25 de enero de 2024

En Su Nombre

Mc 16, 15-18


"Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:

'Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán'."

COMENTARIO

Es de esperar que pase lo que pasó teniendo en cuenta que la extensión de la Buena Noticia, tras la muerte del Maestro, debía ser llevada aún a cabo. 

Lo que hace el Hijo de Dios es, sencillamente, enviar a sus Apóstoles (entonces ya no estaba el hijo de la perdición) al mundo para que hicieran anunciasen la Buena Noticia del Reino de Dios.

De todas formas, no lo hará así, por decirlo pronto, sin nada más sino que les otorga una serie de bienes que sólo puede otorgar Dios mismo hecho hombre. Y, el caso, es que se cumplió aquello que les dijo. 

JESÚS, gracias por enviar a los Once por el mundo. 

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de enero de 2024

Salió el Sembrador

Mc 4, 1-20


"Jesús comenzó a enseñar a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. Él les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:

¡¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra, y brotó enseguida porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; éstas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno'.

Y decía: '¡El que tenga oídos para oír, que oiga!'

Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de Él junto con los Doce le preguntaban por el sentido de las parábolas. Y Jesús les decía: 'A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola, a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón'.

Jesús les dijo: '¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?

El sembrador siembra la Palabra. Los que están al borde del camino son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos.Igualmente, los que reciben la semilla

En terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen enseguida con alegría; pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.

Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.

Y los que reciben la semilla en tierra buena son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno'"

COMENTARIO

La Parábola del Sembrador viene a ser lo mismo que si habláramos de la Siembra del mismo Dios.  Y lo hace en nuestros corazones porque desde allí es donde surgen todas las obras. 

Lo que aquí dice el Hijo de Dios tiene todo que ver con la forma que tenemos nosotros mismos de aceptar la Palabra de Dios. Y es que, ciertamente, no todos los discípulos de Cristo la aceptamos de la misma forma.  Y es que muchas formas de aceptarla o de no  aceptarla. 

Es cierto y verdad que a los discípulos de Cristo se nos puede exigir que aceptemos la Palabra de Dios y que, luego, aceptemos las consecuencias que tiene eso. Y es que tiene claras consecuencia en nuestra vida, material y espiritual. 

JESÚS, gracias por sembrar en nuestros corazones la buena semilla de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán