de nuestra vida tras la muerte será uno y otro.

Ante Dios podemos optar por creer que envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salvase. Entonces, aceptaremos lo que eso supone y creeremos en Él. Entonces estaremos salvados y alcanzaremos la Vida llamada eterna porque es para siempre, siempre, siempre. 

Ante Dios podemos optar por no creer que envió a su Hijo al mundo. Entonces ya estamos condenados. Así se sencillo y de simple.


JESÚS,  gracias por exponer las cosas como son. 

Eleuterio Fernández Guzmán

7 de abril de 2024

Debemos ser creyentes

Jn 20, 19-31


 
“19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar  donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con vosotros.’ 20   Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21    Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió,  también yo os envío.’  22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. 23    A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados;   a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’   24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor.’ 25 Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.’ 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros.’ 27   Luego dice a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.’ 28 Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío.’ 29 Dícele Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.’ 30  Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.”

COMENTARIO 

Este texto del Evangelio de San Juan es, claro está, más que conocido. Nos muestra una situación que, para los Apóstoles tuvo que ser verdaderamente sorprendente porque aún no acababan de comprender todo lo que les había pasado con su Maestro. Murió y ya...

Cuando Jesucristo, resucitado en cuerpo y alma, se presenta ante los Apóstoles, podemos imaginar que ellos no las tenían todas consigo. Dio pruebas, de todas formas, de que era Él. Y les dio, sobre todo, a Tomás que, al parecer, era algo incrédulo...

El caso es que la definición de "fe" que hace Cristo es la que siempre debemos tener en cuenta: creer sin ver. Pues eso...


JESÚS,  gracias por explicar las cosas con tan pocas palabras. 

Eleuterio Fernández Guzmán

6 de abril de 2024

Los envió a predicar

Mc 16, 9-15


"Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquélla de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
Enseguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: 'Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación'."

COMENTARIO 

Lo que nos dice el evangelista Marcos en este texto de su obra escrita es algo que ya conocemos porque hace muchos siglos que pasó. Sin embargo, nos sigue sorprendiendo la incredulidad de aquellos que habían vivido muy cerca del Hijo de Dios y que, sobre todo, le habían escuchado que lo que había pasado e iba a pasar... ¡iba a pasar!

De todas formas, no podemos negar que Jesucristo, una vez resucitado, sabe a la perfección lo que debe hacer: presentarse ante sus Apóstoles y enviarlos al mundo a predicar acerca de la Buena Noticia y de que todo aquello que dijo se acababa de cumplir.

No dudamos lo más mínimo de que los Apóstoles, a partir de aquel mismo momento, perdieron todo el miedo que tenían porque vieron... y creyeron.


JESÚS,  gracias por no abandonar a los que luego iban a transmitir la Buena Noticia. 

Eleuterio Fernández Guzmán

5 de abril de 2024

Y reconocieron al Señor

Jn 21, 1-14


"Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades.

Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: 'Voy a pescar'. Ellos le respondieron: 'Vamos también nosotros'. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.

Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era Él. Jesús les dijo: 'Muchachos, ¿tienen algo para comer?'

Ellos respondieron: 'No'.

Él les dijo: 'Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán'. Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: '¡Es el Señor!'

Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: 'Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar'. Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: 'Vengan a comer'.

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién eres?', porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.'"

COMENTARIO

Aquellos hombres que habían visto como su Señor, Mesías y Salvador había sido ajusticiado de forma ilegítima y en contra de toda razón humana vuelven a su labor habitual. Y es que eran pescadores y, al parecer, aún no acababan de comprender lo que había pasado y lo que estaba pasando. 

Jesucristo los conmina a echar las redes por determinada parte. Ellos, hasta entonces, no habían pescado nada pero confiando en su Maestro, las echan y pesca un número de peces simbólico: 153 que eran las especies entonces conocidas. 

Ellos reconocen al Señor y confían en Él. Y el resultado fue el que fue. 

JESÚS, gracias por ser persevante en el Amor.

Eleuterio Fernández Guzmán

3 de abril de 2024

Cuando todo fue comprendido

Lc 24, 13-35


"Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: '¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?' Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: '¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?' Él les dijo: '¿Qué cosas?' Ellos le dijeron: 'Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: '¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?' Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: 'Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado'. Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: '¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?' Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: '¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!' Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan'"

COMENTARIO 

Ya podemos imaginar el estado en el que se encontraban aquellos dos discípulos del Hijo de Dios que volvían a su casa en Emaús. Al parecer, todo les había salido mal: habían matado a su Maestro y lo que creían podía ser un gran futuro para Israel había muerto...

