6 de julio de 2019

Lo nuevo y lo viejo


Mt 9,14-17

En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: ‘¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?’. Jesús les dijo: ‘¿Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan’”.

COMENTARIO

Lo que responde Jesucristo a los que le preguntan tiene todo que ver, nada más y nada menos, que con la doctrina santa que había venido a traer al mundo. Y es que tanto el ayuno como lo que luego dice de lo nuevo y lo viejo tiene sustancia espiritual importante.

Sobre lo primero, el ayuno, es bien cierto que había tal costumbre espiritual en el seno del pueblo judío. Sin embargo, ellos no entendían, porque no querían ni parece que les conviniese, que era él el Hijo de Dios.

Es bien cierto lo que el Hijo de Dios dice de lo nuevo y de lo viejo. Y es que ellos debían abandonar las viejas ideas que tan buenas creían porque había venido, él, a traer la verdadera voluntad de Dios. No era posible, por tanto, querer mantener unas y otras porque sólo servían y valían las suyas.


JESÚS, ayúdanos a aceptar su santa Palabra.


Eleuterio Fernández Guzmán

5 de julio de 2019

Seguir al Médico del alma



Mt 9, 9-13

“9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: ‘Sígueme’. Él se levantó y le siguió. 10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ‘¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?’ 12 Mas él, al oírlo, dijo: ‘No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. 13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores’”.


COMENTARIO

El Hijo de Dios escoge a los que iban a ser sus Apóstoles de acuerdo con la voluntad de su Padre. Es bien cierto que la elección de aquellos hombres puede sorprender porque no eran de los considerados sabios ni superiores espirituales.

Mateo era recaudador de impuestos. Era considerado un pecador pero Jesucristo lo escoge porque, como diría en otra ocasión, había venido a salvar a los que necesitaban salvación.

Había quien, sin embargo, no quería al Hijo de Dios y lo acusaban de atraer a los pecadores. Pero Jesucristo lo tenía más que claro: la misericordia era más importante que lo que pudiera hacer su actuar. 


JESÚS,  gracias por llamar a los que necesitaban salvación.


Eleuterio Fernández Guzmán

4 de julio de 2019

Incredulidad

Mt 9, 1-8

“24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor’. 25 Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré’. 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros’. 27 Luego dice a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente’. 28 Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío’. 29 Dícele Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído’”.


COMENTARIO

Podemos imaginar lo que pensarían aquellos discípulos de Jesucristo cuando se apareció ante ellos y les demostró que no era un fantasma sino que era como ellos… pero mejor. Por eso es fácil creer que tuvieran ganas de contárselo a Tomás, que estaba ausente entonces.

Tomás, al parecer, no creía mucho aquello de que su Maestro, al que había visto muerto o, al menos, sabía que había muerto. Por eso se muestra incrédulo y sólo con fuertes pruebas daría su brazo a torcer.

Cristo sabe que su amigo Tomás necesitas confirmación de su fe. Y le dice aquello de os dedos y sus manos… Y Tomás se da cuenta, de golpe, de todos sus errores y se muestra cómo, en realidad, es la cosa: Jesucristo es su Señor y es su Dios.


JESÚS,  gracias por mostrarnos qué es la fe.


Eleuterio Fernández Guzmán

3 de julio de 2019

No podemos ser incrédulos respecto a Jesucristo


Jn 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor’. Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré’. 

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros’. Luego dice a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente. Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío’. ícele Jesús: ‘«Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

COMENTARIO

La incredulidad de Tomás

Aquel hombre, Tomás, no había estado presente la primera vez que su Maestro se presentó entre ellos tras su resurrección. No nos extraña, sabiendo, como sabemos, que no habían entendido mucho de lo que les había explicado, que no tuviese claro la resurrección de Jesucristo.

La insistencia de Jesucristo

El Mesías no dejó de enseñar. Es decir, cuando resucitó se quedó entre sus Apóstoles. Por eso volvió al domingo siguiente para que, sobre todo, quedaba bien fijado, para siempre, el sentido de la palabra “fe”.

Creer sin ver

Lo de arriba lo decimos porque, ante la declaración de Tomás acerca de Quién era aquel que allí estaba, Jesucristo define a la perfección lo que es la palabra fe: creer sin haber visto o, por decirlo de otra forma, confiar plenamente.

JESÚS,  ayúdanos a tener fe y a tenerla de verdad.


Eleuterio Fernández Guzmán

Tenemos, a veces, poca fe

Mt 8, 23-27


“23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. 24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. 25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: ‘¡Señor, sálvanos, que perecemos!’ 26 Díceles: ‘¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?’ Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. 27 Y aquellos hombres, maravillados, decían: ‘¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?’”

COMENTARIO

No es nada de extrañar que aquellos hombres, incluso ellos que estaban acostumbrados a pescar y a enfrentarse con malas situaciones, se asustaran ante aquella tempestad. Y es que, al fin y al cabo, sólo eran hombres. Nada más que hombres temerosos.

El Hijo de Dios o, mejor, para él, nada de aquello le era extraño. Seguramente podía dominar más que bien aquellas circunstancias y por eso dormía con toda tranquilidad mientras los demás se abatían en tristezas y miedos.

Ciertamente, puede decirse que podría ser casualidad que cuando Jesucristo increpó al mar, todo terminara. Sin embargo, nosotros creemos, por fe, que fue la orden del Hijo de Dios la que hizo temblar, incluso, a la tempestad. Y Cristo los llamó hombres de poca fe porque, en verdad, poca tenían…


JESÚS,  gracias por demostrar el poder de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán

1 de julio de 2019

Saber seguir a Cristo

Mt 8, 18-22

“18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. 19 Y un escriba se acercó y le dijo: ‘Maestro, te seguiré adondequiera que vayas’. 20 Dícele Jesús: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. 21 Otro de los discípulos le dijo: ‘Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». 22 Dícele Jesús: ‘Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos’”.


COMENTARIO

No era extraño que, en tiempos del Hijo de Dios hubiese quien quisiera seguir al Maestro porque muchos habían oído hablar de aquel Maestro de Nazaret que enseñaba de forma diferente. Incluso el texto de hoy nos habla de un escriba que debía ser persona de importancia. Y quiere seguirlo, y así se lo dice.

Las cosas no son, como podemos imaginar, tan de color de rosa para aquel hombre que tiene por bueno seguir a Jesucristo pero que, en realidad, poco sabe de qué significa eso. Y es que el Hijo de Dios tiene que poner las cartas sobre la mesa y decir, simple y llanamente, que tiene poco o, mejor, nada.

Hay, también, quien quiere no dejar de olvidar su pasado porque, como seres humanos que somos, eso no es siempre fácil. Pero Jesucristo sabe que quien no es capaz de olvidar el corazón que se tenía no puede ser discípulo suyo.


JESÚS,  ayúdanos a seguirte con todas las consecuencias.


Eleuterio Fernández Guzmán

30 de junio de 2019

Oración de la renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús


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"Oración de la renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús"

Señor Jesucristo, Redentor del género humano,
Sacerdote eterno y Rey del Universo:
nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza,
con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.
Señor Jesucristo, Salvador del mundo,
al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón,
los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este trono de tus bondades,
para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables
que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo,
te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón,
el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría 
y manantial del que brota la vida eterna.
Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre,
renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años
a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.
Al renovar la consagración de España,
los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo
de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia,
impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio.
Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro
a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos
al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos
para llevar a todos el bálsamo de la misericordia que brota de tu Corazón traspasado.
Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado!
Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino,
que es Reino de justicia y de amor.
Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras,
y en nuestras leyes e instituciones.
Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés,
para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España.
Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar
los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer
afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro.
Líbranos del maligno
y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón.
Que al consagraros nuestra vida,
merezcamos recibir como premio de ella
el morir en la seguridad de vuestro amor
y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo,
único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.

Seguir a Cristo

Lc 9,51-62

“51 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, 52 y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; 53 pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. 54 Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’ 55 Pero volviéndose, les reprendió; 56 y se fueron a otro pueblo.57 Mientras iban caminando, uno le dijo: ‘Te seguiré adondequiera que vayas.’ 58 Jesús le dijo: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde  reclinar la cabeza.’ 59 A otro dijo: ‘Sígueme.’ El respondió: ‘Déjame ir primero a enterrar a mi padre.’ 60 Le respondió: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.’ 61 También otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.’ 62 Le dijo Jesús: ‘Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.’”

COMENTARIO

Debía quedar más que claro y a nadie debía extrañar, que seguir al Hijo de Dios no era ni iba a ser cosa sencilla. Por eso, cada vez que alguien decía que quería seguir al Mesías, le decía éste qué es lo que iba a pasar.
A lo mejor otros maestros tenían muchos bienes porque eran ricos. Sin embargo, Él no tenía nada de nada y eso debía ser conocido por cualquiera que quisiera ir tras de su persona.
De todas formas, y para que pueda servir de ejemplo, a todo el que quiere seguirlo le dice el Hijo de Dios que no debe mirar atrás. Sólo se puede mirar hacia adelante si se camina con Cristo dejando en el pasado lo que en el pasado debe quedar.

JESÚS, gracias por dejarnos claro lo que debe estar más que claro.

Eleuterio Fernández Guzmán