19 de noviembre de 2021
Cuando intereses de los hombres no son los de Dios
17 de noviembre de 2021
Ser capaz de conocer a Cristo
Lc 19, 41-44
Dad al que tiene
Lc 19, 11a. 12-13.15a.16b-26
16 de noviembre de 2021
Salvar lo que está perdido
Lc 19, 1-10
"Entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos y rico. Intentaba ver a Jesús para conocerle, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era pequeño de estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, porque iba a pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le dijo:
—'Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu
casa.'
Bajó rápido y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos
murmuraban diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, de pie, le dijo al Señor:
—'Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he
defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más'
Jesús le dijo:
—'Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también éste
es hijo de Abrahán; porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo
que estaba perdido.'"
15 de noviembre de 2021
Querer ver a Cristo para salvarse
Lc 18, 35-43
“35 Sucedió que, al
acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo
limosna; 36 al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. 37 Le informaron
que pasaba Jesús el Nazoreo 38 y empezó a gritar, diciendo: ‘¡Jesús, Hijo de
David, ten compasión de mí!’ 39 Los que iban delante le increpaban para que se
callara, pero él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ 40
Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le
preguntó: 41 ‘«¿Qué quieres que te haga?’ Él dijo: ‘¡Señor, que vea!’ 42 Jesús
le dijo: ‘Ve. Tu fe te ha salvado’. 43 Y al instante recobró la vista, y le
seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.”
Aquel hombre, que estaba
ciego con lo que eso suponía, sabía que sólo un gran signo, un gran milagro,
podría sacarlo de la situación en la que estaba. Y esperaba el momento adecuado
para que el pudiese producirse.
El ciego confía en el
Maestro. Seguramente lo conocías de oídas y eso le hizo gritar cuando pasó
cerca de donde estaba. Sabía, más que bien lo sabía, que era la única persona
que podía salvarlo. Y le grita con confianza.
El hombre quiere ver pero también quiere conocer, verlo, a Quien le va a curar. Sabe que le va a curar. Y, por eso, Jesús le salva de la ceguera porque la fe salva. Y bien lo sabía aquel hombre y, claro, también, Quien lo iba a curar y, de paso, salvarlo.
JESÚS, ayúdanos a no ser ciegos.
Eleuterio Fernández Guzmán