Jesucristo les abre las mentes cuando les dice todo aquello de las Sagradas Escrituras. Y, sin embargo, lo más importante es que les abre el corazón cuando parte el pan como ellos, seguramente, habían visto muchas veces hacerlo a su Maestro...

Ellos, claro, no puede dejar de hacer lo que hacen: van corriendo a decir que han visto al Maestro. Ellos, que tan torpes habían estado en la comprensión de todo lo que hasta entonces había pasado, ellos, entonces todo lo comprendieron. 


JESÚS,  gracias por abrir la mente y el corazón de aquellos y por hacer eso también con nosotros. 

Eleuterio Fernández Guzmán

1 de abril de 2024

Es que el Mal nunca descansa frente al Bien

 

Mt 28, 8-15

 

“8 Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. 9 En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: ‘¡Dios os guarde!’ Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. 10 Entonces les dice Jesús: ‘No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.’ 11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. 12 Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, 13 advirtiéndoles: ‘Decid: “Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos.” 14 Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones.’ 15 Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.”

 

COMENTARIO

 

Cuando las mujeres que habían ido al sepulcro a terminar con la labor de embalsamación del Maestro se dan cuenta de que ha resucitado no tardan en ir a dar la noticia a los que estaban escondidos por miedo a los judíos. Pero Jesús les sale al encuentro.

 

El Maestro quiere que sean sus mensajeras. Las envía, por tanto, a decir a sus hermanos que los espera en su tierra, en Galilea. Pero había quien, a la misma hora, no podía consentir que se creyera que, en efecto, había resucitado quien dijo que iba a resucitar.

 

Hubo quien quiso hacer más trampa. Al parecer, no habían tenido suficiente con haber preparado a su gusto y gozo la muerte del Hijo de Dios sino que no querían que supiese que había resucitado como ellos sabían que había resucitado. Y siguieron insistiendo en el Mal.

 

 

JESÚS, perdona a los que tanto daño te hicieron y a los que hoy día te lo hacemos.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

31 de marzo de 2024

¡Resucitó!

 

Jn 20, 1-9

 

“1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. 2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.’

3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. 6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, 7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.”

 

COMENTARIO

 

Seguramente, María de Magdala fue al sepulcro donde habían puesto a Jesús para acabar de embalsamarlo porque, con las prisas del viernes, no habían podido hacerlo bien. Y fue, pues, por amor a su Maestro. Y dio la noticia: no estaba el cuerpo del Señor.

 

Cuando los Apóstoles se enteraron de lo que podía haber pasado seguro que no acabaron de creer en María. Pero Pedro y Juan, muy alarmados, van corriendo al sepulcro. Casi podemos verlos por las calles de Jerusalén rumbo al mismo.

 

Cuando Juan entró, dice el texto, dice el mismo, que vio y creyó. Y no es antes no creyera en lo que les había dicho Jesús sino que ahora acababa de juntar las piezas de aquel puzle tan difícil de juntar como era la Palabra de Dios en la boca de Cristo.

 

 

JESÚS,  gracias por haber vuelto a la vida.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

29 de marzo de 2024

Viernes Santo






Recordamos, como tantas otras veces, la muerte del Hijo de Dios. Sabemos que murió voluntariamente y que tenía que cumplir una misión que, con su muerte, se perfeccionaba. 

Gracias Jesucristo por aceptar una muerte así, 

Gracias Jesucristo por querer salvar a tus hermanos, 

Gracias Jesucristo por someterte a la Voluntad de tu Padre del Cielo,

Gracias Jesucristo, hermano, por ser hermano hasta la últimas consecuencias, 

Gracias Jesucristo por derramar tu santísima sangre, 

Gracias Jesucristo por ayudarnos a comprender tu entrega.

Nosotros, que tan pecadores somos, sólo podemos agradecer al Hijo de Dios que fuera, exactamente, Hijo.    

28 de marzo de 2024

Servir como Cristo sirvió

Jn 13, 1-15


"Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: '¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?'. Jesús le respondió: 'No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás'. 'No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!'. Jesús le respondió: 'Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte'. 'Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!'. Jesús le dijo: 'El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos'. Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: 'No todos ustedes están limpios'. Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: '¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes'."

COMENTARIO

No podemos negar que la Última Cena supuso todo para lo que tendría que venir al respecto de los discípulos del Hijo de Dios y, sobre todo, de la misma humanidad que aceptara a Jesucristo como Quien era: Dios hecho hombre. 

El ejemplo que da Jesucristo en aquel momento: lava los pies a los presentes. Y debemos tener en cuenta que tal labor no era propia, precisamente, de un Maestro. Sin embargo, lo quiso hacer para dar ejemplo y por eso dice, precisamente, que ellos deben hacer lo mismo que Él acababa de hacer. 

Jesucristo sabía muy bien quien lo iba a entregar. Lo sabía y allí mismo lo dijo. ¡Ay de aquel que eso hizo! pues ya estaba juzgado. 


JESÚS,  gracias por ser tan franco con sus discípulos. 

27 de marzo de 2024

Entregar su vida y hacerlo por nosotros

Mt 26, 14-25


"Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: '¿Cuánto me darán si se lo entrego?' Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: '¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?'

Él respondió: 'Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos'
.
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: 'Les aseguro que uno de ustedes me entregará'.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: '¿Seré yo, Señor?'

Él respondió: 'El que acaba de servirse de la misma fuente que Yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!'

Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: '¿Seré yo, Maestro?' 'Tú lo has dicho', le respondió Jesús.'"

COMENTARIO 

Es cierto y verdad que alguna tenía que ser la última cena que tuviera el Hijo de Dios con sus discípulos más allegados. Y por eso la llamamos así, con mayúscula, Última Cena porque fue un momento crucial en la historia de la salvación. 

Los discípulos que Jesucristo envía para preparar la sala, llamada Cenáculo, hacen lo convenido y todo está preparado cuando Cristo llega acompañado, suponemos, con otras personas. 

En la Cena hay un momento que, si bien lo pensamos, es verdaderamente terrible: anuncia el Mesías que alguien de los de allí lo va a entregar. Y aunque sepamos muy bien quién sería no por eso deja de ser terrible lo que entonces pasó.

JESÚS, gracias por entregar tu vida por nosotros. 

Eleuterio Fernández Guzmán

26 de marzo de 2024

Todo se iba preparando...

Jn 13, 21-33.36-38


"Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:

'Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.

Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: 'Pregúntale a quién se refiere'. Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: 'Señor, ¿Quién es?'

Jesús le respondió: 'Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato'.

Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: 'Realiza pronto lo que tienes que hacer'.

Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: 'Compra lo que hace falta para la fiesta', o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.

Después que Judas salió, Jesús dijo:

'Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.

Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero Yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde Yo voy, ustedes no pueden venir'.

Simón Pedro le dijo: 'Señor, ¿a dónde vas?'

Jesús le respondió: 'Adonde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás'.

Pedro le preguntó: '¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.'

Jesús le respondió: '¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces'."

COMENTARIO

No podemos negar que el Evangelio de hoy nos muestra hasta dónde se iba a cumplir todo lo que el Hijo de Dios había dicho a los discípulos más allegados y que nada de lo que había dicho era falso pues sabía muy bien lo que iba a pasar. 

Uno lo iba a entregar. En realidad, ya todos sabemos quién es la persona que por unas monedas, a cambio del mundo y su mundanidad, iba a entregar al Hijo de Dios. 

Y luego Pedro, el valiente y arrojado Pedro. Dice que va entregar su vida por Cristo. Y sí, la entregará cuando llegue su momento pero en lo inmediato iba a prevalecer el miedo, como bien sabemos...

JESÚS, gracias por tener tanta paciencia con los tuyos. 

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de marzo de 2024

Es que murió por nosotros

 Mc 15, 1-39

 

"1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntaba: '¿Eres tú el Rey de los judíos?' El le respondió: 'Sí, tú lo dices.' 3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. 4 Pilato volvió a preguntarle: '¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.' 5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.
 
6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. 7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. 8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. 9 Pilato les contestó: '¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?' 10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.) 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. 12 Pero Pilato les decía otra vez: 'Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?' 13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!» 14 Pilato les decía: 'Pero ¿qué mal ha hecho?' Pero ellos gritaron con más fuerza: 'Crucifícale!'

15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado. 16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte. 17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. 18 Y se pusieron a saludarle: '¡Salve, Rey de los judíos!' 19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle. 21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. 22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario. 23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó. 24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.

25 Era la hora tercia cuando le crucificaron. 26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: 'El Rey de los judíos.'

27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. 29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: '¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, 30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!' 31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: 'A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. 32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.' También le  injuriaban los que con él estaban crucificados. 33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. 34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: 'Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?', - que quiere decir - '¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?' 35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.» 36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: 'Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.' 37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.

38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.  39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: 'Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.'

COMENTARIO 

En realidad, está todo dicho. Se entregó por nosotros, por nuestra salvación.

Gracias, Cristo, por cumplir siempre con lo establecido por tu Padre del Cielo. 

Gracias, Hijo de Dios, por ser Hijo hasta las últimas consecuencias.

Gracias, Jesucristo, por querer tanto a tus hermanos los hombres hasta dar la vida por muchos. 

Gracias, Hijo de Dios, por ser siempre fiel. 

Gracias, hermano, por serlo hasta el fin. 


Eleuterio Fernández Guzmán

23 de marzo de 2024

Y querían matarlo

Jn 11, 45-57


"Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: '¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación'.

Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: 'Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?'

No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso Él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.

Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: '¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?' Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde Él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo."

COMENTARIO

Al parecer, había muchos en el tiempo de la primera venida del Hijo de Dios al mundo que no acababan de comprender nada de nada que sí, que era el Mesías. Aunque es posible que lo entendieran perfectamente y por eso mismo quisieran matarlo. Y es que ya son varias las ocasiones en las que podemos leer que quieren buscarlo para detenerlo y, sencillamente, matarlo. 

Resucitar a Lázaro no es algo que cualquiera pudiera hacer si es que no tenía el poder de Dios o, por eso mismo, sino era Dios mismo hecho hombre que era, precisamente, el caso. Y eso acabó de colmar el vaso de la escasa paciencia de aquellos que veían peligrar su forma de vida y que no eran, precisamente, los pobres...

Los poderosos del lugar habían dado la orden de detener al Hijo de Dios. Y ya sabemos cómo acabó todo porque, en realidad, ya estaba escrito...

JESÚS, gracias por cumplir con tu misión hasta las últimas consecuencias.

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de marzo de 2024

Algunos no podían soportar la verdad, la Verdad

Jn 8, 51-59


"Jesús dijo a los judíos:

'Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás'.

Los judíos le dijeron: 'Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?'
Jesús respondió:

'Si Yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: 'Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?'

Jesús respondió:

'Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy'.

Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo'"

COMENTARIO 

Esta vez, la que nos muestra el Evangelio de San Juan, no es la primera ni la segunda vez que algunos quieren acechar al Hijo de Dios para cogerlo en lo que ellos pueden considerar un renuncio. 

Jesucristo llama a muchos de los presentes mentirosos y eso no debía sentar nada bien a los que, a lo mejor eran considerados como sabios. Y lo que a continuación se dice es muestra de lo que pasa por sus corazones. 

Y lo que faltaba era que dijera Cristo lo de "Yo Soy" que es lo mismo que decir que Él era Dios. Y algunos cogieron piedras para apedrearlo porque, de verdad, a lo mejor, a lo mejor, no sabían lo que hacían.


JESÚS,  gracias por ser tan fiel a tu misión. 

Eleuterio Fernández Guzmán

19 de marzo de 2024

El silencioso y fiel José

Mt 1, 26.18-21. 24 a

 

“16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.

 

18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María,

estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ 24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.”

 

 

 

COMENTARIO

 

Es bien cierto que de San José no se dice mucho en los Santos Evangelios. Es, así, ejemplo de silencio pero, también, de fidelidad porque su actuación en la historia de la salvación fue eso: silenciosa, respetuosa con la voluntad de Dios y fiel.

 

José tenía dudas. Eso, humanamente y en un primer momento, no puede reprochársele. Y es que, hasta que el Ángel del Señor no le dice lo que ha pasado, tanto amaba a María que no quería repudiarla en público. Y Dios, como sabemos, conoce el secreto de todos los corazones.

 

Lo que hace José cuando se despierta y se da cuenta de que se le ha dicho lo que debe hacer no duda lo más mínimo en llevarlo a cabo. Y es que aquel hombre justo sólo tenía en su corazón cumplir lo que Dios quería. Y lo hizo a conciencia y de buen corazón.

 

 

JESÚS, agradece a tu padre del mundo lo que hizo por ti y por nosotros.

 

Eleuterio Fernández Guzmán