26 de diciembre de 2020

Perseverar

 

Mt 10, 17-22

 

“Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. ‘Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.’”

 

 

COMENTARIO

 

Lo que dice Jesús en este texto del Evangelio de San Mateo no podemos negar que sea poca cosa. Y es que nos habla de lo que pasará con aquellos que quieran seguirle y ser sus discípulos. Humanamente nada bueno.

 

El futuro es terrible, si lo consideramos desde el punto de vista terreno. Serán entregados los que sigan a Cristo pero ellos tendrán defensa en el Espíritu Santo que hablará por ellos. Y deben dejarse conducir por Él.

 

Pero lo bueno, aquello que vale la pena, sirve para el bien del discípulo de Cristo. El odio hacia los que sigan a Cristo tendrá un gran don y regalo de Dios: la salvación eterna. Para alcanzarla, sin embargo, hace falta perseverar en la fe y en la oración.

 

JESÚS, ayúdanos a perseverar en la fe y en la oración.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

25 de diciembre de 2020

¡Ha nacido el Salvador!


Lc 2, 1-14

 

  

“1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.  6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. 8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9 Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. 10 El ángel les dijo: ‘No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.’ 13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14 ‘Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.’”

 

 

COMENTARIO

 

 

A lo largo de su vida, tanto María como José se caracterizaron por cumplir siempre las leyes humanas. Por eso, cuando se dice que deben empadronarse, acuden a Belén que es el lugar originario del esposo José, para hacer lo propio con aquella Ley.

 

Lo más curioso de este episodio es que se narra el nacimiento del Mesías como la cosa más normal del mundo. Y es que, en efecto, fue un niño, al nacer, como otro cualquiera pero era, a su vez, Alguien muy distinto.

 

Todo lo demás es puro misterio divino: el Ángel del Señor apareciéndose a unos pastores, el aviso de que había nacido el Salvador y, en fin, aquel canto del ejército celestial alabando a Dios y dando glorias al Eterno Padre Todopoderoso. Todo, pues, es pura manifestación de la santísima Voluntad del Creador.

 

JESÚS, gracias por haber venido al mundo a salvarnos.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de diciembre de 2020

Zacarías


Lc 1, 67-79

 

“Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: = ‘Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y = redimido a su pueblo. = y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos = los que nos odiaban = haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su = santa = alianza = y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos  que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de él todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante = del Señor = para = preparar sus caminos = y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz. =’”

 

 

COMENTARIO

 

No nos extraña nada que Zacarías, lleno del Espíritu Santo (sólo así se puede entender todo lo que dice) diga lo que dice porque su casa no era demasiado normal. Es más, que naciera un hijo de su esposa Isabel era, de por sí, propio de la mano de Dios.

 

Todo lo que dice Zacarías debería ser objeto de larga exposición porque todo tiene que ver en Dios, con sus criaturas y con el bien de la descendencia del Todopoderoso. Y es que Dios había cumplido con su promesa y había enviado al Precursor del Mesías, que sería llamado Juan.

 

Dice Zacarías que nos iba a visitar la Luz que iba a iluminar el mundo. Sin embargo, iba a iluminar a los que estaban en tinieblas que era a los que vendría a salvar Jesús. Y, sobre todo, iba a venir para guiarnos al definitivo Reino de Dios. A eso iba a venir el Mesías.

 

JESÚS, gracias por venir al mundo a iluminar nuestro tenebroso corazón.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

23 de diciembre de 2020

Nace Juan, el Bautista

Lc 1, 57-66

 

“57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. 58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. 59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían  ponerle el nombre de su padre, Zacarías, 60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: ‘No; se ha de llamar Juan.’

 

61 Le decían: ‘No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.’

 

62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. 63 El pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre.’ Y todos quedaron admirados. 64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.

 

65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de

Judea se comentaban todas estas cosas; 66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: ‘Pues ¿qué será este niño?’ Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él”.

 

 

 

 

COMENTARIO

 

Todo debía cumplirse según lo había establecido Dios. Por eso, Isabel iba a traer al mundo a su hijo, a su único hijo. La que llamaban estéril iba a dar a la humanidad al último profeta de la Antigua Alianza, quien sería el Precursor del Mesías.

