Jn 15, 18-21
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Jn 15, 18-21
Jn 15, 12-17
Jn 15,9-11
“En aquel tiempo, Jesús habló así a sus
discípulos: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros;
permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor,
como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os
he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado’”.
COMENTARIO
El máximo interés de Jesús está en la
salvación de las almas de aquellos que son hermanos suyos o, lo que es lo
mismo, de la humanidad toda y entera. Por eso siempre, a lo largo de su
predicación dedicó mucho tiempo a instruir sobre tal tema.
¿Qué hacer para salvarse? Jesús lo dice
con toda claridad: hay que guardar los mandamientos de Dios. Y eso quiere decir
que debemos hacer lo posible para que los mismos guíen nuestra vida y no sólo
los tengamos como algo bonito y bien traído i dicho.
Pero Jesús no se limita a instruir sino
que hace todo lo posible para que su vida sirva de ejemplo a nosotros, sus
hermanos. Por eso vive de forma que de su vida pueda deducirse el cumplimiento
de la voluntad de Dios. Así permanece en Dios y Dios en Él.
JESÚS, ayúdanos a consentir tu permanencia en nosotros.
Eleuterio Fernández Guzmán
Jn 15, 1-8
Jn 14, 27-31a
Jn 14, 21-26
“A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús
dijo a sus discípulos: ‘El que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el
que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y Yo lo amaré y me
manifestaré a él’.
Judas -no el Iscariote- le dijo: ‘Señor, ¿por qué te
vas a manifestar a nosotros y no al mundo?’
Jesús le respondió: ‘El que me ama será fiel a mi
palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La
palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con
ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho’”.
COMENTARIO
Es
cierto y verdad que en muchas otras ocasiones el Hijo de Dios dice cosas como
las que ahora recoge el Evangelio de San Juan. Es más, seguramente, hizo lo
mismo en otras ocasiones aunque no lo sepamos.
El
caso es que cuando habla Jesucristo no lo hace para que sus palabras se tengan
por no dichas. Es decir, nosotros debemos escucharlas y, luego, poner por obra
sus palabras que incluyen, claro, sus mandamientos al ser Palabra de Dios.
Es
más, nos anuncia que el Espíritu iba a ser enviado y, entonces, iba a enseñar
lo que aún no habían sido capaces de comprender.
JESÚS, gracias por decir las cosas como deben ser dichas.
Jn 13, 31-33a. 34-35