4 de marzo de 2017

Sentirse necesitado


Sábado después de Ceniza
Lc  5,27-32

En aquel tiempo, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’. El, dejándolo todo, se levantó y le siguió. Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número de publicanos, y de otros que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos: ‘¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?’. Les respondió Jesús: ‘No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores.’”

COMENTARIO

Jesús había venido a salvar a lo que necesitaba ser salvado. Es decir, aquellos que no necesitaban salvación por comportarse de acuerdo a la voluntad de Dios, no necesitaban su intercesión. Sin embargo, bien podemos pensar que eran pocos.

Aquel hombre, Leví, era considerado un pecador. Cobraba impuestos para el romano invasor y eso nunca se lo iban a perdonar. Pero Cristo sabe que necesita salvación y lo llama. Es más, él lo deja todo y lo sigue y le ofrece un banquete en su casa.

Los recelosos de la ley no están de acuerdo en que coma con personas que consideraban pecadoras. Pero Jesucristo tiene el corazón de carne y misericordioso y sabe que quien necesita ser salvado… ha de ser salvado.


JESÚS,  ayúdanos  a no tener el corazón de piedra.



Eleuterio Fernández Guzmán                    

3 de marzo de 2017

Saber cuándo el ayuno es importante

Viernes después de Ceniza
Mt 9,14-15

En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: ‘¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?’. Jesús les dijo: ‘Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán’”.

COMENTARIO

Aquellos que creían que las cosas, espiritualmente hablando, las hacían muy bien, no estaban de acuerdo con mucho de aquello que Jesús enseñaba en sus tiempos de predicación. Y el tema del ayuno era uno de los peores.

Ellos ayunaban mucho. Es decir, creían que con dejar de comer era suficiente como para que Dios se sintiese alegre o gozoso con unos hijos así. Sin embargo, Jesús tenía algo que decirles porque, al parecer, no entendían mucho lo que eso significaba.

El caso es que aún no había llegado el tiempo en el que le ayuno tuviera verdadero significado. Cuando muriera el Hijo del hombre… entonces sería buen momento para un sacrificio así. Pero entonces, cuando aún estaba entre ellos, aún no.


JESÚS, ayúdanos a entender el sentido del ayuno.



Eleuterio Fernández Guzmán

2 de marzo de 2017

Entrevista al P. Roberto Esteban Duque

Por su interés, reproducimos una entrevista publicada en Religión en Libertad al P. Roberto Esteban Duque sobre un libro publicado por el sacerdote de título "Moral socioeconómica y política"


"La Iglesia no quiere sustituir al Estado pero no se quedará al margen de la lucha por la justicia"





Roberto Esteban Duque es sacerdote y doctor en Teología Moral. Profesor de Teología Moral en el Seminario Mayor de Cuenca, es autor de obras de tipo académico (La concupiscencia en el Magisterio de Juan Pablo II y A la búsqueda de la felicidad. Estudio sobre el tema de la felicidad en los manuales de Teología Moral en España 1979-1993) y otras dirigidas a público no especializado (Ensayo sobre la muerte, La verdad del amor, La dificultad para creer, La voz de la conciencia y La exigencia de la santidad). En la actualidad, es párroco de Honrubia, columnista en La Gaceta y colaborador de la revista Palabra. En ediciones EUNSA ha publicado Teología Moral Especial.


ReL
28 febrero 2017
La propuesta académica de un manual de Moral Social, su necesario rigor científico, no es incompatible con un marco más amplio de destinatarios no especializados, supuesto su triple objeto: el comportamiento personal en el plano social, las estructuras sociopolíticas que regulan la vida social y los valores culturales presentes en la esfera social.



Esto es lo que ocurre con Moral socioeconómica y política, editado por la Universidad de Navarra (EUNSA, www.eunsa.es), el último libro del teólogo Roberto Esteban Duque, un sacerdote cuya dedicación a la investigación y el ensayo ha quedado acreditada en varias de sus obras anteriores, mostrándose capaz de articular el discurso teológico con el análisis social y político.

- Habrá quien piense que un cura de pueblo libra otras batallas...

- Cualquier trabajo exige preparación y dedicación permanente. El sacerdote librará mejor cualquier batalla con una buena formación académica. Lo prevalente es el encuentro con Dios en la oración, la Eucaristía y el contacto diario con las personas, pero una parte considerable del tiempo será justo reservarla a la propia formación. En realidad, nunca imaginaba una dedicación tan enérgica y pregnante al estudio. Y menos todavía especializarme en algo como Teología Moral, donde terminé por ocupar la mayor parte del tiempo. Pero tampoco entraba en mis cálculos ser sacerdote. En todo caso, mi vocación de estudio nunca estuvo separada de mi pasión por anunciar el Evangelio, que es el mayor y más gratificante de mis empeños.
- ¿La docencia es  un destino inevitable cuando se han publicado dos manuales de moral?


- No es un obligatorio colofón a una trayectoria personal. El sacerdote está puesto al servicio de una diócesis. Sólo cuando el obispo considera necesario, por diversas circunstancias, realizar ese servicio uno debe estar disponible.


- ¿Qué es este nuevo libro, Moral socioeconómica y política?
- Un texto necesario, si bien con las limitaciones propias de un manual, por cuanto recoge temas de gran actualidad en la moral social y económica, como la economía de mercado o el liberalismo económico, la propiedad o la economía del bien común; problemas urgentes de ética política, en un tiempo de relativismo cultural, donde se pretenden homologar los comportamientos y estilos de vida; y también los principios morales del Estado y del bien común que deberán regir la vida política. Todo ello precedido por las raíces bíblicas de la doctrina moral en relación con la convivencia y los fundamentos de la moral social, económica y política: la dignidad de la persona y los derechos que derivan de dicha dignidad.


  - El sistema dominante en la actualidad es la economía de mercado, un sistema económico basado en la propiedad privada y en la libertad de iniciativa de los sujetos económicos, y donde la coordinación de las actividades se deja en manos del mercado. ¿Cuál es la doctrina de la Iglesia sobre la economía de mercado?


- Para la doctrina social católica, la economía de mercado constituye la forma fundamental del ordenamiento económico, con la condición de que se le confiera un ideal verdaderamente humano. El Magisterio de la Iglesia dirige sus críticas no contra la economía de mercado, sino contra el conjunto de ideas y valores que la sustentan, como es el caso de la ideología liberal. Ha sido el error en las ideas y en los valores lo que ha hecho del sistema económico un peligro para el hombre. La Iglesia parte de una concepción integral del hombre como ser racional y libre, creado por Dios, sujeto de derechos y obligaciones, social por naturaleza y redimido por Cristo. Existen una pluralidad de ideologías y valores, de visiones del hombre y de la sociedad, que no resultan compatibles con esa imagen y que no contribuyen al bien del hombre.

»La economía de mercado es un instrumento técnico que produce excelentes resultados en términos de eficiencia. Sin embargo, moralmente se encuentra en estado deficitario, debido a un sistema de valores que no responde a la verdad del hombre ni a su fin. Sólo la conversión del corazón, que lleve a nuevas ideas y valores perfectamente asentados en la naturaleza del hombre y en la doctrina social de la Iglesia, permitirá la reforma de las instituciones y del Estado, así como la corrección de las costumbres, capaz de garantizar el respeto a la dignidad de la persona, la atención al bien común y la solidaridad entre los hombres y los pueblos. La Iglesia, en fin, no rechaza la economía de mercado siempre que se apoye en un conjunto de ideas y valores éticamente correctos, y se desarrolle en una gama de instituciones y normas sociales inspiradas en los mismos valores.

- ¿Y respecto a la propiedad privada?

- La propiedad se fundamenta en la Biblia y en la Tradición. Es de derecho natural el destino, el uso y la apropiación por parte del hombre. Ahora bien, la tradición cristiana no ha sostenido nunca este derecho (el de propiedad privada) como absoluto e intocable. Al contrario, siempre lo ha entendido en el contexto más amplio del derecho común a todos a usar los bienes de la entera creación: el derecho a la propiedad privada como subordinado al derecho al uso común, al destino universal de los bienes. Por lo demás, el Magisterio admite, en determinadas circunstancias, la legitimidad de la socialización e incluso de la estatificación de algunos medios, que se hará conforme a cuatro principios que deberán respetarse: principio de la propiedad privada, principio del bien común, principio de subsidiariedad y principio de solidaridad.