 

Zacarías debía estar, primero, preocupado por su propia situación pero, luego, debía estar esperanzado porque sabía que lo que le había dicho el Ángel iba a suceder como había sucedido todo lo que le había dicho. Y recupera la voz cuando hace Juan dándose cuenta de que aquel hijo suyo era un enviado de Dios.

 

No es de extrañar, para nada, que todos los presentes se preguntaran qué sería de aquel niño. Y no era nada extraño porque, desde su propia concepción hasta el nacimiento, todo lo sucedido había sido un hecho, verdaderamente, extraordinario y propio, sólo, del poder Dios.

 

 

DIOS NUESTRO, PADRE NUESTRO, gracias por darnos un testigo tan fiel como fue Juan el Bautista.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

22 de diciembre de 2020

Magnificat

 


Lc 1, 46-56

 

“46 Y dijo María: ‘Engrandece mi alma al Señor 47 y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador = 48 porque = ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, 49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, = Santo es su nombre = 50 = y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. = 51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. 52 = Derribó a los potentados = de sus tronos = y exaltó a los humildes. = 53 = A los hambrientos colmó de bienes = y despidió a los ricos sin nada. 54 = Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia = 55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»

56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham  y de su linaje por los siglos.’ 56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.”

 

COMENTARIO

 

Cuando María, aquella joven que, pocos días antes, se había manifestado como la esclava del Señor, se encuentra con su prima Isabel y se da cuenta de que sabía lo que había pasado por inspiración del Espíritu Santo, proclama el Magnificat.

 

Aquella oración, podemos así considerarla, es, sobre todo, de agradecimiento a Dios. Agradece María todo lo que el Todopoderoso ha hecho por la humanidad y cómo ha actuado siempre en su beneficio.

 

Y lo último también es importante. Y es que María se queda con su prima Isabel, ayudándola, hasta que da a luz a quien sería llamado Juan, de labor Bautista que sería. Y es que María había comprendido muy bien qué suponía ser esclava del Señor.

 

JESÚS, gracias por tener una Madre tan juiciosa y fiel como María.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de diciembre de 2020

Bendecir a la Madre

 

Lc 1,39-45

 

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’”.

 

COMENTARIO

 

El texto del Evangelio de San Lucas que corresponde al día de hoy es síntoma de fe y, sobre todo, expresión de lo que significa para un hijo de Dios el auxilio al prójimo. Y es que María no duda qué debe hacer: su prima Isabel la necesita y se pone en camino.

 

Cuando María llega a las cercanías de Isabel ya sabemos que el Espíritu Santo ha cumplido con su misión y la “soplado” a Isabel que María, su joven prima, espera al Mesías y que lo lleva en su seno.

 

El canto de verdad de Isabel a María muestra hasta qué punto la esposa de Zacarías se ha llenado del Espíritu Santo. Y es que la llama bendita, la bendice, porque salve, primero, que está embarazada y, en segundo lugar, que es el Dios mismo hecho hombre quien va en su seno.

 

JESÚS,  ayúdanos a aceptar las mociones de tu Espíritu.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

20 de diciembre de 2020

Esclava del Señor, María

 Lc 1, 26-38

 

26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.28 Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.30   El ángel le dijo: ’No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ 34 María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ 35 El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por  eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37  = porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ = 38    Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.

  

COMENTARIO

No es poco importante que Dios escoja una joven, de entra las que forman parte del pueblo de Israel para hacerla Madre suya. Por eso envía a su Ángel, de nombre Gabriel, a que le anuncie tal decisión.

Nadie se hubiera extrañado de que María no acabara de comprender qué es lo que le estaba sucediendo. Y es que no debía ser nada, ni debe, habitual que el Ángel del Señor se le aparezca a un hijo de Dios.

María, sin embargo, no duda en decir aquello que muestra hasta dónde era hija de Dios y hasta dónde podía llegar su filiación divina. Y es que ella misma se pone en el lugar que cree le corresponde: es la esclava del Señor y, por tanto, hará la Voluntad de Dios. Y lo hizo. 


JESÚS,  gracias por haber escogido una Madre como María. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán