Jn 14,7-14
"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto’. Le dice Felipe: ‘Señor, muéstranos al Padre y nos basta’. Le dice Jesús: ‘¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
‘Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré’.
COMENTARIO
Jesús se esforzó para que sus discípulos tuvieran conocimiento de que era el Hijo de Dios y que el Padre estaba en Él y Él en el Padre. Era, sobre todo, para que confiaran en su persona y que siguieran su doctrina que era la de Dios.
Tenían que creer a Jesucristo porque hacerlo así sería manifestar creencia en Dios mismo. Al menos debían creer por las obras que hacía porque sus corazones aún parecían no estar preparados para comprender lo que les estaba pasando.
Pedir a Dios por medio de Jesucristo era, Él mismo lo dice, un medio seguro de dirigirse al Padre. Es más, Jesús mismo hará lo que se le pida si es que, en verdad, nos conviene.
JESÚS, Dios está contigo y Tú con Dios. Por eso lo que hiciste en tu vida pública era el ejemplo a seguir por aquellos que te seguían y que querían que les enseñases. Nosotros, hoy día, queremos seguir tu camino pero solemos equivocarnos y pedir signos. Y ahí nos equivocamos como muchos de los que decían seguirte entonces.
Eleuterio Fernández Guzmán
21 de mayo de 2011
20 de mayo de 2011
Ir a Dios
Jn 14,1-6
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino’. Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’. Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí’.
COMENTARIO
Las palabras que Jesús dice cuando está conversando con sus discípulos son verdaderamente esperanzadoras y nos han de mover a sentirnos agradecidos a Dios por habernos enviado a su Hijo a salvarnos.
Jesús nos está preparando el lugar para que, cuando Dios quiera, subamos a la Casa del Padre. Y tiene que volver para tomarnos con él y llevarnos a gozar para siempre, siempre, siempre, de lo que es la eternidad misma.
El Camino, la Verdad y la Vida. Así es Jesucristo, que vino al mundo a mostrarnos hacia dónde ir, qué tener como fundamento de nuestra existencia y tenerlo a Él mismo como lo que nunca muere.
JESÚS, nos estás preparando, ya lo haces desde la eternidad misma, el lugar donde permanecer para siempre en la Casa de tu Padre. Mientras, nosotros, no estamos siempre contigo ni con la Palabra de Dios sino a nuestras cosas mundanas no haciendo caso a lo que, con claridad, dijiste: eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Eleuterio Fernández Guzmán
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino’. Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’. Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí’.
COMENTARIO
Las palabras que Jesús dice cuando está conversando con sus discípulos son verdaderamente esperanzadoras y nos han de mover a sentirnos agradecidos a Dios por habernos enviado a su Hijo a salvarnos.
Jesús nos está preparando el lugar para que, cuando Dios quiera, subamos a la Casa del Padre. Y tiene que volver para tomarnos con él y llevarnos a gozar para siempre, siempre, siempre, de lo que es la eternidad misma.
El Camino, la Verdad y la Vida. Así es Jesucristo, que vino al mundo a mostrarnos hacia dónde ir, qué tener como fundamento de nuestra existencia y tenerlo a Él mismo como lo que nunca muere.
JESÚS, nos estás preparando, ya lo haces desde la eternidad misma, el lugar donde permanecer para siempre en la Casa de tu Padre. Mientras, nosotros, no estamos siempre contigo ni con la Palabra de Dios sino a nuestras cosas mundanas no haciendo caso a lo que, con claridad, dijiste: eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Eleuterio Fernández Guzmán
19 de mayo de 2011
Servir
Jn 13,16-20
“Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: el que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado’.
COMENTARIO
El evangelio del servicio es uno de los que Jesús vino a traer al mundo. Era tan importante que en la Última Cena hizo todo lo posible para que supieran que Él mismo lo ponía en práctica.
Jesús envía a sus discípulos a sabiendas de que, en efecto, son enviados del Hijo de Dios. Por lo tanto, si alguien los recibe será igual que si recibiera al mismo Jesucristo. Y, por tanto, quien sea consciente de que, acogiéndole a Él mismo acoge al Padre tendrá la vida eterna.
Algo muy importante dice Jesús: el siervo no puede ser más que su amo. Por eso lo mínimo que puede ser quien es discípulo de Cristo es trata de imitar su forma de vida porque, en efecto, nunca podrá ser más que el Maestro.
JESÚS, enseñaste a tus discípulos que era muy importante aprender a servir y, así, a ser el último de entre los presentes. También les enseñaste que los enviabas y que te recibirían a Ti si los recibían a ellos. Nosotros también deberíamos comprender que somos enviados tuyos y no cejar en el empeño de serlo.
Eleuterio Fernández Guzmán
“Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: el que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado’.
COMENTARIO
El evangelio del servicio es uno de los que Jesús vino a traer al mundo. Era tan importante que en la Última Cena hizo todo lo posible para que supieran que Él mismo lo ponía en práctica.