- ¿Qué aporta su manual respecto a los manuales ya existentes?
- Cada autor posee su propio estilo y acentúa aspectos distintos a la hora de tratar las diversas cuestiones. Más allá de esta diferencia, presento un manual con un sólido armazón de filosofía moral, algo inusitado en este tipo de obras, así como una abundante producción de pensamiento cultural y contemporáneo, con la descripción de la fluctuante actividad social y política de la historia reciente, que contribuyen a enriquecer un texto de moral social que no se aparta en lo esencial de los contenidos propuestos por la constitución pastoral Gaudium et spes. Por lo demás, tampoco creo que exista un manual que recoja el pontificado del Papa Francisco, como aquí también se hace, abundando incluso en su pensamiento social. En realidad, el Magisterio y la doctrina de la Iglesia recorren la obra de un modo transversal.
- En esa “fluctuante actividad social y política”, ¿qué papel desempeña la Iglesia?
- La Iglesia no puede desinteresarse del ámbito social, no es indiferente a cuanto en la sociedad se decide, a la calidad moral de la vida social. La sociedad, y con ella la política, la economía, el trabajo, el derecho, la cultura no constituyen un ámbito meramente secular y mundano, y por ello marginal y extraño al mensaje y a la economía de la salvación. La sociedad, con todo lo que en ella se realiza, atañe al hombre. También en el campo social, como dondequiera se planteen cuestiones sobre moral, jamás puede la Iglesia descuidar ni olvidar el mandato de vigilancia y de magisterio que le ha sido impuesto por Dios. Asimismo, la Iglesia no quiere ser un agente político, pero mantiene un gran interés por el bien de la comunidad política. Con su doctrina social, argumentada con aquello que es conforme con la naturaleza del hombre, la Iglesia contribuye a realizar lo que es justo, ayudando a anteponer las exigencias de la justicia a los intereses personales, partidistas o de un Estado.
- ¿Cómo valora las actuales relaciones de la Iglesia en España con el Estado?
- Hace unos días leía un artículo interesante en The Economist, donde el profesor Pasquale Annicchino se preguntaba: "¿Puede haber un líder político católico?". La evidencia sugiere -decía- que cualquier aspirante que intente revertir las cuestiones bioéticas reproductivas está condenado a fracasar en tiempos de grandes cambios culturales y en unas sociedades cada vez más secularizadas.

»Si exceptuamos Estados Unidos, con los efectos inciertos del enojoso huracán Trump, o la Polonia poscomunista, ni siquiera un líder católico como Françoise Fillon (en horas bajas por los indicios de malversación de fondos públicos y abuso de bienes sociales), comprometido a no legislar la gestación subrogada o la inseminación artificial, estaría dispuesto a revocar la legislación liberal sobre el aborto porque, en su opinión, “no es de interés público reabrir ese debate”. El Partido Popular en España, anquilosado en el homo oeconomicus, ha menospreciado el debate cultural e ideológico porque, a su juicio, no le reportaría un mejor rédito electoral reabrirlo o “revertir las cuestiones bioéticas”. El debate cultural o ideológico está cedido estratégicamente a la izquierda. Sólo el tiempo dirá si el espacio ideológico de la derecha española está polarizado en el PP de Rajoy, porque, como sostenía Giuseppe Mazzini, “las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo”.
»Las relaciones de la Iglesia con el Estado son relaciones pactadas en unos Acuerdos, donde existe un mandato constitucional de cooperación con la Iglesia católica y las diversas confesiones religiosas. En mi opinión, ningún gobierno democrático ha sido capaz de elaborar una línea cultural y política sobre la cuestión religiosa. Por lo que respecta a la institución de la Iglesia, la débil reacción de la actual jerarquía católica ante la deriva ideológica provocada por leyes inicuas, como las que destruyen la familia, revela una Iglesia entumecida y domesticada. La teología se encuentra sumida en una grave crisis intelectual y el clero está siendo abatido por la religión secular. Incluso algunos prelados ofrecen un lamentable espectáculo de ambigüedades con la canonización de la subjetividad de la conciencia desde tribunas de alta responsabilidad eclesiástica, a raíz de la publicación de la exhortación apostólicaAmoris laetitia.
- ¿Cómo deberían ser entonces esas relaciones?
- Hay que reconocer la existencia de valores morales que preceden y son independientes del Estado, y que deberán informar la actividad política. Una auténtica laicidad de Estado evitará dos extremos: la imposición coercitiva de una teoría moral convirtiéndose en un Estado ético, así como el rechazo de las instancias morales provenientes de tradiciones culturales o religiosas. La ética política tiene una dependencia relativa de la ética personal, y el Estado no puede imponer una deriva individualista moralmente inaceptable para el bien común.
»Esa distinción implica, en segundo lugar, que el Estado no puede gobernar las conciencias, puesto que el fundamento moral de la política se encuentra fuera de ella, y que la Iglesia no posee ningún poder político coercitivo, puesto que su pertenencia a ella es voluntaria y su potestad es espiritual y no política. De esta manera, Estado e Iglesia se adecúan a sus propias funciones, garantizando así la libertad religiosa y social.

»Finalmente, hay que favorecer un clima de armonía y colaboración entre la Iglesia y el Estado. Tanto una como otra no pueden dejar de encontrarse. La función de la religión es de naturaleza espiritual, pero en cuanto inserta en una realidad histórica precisa estructura social y dimensión jurídica en el seno de la sociedad civil. Por su parte, el Estado reconocerá los fines y bienes de la comunidad religiosa, dentro de los límites del bien común, sin interponerse en su organización interna. Asimismo, la Iglesia, sin la pretensión de sustituir al Estado, no se quedará al margen de la lucha por la justicia, siendo ésta también tarea del Estado. Tanto la Iglesia como el Estado están al servicio del hombre; ambas comunidades podrán cumplir la propia función con tanta mayor eficacia para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas. Si el Estado ignora a la Iglesia se pondrá en contradicción consigo mismo, al obstaculizar los derechos y deberes de los ciudadanos católicos.
- Se dice que vivimos tiempos de profunda secularización que no encuentran fácil respuesta...
- Así es, lo cual nos llevaría a una exigencia de formación permanente a la que intenta dar respuesta la aparición de Moral socioeconómica y política, . Si no queremos caer en un periodo de secularización ética y sociopolítica, donde los actos humanos sólo se explican por su referencia a la sociedad y no por la naturaleza, reeditar un tiempo posmoderno por reacción al moderno ilustrado, o un confuso pensamiento débil y fragmentario, el desarrollo integral de la persona humana deberá estar en el centro de cualquier estudio que pretende elaborar la doctrina social, sabiendo que los problemas de la reflexión ético-teológica son siempre difíciles a causa de su novedad y las aspiraciones éticas de nuestro tiempo con el fin de realizar una acertada síntesis entre lo viejo y lo nuevo.



Tomar nuestra cruz


Jueves después de Ceniza

Lc 9,22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día’. Decía a todos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?’.

COMENTARIO

Lo que ahora está diciendo el Hijo de Dios es muy duro. Al parecer, iba a ser entregado a los jefes espirituales del pueblo judío y morir de una forma terrible. Sin embargo, iba a resucitar al tercer día. Todo no estaba perdido.

Pero Cristo dice mucho más. Se refiere a los que quieren ser discípulos suyos y quieren seguirle. Y así como él tomaría su Cruz, cada uno de ellos debían hacer lo mismo con la suya y las suyas.

Pero aún tiene algo que decir que es muy importante. Y es que seguir al Hijo de Dios y, en apariencia humana, perder la vida, supone, al contrario, ganarla para toda la humanidad. Lo demás es, sólo, polvo y humo.


JESUS, ayúdanos a seguirte con todas las consecuencias.



Eleuterio Fernández Guzmán

1 de marzo de 2017

Como Dios quiere


Miércoles de Ceniza
Mt 6,1-6.16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

‘Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará’”.

COMENTARIO

Es más que probable que el Hijo de Dios molestara a muchos cuando predicaba. Sin embargo, no había venido al mundo a contentar a los satisfechos con una fe errada sino a hacer cumplir la Ley de Dios.

