Martes XXI
del tiempo ordinario
Mt
23,23-26
“En aquel tiempo, Jesús
dijo: ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de
la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la
justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque
sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el
camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia!
¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera
quede pura!’”.
Seguramente,
muchos de los que perseguían a Jesús creían que lo estaban haciendo bien. Ellos
creían que seguían la Ley de Dios cuando, en realidad, nada de eso estaban
cumpliendo y el Hijo de Dios se lo hace ver.
Los
guías espirituales del pueblo judío son llamados hipócritas. Eso era ponerlos a
los pies de los caballos si el pueblo acababa por entender que aquellas
palabras del Maestro eran justas. Y los llama ciegos porque no se daban cuenta
del daño que estaban haciendo con su actitud.
Lo que Jesús les dice es
que, antes de querer hacer ver a los demás qué es lo que deben hacer, se
purifiquen por dentro. El corazón debían cambiarlo y convertirlo a la Ley de
Dios verdadera y no a la que ellos tenían por verdadera.
JESUS,
ayúdanos
a no ser hipócritas con nuestra fe.
Eleuterio Fernández Guzmán
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