Jesús envía a sus discípulos a sabiendas de que, en efecto, son enviados del Hijo de Dios. Por lo tanto, si alguien los recibe será igual que si recibiera al mismo Jesucristo. Y, por tanto, quien sea consciente de que, acogiéndole a Él mismo acoge al Padre tendrá la vida eterna.
Algo muy importante dice Jesús: el siervo no puede ser más que su amo. Por eso lo mínimo que puede ser quien es discípulo de Cristo es trata de imitar su forma de vida porque, en efecto, nunca podrá ser más que el Maestro.
JESÚS, enseñaste a tus discípulos que era muy importante aprender a servir y, así, a ser el último de entre los presentes. También les enseñaste que los enviabas y que te recibirían a Ti si los recibían a ellos. Nosotros también deberíamos comprender que somos enviados tuyos y no cejar en el empeño de serlo.
Eleuterio Fernández Guzmán
18 de mayo de 2011
Creer en Dios
Jn 12,44-50
“En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: ‘El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí".
COMENTARIO
Jesús no vino para demostrar el poder de Dios sin ningún sentido más. Muy al contrario, tenía una misión que le encomendó su Padre y que era que nadie permaneciera en las tinieblas.
El Hijo de Dios proponía, ofrecía la Palabra de Dios para que fuese aceptada como la Verdad. Sin embargo, no obligaba, ni obliga, a que nadie la siga si tal no es el querer de su corazón. Da libertad para que se acepte… o no.
La finalidad principal de Cristo es mostrar la vida eterna para que sea amada y querida por los hijos de Dios. Que se acepte que es Dios hecho hombre y que se crea en su ministerio y en lo que tuvo que venir a hacer por el comportamiento de los hijos de Dios.
JESÚS, quien cree en ti cree en Dios que te envió. Tú tienes palabras de Vida eterna y tal vida es la que deberíamos querer alcanzar tus hermanos en la fe. Sin embargo, a veces, no queremos hacer esfuerzo alguno como, por ejemplo, amar y perdonar. Sólo gozamos sabiendo lo que nos espera pero poco hacemos al respecto.
Eleuterio Fernández Guzmán
“En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: ‘El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí".
COMENTARIO
Jesús no vino para demostrar el poder de Dios sin ningún sentido más. Muy al contrario, tenía una misión que le encomendó su Padre y que era que nadie permaneciera en las tinieblas.
El Hijo de Dios proponía, ofrecía la Palabra de Dios para que fuese aceptada como la Verdad. Sin embargo, no obligaba, ni obliga, a que nadie la siga si tal no es el querer de su corazón. Da libertad para que se acepte… o no.
La finalidad principal de Cristo es mostrar la vida eterna para que sea amada y querida por los hijos de Dios. Que se acepte que es Dios hecho hombre y que se crea en su ministerio y en lo que tuvo que venir a hacer por el comportamiento de los hijos de Dios.
JESÚS, quien cree en ti cree en Dios que te envió. Tú tienes palabras de Vida eterna y tal vida es la que deberíamos querer alcanzar tus hermanos en la fe. Sin embargo, a veces, no queremos hacer esfuerzo alguno como, por ejemplo, amar y perdonar. Sólo gozamos sabiendo lo que nos espera pero poco hacemos al respecto.
Eleuterio Fernández Guzmán
17 de mayo de 2011
Jesús es Dios hecho hombre
Jn 10,22-30
“Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ‘¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente’. Jesús les respondió: ‘Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno’.
COMENTARIO
Aquellos que acompañaban a Jesús querían saber, lógicamente, quién era porque, sin duda alguna, estaban maravillados de lo que decía y, sobre todo, de lo que hacía.
Bien les dice Jesús, también a nosotros, que aquellos que le preguntaban no eran sus ovejas. En realidad, sólo querían ve cosas extraordinarias y les importaba poco si era o no Hijo de Dios y lo que eso suponía.
Decir “Yo el Padre somos uno” quería decir que Jesús era Dios hecho hombre. Por eso les dice que debían creer en Él al menos por lo que hacía porque, según es de creer, poco llegaba a su corazón de lo que les decía.
JESÚS, lo que hacías en nombre de Tu Padre era la prueba que más podían entender aquellos que vivieron contigo. Sin embargo, a veces ni siquiera eso les bastaba. Estaban convencidos que el reino que Tú proponías no les convenía porque no era de guerra sino de amor y de misericordia.
Eleuterio Fernández Guzmán
“Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ‘¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente’. Jesús les respondió: ‘Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno’.
COMENTARIO
Aquellos que acompañaban a Jesús querían saber, lógicamente, quién era porque, sin duda alguna, estaban maravillados de lo que decía y, sobre todo, de lo que hacía.
