17 de junio de 2023

El caso es que no se perdió en el Templo

Lc 2, 41-51


Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén, sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que Yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?” Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. 

COMENTARIO

Todo lo que nos dice este texto del Evangelio de San Lucas (que seguro bebió de una fuente tan clara como fue la Virgen María) apunta a que, al parecer, el Niño Jesús se perdió en el Templo de Jerusalén. Sin embargo, el caso es que no se perdió.

Esto de arriba lo decimos porque el Hijo de Dios sabía dónde debía estar en aquel momento. Por eso le dice a la Madre que debe ocuparse de los asuntos de su Padre.

El caso es que, como bien nos dice este texto, María todo aquello lo guardó en su corazón pues bien sabía ella que aquel Niño iba a hacer grandes cosas.

JESÚS, gracias por cumplir con su misión desde pronto.

Eleuterio Fernández Guzmán

16 de junio de 2023

El yugo de Cristo

Mt 11, 25-30


"Jesús dijo:

Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontraran alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.'"


COMENTARIO

En este texto del Evangelio de San Mateo queda más que claro que el Dijo de Dios quiere que todos sus hermanos se salven. Y es que por eso mismo quiere revelarnos lo que es crucial para nosotros, para nuestro bien general y, sobre todo, espiritual. 

Quiere Jesucristo que nos acerquemos a Él. Y es que sabe más que bien que haciendo eso nuestra aflicción y agobio dejarán de serlo. Y quiere que lo hagamos todos porque en su corazón no sobre nadie y todos tenemos cabida. 

Ante todo esto, es fácil preguntarnos si seguir al Hijo de Dios es una carga muy pesada. Y a eso responde Jesucristo que no, que la misma es suave y liviana. Otra cosa es que nosotros creamos que es así...


JESÚS,  gracias por decirnos la verdad y nada más que la verdad. 

Eleuterio Fernández Guzmán

15 de junio de 2023

La total extensión de la Ley de Dios

Mt 5, 20-26


Jesús dijo a sus discípulos:

"Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: 'No matarás', y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero Yo les digo que todo aquél que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquél que lo insulta, merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo maldice, merece el infierno. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo."

COMENTARIO

No hay lugar a dudas que ni aquellos que vivían en tiempos del Hijo de Dios ni nosotros mismos, ahora mismo, somos capaces de asimilar hasta dónde llega el verdadero sentido de la Ley de Dios y, por lo general, nos quedamos muy cortos. 

El tema de la muerte de una persona es muy duro pero aún lo es más que no hace falta que matemos a nadie (lo cual es ya muy a tener en cuenta) sino que basta con hacer mucho menos para que seamos castigados de la forma como Dios quiere...

Y, luego, introduce Jesucristo el tema del Purgatorio. Y es que entendemos que el lugar dónde iremos según hagamos en nuestra vida es, precisamente, el Purgatorio de donde, en efecto, no saldremos hasta que cumplamos hasta el último día de nuestra pena.


JESÚS,  gracias por decir las cosas como son. 

Eleuterio Fernández Guzmán

14 de junio de 2023

Para hacer cumplir la Ley

Mt  5, 17-19


"Jesús dijo a sus discípulos:

'No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una i ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.'"

COMENTARIO

Había muchos que, en tiempos de la primera venida al mundo del Hijo de Dios, que tenían por cierto y verdad que cuando llegara el Mesías lo iba a hacer destruyendo todo lo destruible. Sin embargo, no sabían que el Enviado de Dios sólo podía venía a hacer algo muy importante.

Cuando Jesucristo dice que ha venido al mundo a que se cumpla la Ley o los Profetas es que, de verdad, no se cumplían ni uno ni otros. Y por eso su forma de actuar con voluntad divina para que todo se cumpliera.

Por otra parte, debemos tener en cuenta que cuando el Hijo de Dios dice eso de que debemos cumplir los mandamientos no lo dice por quedar bien con Dios sino porque sabe las consecuencias de no hacerlo.


JESÚS, gracias por ponernos sobre la pista de las cosas que debemos tener en cuenta. 

Eleuterio Fernández Guzmán

13 de junio de 2023

Ser sal

Mc 5, 13-16


"Jesús dijo a sus discípulos:

'Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.'"


COMENTARIO

Como es de imaginar y creer, el Hijo de Dios tenía, por decirlo así, una clara obligación: hacer que los que le había entregado Dios Todopoderoso no se perdieran para siempre. Y el caso es que para eso debía inculcar en sus corazones lo que suponía ser discípulo suyo. 

En realidad, lo que dice Jesucristo es que quien tiene fe no puede comportarse como quien no la tiene. Por eso se debe ser sal que, como bien sabemos, da sabor a los alimentos. Pero aquí se habla de fe y, por tanto, de lo que supone no hacer como si no se tuviera. 

Esconder la fe debajo de un celemín es algo incompresible porque la fe nos procura aliento en la vida y esperanza en lo que he venir. Y ocultar eso es como quitar al prójimo la posibilidad de saber y conocer lo que supone creer. 


JESÚS,  gracias por decir aquello que nos conviene conocer y saber.

Eleuterio Fernández Guzmán

12 de junio de 2023

También es Ley de Dios

Mt 5,1-12

En aquel tiempo, viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros’.

 

COMENTARIO

 

El Hijo de Dios sabía que era muy difícil que aquellos que le escuchaban comprendiesen totalmente el sentido último de la Ley de Dios, de aquellos Mandamientos que Dios había entregado a Moisés. Por eso, probablemente en momentos distintos, proclama las llamadas Bienaventuranzas.

 

Aquellas sabias palabras contienen lo que el Todopoderoso quiere para sus hijos, en sentido exacto, lo que se ha de cumplir para que quien eso haga alcance la vida eterna. Por eso cada una de ellas es tan verdadera y tan cierta.

 

Todo lo que aquí dice Jesucristo tiene que ver con lo bueno y mejor que el ser humano ha de llevar a cabo para que Dios, su Padre y Señor, sepa que lo tiene en cuenta y lo ama. Por eso era tan importante que se entendieran perfectamente.

 

JESÚS,  ayúdanos a entender bien las Bienaventuranzas.

 

Eleuterio Fernández Guzmánbién es Ley de Dios

Lunes, 12 de junio de 2023

 

Mt 5,1-12

En aquel tiempo, viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros’.

 

COMENTARIO

 

El Hijo de Dios sabía que era muy difícil que aquellos que le escuchaban comprendiesen totalmente el sentido último de la Ley de Dios, de aquellos Mandamientos que Dios había entregado a Moisés. Por eso, probablemente en momentos distintos, proclama las llamadas Bienaventuranzas.

 

Aquellas sabias palabras contienen lo que el Todopoderoso quiere para sus hijos, en sentido exacto, lo que se ha de cumplir para que quien eso haga alcance la vida eterna. Por eso cada una de ellas es tan verdadera y tan cierta.

 

Todo lo que aquí dice Jesucristo tiene que ver con lo bueno y mejor que el ser humano ha de llevar a cabo para que Dios, su Padre y Señor, sepa que lo tiene en cuenta y lo ama. Por eso era tan importante que se entendieran perfectamente.

 

JESÚS,  ayúdanos a entender bien las Bienaventuranzas.

 

Eleuterio Fernández Guzmán