Lo que dice en este evangelio de San Mateo tiene mucho de correctivo. Y es que muchas de las prácticas espirituales que estaban llevando a cabo los miembros del pueblo judío poco tenían que ver con la voluntad de Dios.

No hay más que ver el cómo es y el cómo debía ser. Tanto sobre la oración o la limosna o el ayuno, actitudes muy buenas y esperadas en un hijo de Dios, tiene Jesucristo que corregir. Y es que una cosa es hacer como que se cumple lo que hay que cumplir y otra, muy distinta, lo que hay que hacer según quiere el Todopoderoso que se haga.


JESÚS, ayúdanos a cumplir la voluntad de Tu Padre según es.



Eleuterio Fernández Guzmán

28 de febrero de 2017

El ciento por uno


Martes VIII del tiempo ordinario
Mc 10,28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: ‘Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido’. Jesús dijo: ‘Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros’”.

COMENTARIO

No podemos negar que los Apóstoles lo dejaron todo por Jesús.  Ellos se lo hacen ver para que sepa que le han seguido desde que los llamó. Pero Jesús, que los quiere mucho, sabe que hay mucho de bien en aquello.

Jesús no se calla nada. Es decir, dice lo bueno que tiene seguirle y lo que puede pasar en la seguridad de que pasará. Por eso sabe que quien lo sigue mucho bien obtiene (el ciento por uno nada más y nada menos).

Sin embargo, no todo son rosas en el camino de quien quiere ser discípulo de Cristo. No. Para gozo de aquellos que le sigan han de saber que habrá persecuciones pero ellos, que para la sociedad serán los últimos, en el Cielo serán los primeros.

JESÚS, ayúdanos a ser buenos discípulos tuyos.



Eleuterio Fernández Guzmán

27 de febrero de 2017

Cumplir los Mandamientos de Dios


Lunes VIII del tiempo ordinario
Mc 10,17-27

Un día que Jesús se ponía ya en camino, uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante Él, le preguntó: ‘Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre’. Él, entonces, le dijo: ‘Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud’. Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: ‘Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme’. Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. 
Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: ‘¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!’. Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ‘¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios’. Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: ‘Y ¿quién se podrá salvar?’. Jesús, mirándolos fijamente, dice: ‘Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios’”.

COMENTARIO

Este texto puede llevar fácilmente a confusión en aquel que lo escucha porque pudiera parecer que Cristo odia el dinero por sí mismo o a los ricos por serlo. Y eso, como es fácil entender, no puede ser así.

Aquel joven era rico, sí. Sin embargo, su problema no era, en sí mismo, serlo, sino no darse cuenta de lo que era importante para su vida. Dejarlo todo para seguir a Jesús era un sacrificio que no podía soportar. Escogió el dinero y no a Dios.

Y lo último que dice Cristo es lo que puede llevar a confusión: son los ricos que no sabe hacer uso de su dinero en beneficio de los necesitados los que no entrarán en el Reino de los Cielos o lo tendrán muy difícil siendo, de todas formas, el Todopoderoso quien hace eso posible.

JESÚS, ayúdanos a no confundirnos en materia de bienes materiales.

Eleuterio Fernández Guzmán


26 de febrero de 2017

Lo que importa de verdad



Mt 6, 24-34

“Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. ‘Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con  vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.’”

COMENTARIO

Servir a dos señores no es factible. Por eso Jesús pone sobre todas las cosas y sobre todas las realidades a Dios. Sólo se puede servir a nuestro Creador porque nos ha creado y merece más que mucho nuestra atención.

Debemos, también, confiar en la santa Providencia de Dios que tiene muy en cuenta lo que sus hijos necesitamos. Por eso las preocupaciones han de ir en sentido muy distinto a las que solemos tener. Dios siempre nos tiene en cuenta.

Y, para finalizar, lo que es importante hasta límites que pocas veces imaginamos: lo único que debe importarnos es buscar el Reino y de Dios. Y es tan importante porque buscándolo, para buscarlo, llevaremos una vida acorde con la voluntad de Dios.


JESÚS, ayúdanos a comprender lo que, de verdad, debe importarnos.


Eleuterio Fernández Guzmán