Bien les dice Jesús, también a nosotros, que aquellos que le preguntaban no eran sus ovejas. En realidad, sólo querían ve cosas extraordinarias y les importaba poco si era o no Hijo de Dios y lo que eso suponía.
Decir “Yo el Padre somos uno” quería decir que Jesús era Dios hecho hombre. Por eso les dice que debían creer en Él al menos por lo que hacía porque, según es de creer, poco llegaba a su corazón de lo que les decía.
JESÚS, lo que hacías en nombre de Tu Padre era la prueba que más podían entender aquellos que vivieron contigo. Sin embargo, a veces ni siquiera eso les bastaba. Estaban convencidos que el reino que Tú proponías no les convenía porque no era de guerra sino de amor y de misericordia.
Eleuterio Fernández Guzmán
16 de mayo de 2011
Dar la vida
Jn 10,11-18
“En aquel tiempo, Jesús habló así: ‘Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre’.
COMENTARIO
Jesús dice algo que es muy importante y que, seguramente, aquellos que le escuchaban no le entendían: daba su vida por las ovejas, por aquellas personas que le había entregado Dios para que cuidara.
Jesucristo da su vida de forma voluntaria. Por eso dice que, en verdad, nadie le quita algo que es suyo sino que Él mismo lo entrega para cumplir la voluntad de su Padre.
Jesús cumple, por eso mismo, con la fidelidad que todo hijo debe a Quien lo trae al mundo. Por eso el Hijo de Dios sabe que volverá a recuperar la vida, para ser eterna, mediando la resurrección de entre los muertos.
JESÚS, te sabes Pastor porque Dios te entregó un rebaño que debes cuidar. No se debe perder ninguna oveja aunque, a veces, alguna de ellas prefiere vivir lejos de Ti ignorando lo que eso significa. Por aquellas ovejas, por nosotros mismos, te entregas al Mal y, así, nos salvas.
Eleuterio Fernández Guzmán
“En aquel tiempo, Jesús habló así: ‘Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre’.
COMENTARIO
Jesús dice algo que es muy importante y que, seguramente, aquellos que le escuchaban no le entendían: daba su vida por las ovejas, por aquellas personas que le había entregado Dios para que cuidara.
Jesucristo da su vida de forma voluntaria. Por eso dice que, en verdad, nadie le quita algo que es suyo sino que Él mismo lo entrega para cumplir la voluntad de su Padre.
Jesús cumple, por eso mismo, con la fidelidad que todo hijo debe a Quien lo trae al mundo. Por eso el Hijo de Dios sabe que volverá a recuperar la vida, para ser eterna, mediando la resurrección de entre los muertos.
JESÚS, te sabes Pastor porque Dios te entregó un rebaño que debes cuidar. No se debe perder ninguna oveja aunque, a veces, alguna de ellas prefiere vivir lejos de Ti ignorando lo que eso significa. Por aquellas ovejas, por nosotros mismos, te entregas al Mal y, así, nos salvas.
Eleuterio Fernández Guzmán
15 de mayo de 2011
El Buen y mejor Pastor
Jn 10,1-10
“En aquel tiempo, dijo Jesús: ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños’.
Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’.
COMENTARIO
Al reino de Dios se llega a través de Jesucristo. Es por eso que seguir al Hijo de Dios es garantía de entrar en el definitivo del Creador.
Aquellos que vienen en nombre de Cristo y robar a sus discípulos y llevarlos por el camino de la perdición son como los que quieren quedarse con los rebaños ajenos por codicia o por la razón que sea.
Jesús fue enviado por Dios para que la salvación de la descendencia del Creador tuviera una posibilidad de salvarse del fuego eterno. Así, se entregó por nosotros y por tal razón sólo Él es la puerta que nos permite entrar en la eternidad.
JESÚS, eres la Verdad y, también, eres el Camino para llegar al definitivo reino de Dios. Por eso insistían en que comprendiesen que tenían que seguirte con todas las consecuencias. Y así, siglos después, seguimos haciendo lo mismo.
Eleuterio Fernández Guzmán
“En aquel tiempo, dijo Jesús: ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños’.
Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’.
COMENTARIO
Al reino de Dios se llega a través de Jesucristo. Es por eso que seguir al Hijo de Dios es garantía de entrar en el definitivo del Creador.
Aquellos que vienen en nombre de Cristo y robar a sus discípulos y llevarlos por el camino de la perdición son como los que quieren quedarse con los rebaños ajenos por codicia o por la razón que sea.
Jesús fue enviado por Dios para que la salvación de la descendencia del Creador tuviera una posibilidad de salvarse del fuego eterno. Así, se entregó por nosotros y por tal razón sólo Él es la puerta que nos permite entrar en la eternidad.
JESÚS, eres la Verdad y, también, eres el Camino para llegar al definitivo reino de Dios. Por eso insistían en que comprendiesen que tenían que seguirte con todas las consecuencias. Y así, siglos después, seguimos haciendo lo mismo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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