Mt
18, 21-30.32-35
21 Pedro se
acercó entonces y le dijo: ‘Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las
ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?’ 22 Dícele Jesús: ‘No te
digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.’ 23 ‘Por eso el Reino
de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24
Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. 25
Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y
sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. 26 Entonces el siervo se
echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo
pagaré.’
27 Movido a
compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la
deuda. 28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros,
que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que
debes.’ 29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo,
que ya te pagaré.” 30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel,
hasta que pagase lo que debía.
32 Su señor
entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti
toda aquella deuda porque me lo suplicaste. 33 ¿No debías tú también
compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” 34 Y
encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que
le debía. 35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de
corazón cada uno a vuestro hermano.’”
COMENTARIO
Pedro está preocupado. Y
es que, seguramente, ha visto muchas veces como Jesús, su Maestro, perdona a
quienes él no sería capaz ni de mirar a la cara. Por eso se atreve a
preguntarle que cuántas veces ha de perdonar.
La respuesta de Jesús no
se hace esperar. No es, casi seguro, como creía que iba a ser Pedro pero es,
ciertamente, muy difícil de cumplir: siempre. Y es que perdonar siete veces
siete es lo mismo que decir que tantas veces se es ofendido, tantas vece se ha
de perdonar.
Y pone un ejemplo. El
Hijo de Dios pone el ejemplo de quien mucho perdonó. Espera, tal persona
(pensemos lo mismo de Dios) que el perdonado haga lo mismo con quien algo le
debe. Pero falla y es egoísta. No podemos, entonces, quejarnos del trato que el
señor le da a un siervo tan egoísta...
JESÚS,
ayúdanos a saber
perdonar siempre.
Eleuterio Fernández
Guzmán