12 de agosto de 2023

La fe que debemos atesorar

Mt 14, 22-33


 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: ‘Es un fantasma’, y de miedo se pusieron a gritar.  Pero al instante les habló Jesús diciendo: ‘¡Animo!, que soy yo; no temáis. Pedro le respondió: ‘Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.’ ‘¡Ven!’, le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: ‘¡Señor, sálvame!’  Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’ Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: ‘Verdaderamente eres Hijo de Dios.’” 


COMENTARIO

Ya podemos imaginar que cuando el Hijo de Dios fue caminando sobre las aguas hacia sus Apóstoles no debieron manifestar ni nada por el estilo sino todo lo contrario. Y, en realidad, tampoco podemos atribuirles nada que no nos pasaría a cualquiera de nosotros si fuésemos testigos de algo así. 

Tuvo Jesucristo que calmarlos porque el miedo se había apoderado de sus corazones. Y los tranquiliza de tal manera que Pedro, el más arrojado de ellos, hace lo que le dice su Maestro: se baja de la barca y empieza a caminar sobre las aguas. 

Pedro le pide a Cristo que lo salve. Y Cristo, como no puede ser de otra forma, lo salva. Sin embargo, le hecha en cara que tiene poca fe porque si la hubiera tenido y hubiera confiado del todo en Aquel que le había dicho que fuera hacia Él, nada le habría pasado. Y es que aún tenía mucho que aprender Pedro.

JESÚS, gracias por enseñar aquella lección de fe a los que te escuchaban. 

Eleuterio Fernández Guzmán

11 de agosto de 2023

Cristo quiere que nos salvemos

Mt 16, 24-28


"Jesús dijo a sus discípulos:

'El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.'"

COMENTARIO

No cabe la menor duda que el Hijo de Dios quiere que sus hermanos los hombres se salven y no desea lo contrario. Y es que muchas veces nos ha aleccionado (en su primera venida y los Sagrados Textos ahora mismo) acerca de lo que debemos hacer para salvarnos.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que sólo se salvará quien crea que Jesucristo es el enviado de Dios y es el Mesías. Lo dice aquí mismo: hay que dar la vida por Cristo y de otra manera no hay salvación posible.

Esto, claro, se llevará a cabo tras la Segunda venida del Hijo de Dios. Entonces juzgará a vivos y a muertos y lo hará según las obras de unos y de otros. Así de sencillo. 

JESÚS, gracias por ponernos sobre la pista de nuestra salvación. 

Eleuterio Fernández Guzmán

10 de agosto de 2023

El anhelo por la Vida eterna

Jn 12, 24-26


"Jesús dijo a sus discípulos:

'Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde Yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.'"

COMENTARIO 

A lo largo de sus años de predicación el Hijo de Dios se refirió muchas veces a la salvación de sus hermanos, aquellos que Dios le había entregado  para que no se perdiese. Y lo hizo de muchas maneras, como ahora mismo en este texto del evangelio de San Juan. 

Habla Jesucristo del grano de trigo que ha de morir para dar vida. Y eso viene referido a que nosotros también debemos dejar morir todo aquello que no favorece nuestro seguimiento del Hijo de Dios.

Habla también Cristo de la Vida eterna. Y lo hace para que tengamos claro que sólo siguiéndole a Él se alcanzará la misma. Así de sencillo. 


JESÚS, gracias por darnos pistas para que anhelemos aún más la Vida eterna. 

Eleuterio Fernández Guzmán

9 de agosto de 2023

¡Cuánto nos conviene estar preparados

Mt 25,1-13


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: 'El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: '¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!'. Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: 'Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando'. Las previsoras les contestaron: 'No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo'. Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos'. Pero él les respondió: 'Yo les aseguro que no las conozco'. Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora". 

COMENTARIO 

Esta parábola referida a las jóvenes que, al ir a contraer matrimonio, no tuvieron la previsión necesaria como para cumplir con su situación tiene mucho que ver con nosotros mismos y, en concreto, con la fe que tenemos y con nuestra preparación para el momento decisivo de nuestra vida. 

Podemos ser previsores o podemos no serlo. Y eso quiere decir que podemos preparar nuestra alma para cuando seamos llamados por Dios a presentarnos ante su tribunal o podemos no prepararnos. Y el caso es que somos libres para hacer una cosa y la otra.

En realidad, todo esto es un aviso de parte del Hijo de Dios para que nos preparemos para el momento al que nos hemos referido arriba. Y tal preparación la debemos llevar a lo largo de nuestra vida. 


JESÚS, gracias por darnos tantas pistas en beneficio de nuestra alma. 

Eleuterio Fernández Guzmán

8 de agosto de 2023

No perder la fe

Mt 14, 22-36


"Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.

La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. 'Es un fantasma', dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.

Pero Jesús les dijo: 'Tranquilícense, soy Yo; no teman'.

Entonces Pedro le respondió: 'Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua'.

'Ven', le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: 'Señor, sálvame'. Enseguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: 'Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?' En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: 'Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios'.
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanados.'"


COMENTARIO

Todo este episodio de la barca y ver al Hijo de Dios andar sobre las aguas, nos muestra el poder de Dios pero, sobre todo, la necesidad que tenemos los discí0ulos de Cristo de no perder nunca la fe como, al parecer, le pasó a Pedro. 

Aquel hombre quería mucho a Jesucristo. Y, sin embargo, aún manifiesta alguna duda cuando no lo reconoce al decir "Si eres Tú". Pero Cristo comprende lo que le pasa a Pedro y no se lo tiene en cuenta. Y, ciertamente, se hundía en el agua porque no acababa de creer del todo aunque luego, seguro, acabó creyendo. 

Pero aún hay más porque aquel día se volvió a manifestar el poder del Todopoderoso cuando Cristo cura a todo aquel que le toca. Y es que curaban tocando, sólo, los flecos de su manto...


JESÚS, gracias por tener un corazón tan misericordioso y bondadoso. 

Eleuterio Fernández Guzmán

7 de agosto de 2023

Confiar siempre en Cristo

Mt 14, 13-21

 

“13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades.

14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó

a sus enfermos.

15 Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: ‘El lugar está

deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.’ 16 Mas Jesús les dijo: ‘No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.’ 17 Dícenle ellos: ‘No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.’ 18 Él dijo: ‘Traédmelos acá.’ 19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. 20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. 21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños.”

 

 

COMENTARIO

 

Podemos imaginar que cuando Jesús se entera de la muerte de su primo Juan, El Bautista, sabe que había llegado un momento muy importante para Él. Se va a lugar desierto para orar y dirigirse a su Padre. Pero muchos se dan cuenta y le siguen.

 

Es bien cierto que le seguían miles y miles de personas. Nos dice San Matero que eran más de 5000 los que allí se encontraban. Ciertamente, un número tan importante de personas necesitan mucho para alimentarse.

 

Jesús prueba a sus Apóstoles. Ellos no atinan con la solución a lo que se les había planteado. Piensan como hombres y no lo hacen de forma espiritual. Jesús, en cambio, se dirige a Dios porque sabe que su prójimo está necesitado. Y todos se sacian de comida cumpliendo, así, su misión.

 

JESÚS,  ayúdanos a confiar siempre en tus fuerzas.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán