27 de agosto de 2016

Talentos

Sábado XXI del tiempo ordinario

Mt 25,14-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

‘Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. 

‘Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’”.

COMENTARIO              

Este texto del Evangelio de San Mateo nos pone sobre el aviso de qué es lo que hacemos con aquellos que Dios, en su bondad y misericordia, nos otorga. Y es que el Creador no nos crea y nos deja en el mundo sin más sino que procura nuestro bien mediante dones y gracias o, también, mediante determinados talentos.

Hay, aquí, dos formas de actuar que son, cada una de ellas, ejemplo de cómo se puede actuar según nos corresponde: una de ellas era la propia de quien sabe que vale la pena llevar a cabo aquello para lo que hemos nacido.

Sin embargo, hay otra forma de actuar que poco tiene que ver con la misión citada arriba. En tal caso, no podemos esperar nada bueno de la voluntad del Todopoderoso que quiere que su descendencia actúe como debe actuar.


JESÚS,  ayúdanos a hacer rendir nuestros talentos.


Eleuterio Fernández Guzmán

26 de agosto de 2016

Ser necios o prudentes

Viernes XXI del tiempo ordinario

Mt 25,1-13

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: ‘El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora’”.

COMENTARIO

La parábola que Jesús dice a los que escuchan, en esta ocasión, tiene mucho que ver con nosotros mismos. Y es que no en pocas ocasiones actuamos de forma necia con algo tan importante como nuestra salvación eterna.

Ciertamente, Jesús hace uso del ejemplo de aquellas vírgenes pero, en realidad, quiere referirse a cada uno de sus discípulos. Actuar de una forma o de otra puede procurarnos una vida futura mejor o peor. Y depende, exactamente, de cada cual.

Si actuamos como las vírgenes necias y no buscamos nuestro interés y conveniencia espiritual, tendremos mucho que perder; si lo hacemos como las prudentes, podremos entrar en el banquete celestial cuando seamos llamados por Dios.


JESÚS,  ayúdanos a ser prudentes.



Eleuterio Fernández Guzmán

25 de agosto de 2016

Prepararse


 Jueves XXI del tiempo ordinario

Mt 24,42-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes’”.

COMENTARIO

Este texto del evangelio de San Mateo es una clara advertencia de parte de Cristo a cada uno de sus hermanos los hombres pero, sobre todo, para aquellos que se consideran sus discípulos.

Ciertamente, no sabemos cuándo vamos a ser llamados por Dios. Esto ha de querer decir, primero, que seremos llamados y, segundo, que ignoramos el momento exacto. Por eso hace falta prepararse.

Jesús nos dice que hay dos formas de actuar: hacerlo de forma negligente como si nunca fuéramos a ser llamados por Dios; hacerlo de forma adecuada preparándonos sabiendo que, en efecto, vamos a ser llamados.


JESÚS, ayúdanos a estar preparados cuando seamos llamados.


Eleuterio Fernández Guzmán

24 de agosto de 2016

Encontrar a Cristo


Jn 1,45-51

En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: ‘Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret’. Le respondió Natanael: ‘¿De Nazaret puede haber cosa buena?’. Le dice Felipe: ‘Ven y lo verá’. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: ‘Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño’. Le dice Natanael: ‘¿De qué me conoces?’. Le respondió Jesús: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’. Le respondió Natanael: ‘Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’. Jesús le contestó: ‘¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores’. Y le añadió: ‘En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre’”.




COMENTARIO


Felipe quiere comunicar al mundo que ha encontrado, que han encontrado, a Quien Dios había prometido enviar para que el mundo se salvara. Sabe que Jesús es el Mesías y no puede callarlo.

Aquel hombre, Natanael, se extraña mucho de aquello que le dice Jesús. No concibe que alguien, digamos, ordinario, le pueda decir que lo ha visto como le dice aquel hombre que le ha visto. Y por eso deduce que sólo el Hijo de Dios puede hacer eso. 

Pero Jesús sabe que eso no tiene tanta importancia como cree Natanael. Es más, sabe que sus hermanos los hombres tiene, aún, mucho que ver y que entonces se darán cuenta de todo lo que les irá diciendo. 


JESÚS, ayúdanos a encontrarte



Eleuterio Fernández Guzmán

23 de agosto de 2016

No ser hipócritas


Martes XXI del tiempo ordinario
Mt 23,23-26
En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!’”.

COMENTARIO                

Seguramente, muchos de los que perseguían a Jesús creían que lo estaban haciendo bien. Ellos creían que seguían la Ley de Dios cuando, en realidad, nada de eso estaban cumpliendo y el Hijo de Dios se lo hace ver.

Los guías espirituales del pueblo judío son llamados hipócritas. Eso era ponerlos a los pies de los caballos si el pueblo acababa por entender que aquellas palabras del Maestro eran justas. Y los llama ciegos porque no se daban cuenta del daño que estaban haciendo con su actitud.

Lo que Jesús les dice es que, antes de querer hacer ver a los demás qué es lo que deben hacer, se purifiquen por dentro. El corazón debían cambiarlo y convertirlo a la Ley de Dios verdadera y no a la que ellos tenían por verdadera.

JESUS, ayúdanos a no ser hipócritas con nuestra fe.

Eleuterio Fernández Guzmán

22 de agosto de 2016

Fieles como María

Lc 1, 26-38

“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’  María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, ‘porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.”

COMENTARIO

En el episodio de la Encarnación muchas cosas están en juego. No se trata, tan sólo, de que Dios envía a su Ángel a visitar a una joven (casi niña) de Israel sino del hecho mismo de acudir allí para hacer una proposición crucial a la que espera una respuesta positiva.

Pudiera parecer que aquel Ángel nova a preguntar nada a María. Y es que dice, claramente, lo que ha de pasar, lo que va a pasar. Sin embargo, no es posible creer que contra la voluntad de aquella joven judía Dios hubiera hecho su voluntad, al menos, de aquella manera.

María dice sí. Y es que la desposada de José siempre había sido muy fiel a Dios y, seguramente desde la más tierna edad se había entregado de corazón al Todopoderoso. Y si ahora le enviaba a su Ángel no iba a responder de otra manera cuando estaba en juego la salvación completa.
JESÚS, ayúdanos a ser fieles como lo fue María.

Eleuterio Fernández Guzmán


21 de agosto de 2016

Los que se salvan


Lc 13, 22-30

“Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: ‘Señor, ¿son pocos los que se salvan?’ Él les dijo: ‘Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos! Y os responderá: ‘No sé de dónde sois.’ Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’; y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. = ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’ = «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. ‘Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.’”


COMENTARIO

Dice este texto evangélico que Jesús iba de ciudad en ciudad enseñando porque tal era la misión que tenía encomendada de parte de su Padre Dios. Y muchos le preguntaban porque era la forma de enseñar de aquel entonces: el discípulo pregunta y el Maestro, contesta.

La pregunta se las trae: la cantidad de los que se van a salvar y van a alcanzar la vida eterna. Y Jesús, a eso, responde que se debe tener cuidado con la forma de vida que se lleva porque no todo el que crea que va entrar en el Cielo, entrará. E, incluso, muchos de aquellos que creían tener derecho.

Es más, Jesús, para avisar a muchos de los que podían estar escuchándole, les dice algo que algunos de entre ellos no iban a tener por bueno: muchos extranjeros entrarán en el Cielo lo que quería decir, por el contrario, que muchos de ellos, los hijos del pueblo escogido por el Todopoderoso, no lo harán.


JESÚS, ayúdanos a entrar por la puerta estrecha.


Eleuterio Fernández Guzmán