17 de julio de 2021

Poner la esperanza en Cristo

 

Mt 12,14-21

En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle. Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: ‘He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza’”.

COMENTARIO

 

Todo lo que estaba escrito se iba a cumplir, se estaba cumpliendo. Todo lo que Dios quería para su pueblo se iba llevando a cabo poco a poco, a su tiempo. Por eso a Jesús le debió preocupar que muchos, que sabían lo que tenía que pasar, se opusiesen a la voluntad de Dios.

Jesús, en cuanto hombre, era siervo, el Siervo de Dios. Y todo lo que había estado previsto para su vida en la tierra se estaba cumpliendo paso a paso. Y, es más, en nada se opuso el Hijo a la voluntad del Padre.

¿Qué debía hacer Cristo? Pues todo lo dice bien dicho el evangelista: no iba a terminar con la fe vacilante de quien la tuviese ni a procurar que no la tuviese suficiente se viniese abajo. Al contario era la verdad: iba a sembrar esperanza en el pueblo escogido por Dios.

 

JESÚS,  ayúdanos a no vacilar en nuestra fe.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

16 de julio de 2021

Hermanos en Cristo

Mt 12, 46-50

 

“Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: ‘¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.’ Pero él respondió al que se lo decía: ‘¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?’ Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ‘Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.’”

 

COMENTARIO

 

Con Jesús había mucha gente. Nos dice este texto del evangelio de san Mateo que había allí una muchedumbre. Y cómo sería la cosa para que la Virgen María ni siquiera pudiera acercarse a su hijo amado para hablar con Él.

 

Muchos de los que escuchan a Jesús tienen, de su fe, una concepción en exceso equivocada. Por eso, cuando allí se presentan María con otros miembros de su familia, no se dan cuenta de que Jesús tiene un concepto muy distinto de las cosas que pasan en su vida.

 

Para Jesús hay algo que es muy importante. Y no es que quiera hacer de menos a su Madre y a sus parientes sino que sabe que quien actúa según la voluntad de Dios transmitirá su Palabra con gozo y, lo que es más importante, la pondrá en práctica.

 

 

JESÚS, ayúdanos a ser verdaderos hermanos tuyos.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

15 de julio de 2021

El yugo de Cristo

Mt 11,28-30

 

En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.

 

COMENTARIO

En muy pocas palabras, el Hijo de Dios pone sobre la mesa lo más importante de su predicación y de su enseñanza. No tiene nada que ver con altas ideas teológicas o que pocos pudieran conocer y entender. No. Se trata de algo muy sencillo pero, es cierto no siempre seguido.

Cristo había venido al mundo a salvar a lo que necesitaba salvarse y a consolar a los desconsolados. Por eso nos habla de que en Él podemos encontrar descanso porque su corazón es el tierno corazón de Dios.

Hay, sin embargo, una carga: el yugo de Cristo. Lo debemos llevar como nos dice el Emmanuel. Sin embargo, no se trata de algo tan pesado que nos haga imposible caminar. No. Al contrario es la verdad: es, en cosa pesada, muy ligera y, además, suave. ¿Se puede pedir más?

 

JESÚS, ayúdanos a llevar tu yugo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

14 de julio de 2021

Una buena elección


 

Conocer a Dios a través de Jesucristo

 

Mt 11, 25-27

 

“25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. 26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. 27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.’”

 

COMENTARIO

 

Muchos, en tiempos de Jesucristo, se creían sabios porque dominaban los textos sagrados. Eran los considerados inteligentes y a ellos se dirigían los que querían conocer lo que no tenían en su corazón.

Dios, sin embargo, y según dice su Hijo, no querían que esos, los que se consideraban sabios, conociesen la verdad porque podían tergiversarla. Por eso revela lo que es importante a los más sencillos en la fe y Jesús lo sabe. Y lo dice.

Es más, hay algo importante que no debería ser olvidado: Jesucristo, el Hijo, conoce y reconoce que sólo Él ha visto al Padre. Y es que aún no se ha abierto el Cielo y, lógicamente, sólo el Hijo, en efecto, ha visto al Padre desde el que ha sido enviado al mundo.

 

JESÚS, gracias por revelarnos cosas tan importantes.

 

Eleuterio Fernández Guzmán


13 de julio de 2021

Aceptar lo bueno que Dios tiene para nosotros

Mt 11,20-24

En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: ‘¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti’”.

 

COMENTARIO

 

A alguien le puede parecer algo raro que el Hijo de Dios se ponga a maldecir a dos ciudades. Sin embargo, lo hacía porque sabía lo que habían perdido por no aceptar su Palabra.

 

Jesús había hecho muchos milagros en muchas ciudades y había favorecido a muchas personas que necesitaban ser favorecidas. Pero, a pesar de eso, muchos no se habían convencido de que era el Mesías.

 

Lo dice con toda claridad el Hijo de Dios. Y queremos decir que lo expresa de una forma que se entiende perfectamente: hay que tener en cuenta que lo que hacemos en este mundo tendrá consecuencias en el otro.

 

 

JESÚS,  ayúdanos a aceptar lo que has venido a hacer al mundo.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

12 de julio de 2021

Cumplir con lo que debemos cumplir

Mt 10, 34-11,1

 

“34 ‘No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. 35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; 36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. 37 ‘El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. 38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. 39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. 40 ‘Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. 41 ‘Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. 42 ‘Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa’.

 

Cap.11

 

1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.”

 

 

COMENTARIO

 

Verdaderamente, las palabras del Hijo de Dios no son, digamos, sencillas de llevar a la mente y al corazón. Al parecer había venido a traer algo de problemas al mundo. Lo que pasa es que el mundo no andaba, en su tiempo y ahora mismo, de la forma a cómo quería Dios que anduviera.

 

El caso es que Jesucristo tiene un claro mensaje que transmitir al mundo: perder la vida por Él supone encontrar la vida eterna. Y eso supone mucho más porque tiene relación con la existencia de sus discípulos que han de ser recibidos lo mismo que lo sería el Hijo de Dios.

 

Y hay más. Jesucristo había venido al mundo a predicar y eso es lo que hace. Por eso, cuando dice a sus Apóstoles lo que tiene que decirles para que ellos transmitan la Buena Noticia hace lo propio y se marcha a predicar. Eso era lo mandado por Dios y eso hace.

 

 

 

 

JESÚS,  gracias por cumplir con tu misión de forma tan perfecta.

 

Eleuterio Fernández Guzmán