19 de agosto de 2022

El Primer Mandamiento

Mt 22, 34-40



Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: ‘Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más grande de la Ley?’

Jesús le respondió: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas’”.


COMENTARIO


No deja de ser sorprendente que sabiendo cómo era el Hijo de Dios hubiera quien quisiera preguntarle lo que en aquella ocasión le preguntaron. Y es que, al parecer, hasta es posible que albergarán la idea de que aquel Maestro con quien tanto se metían para hacerle daño no supiera la respuesta.

Como es de esperar, aquel Maestro era mucho más que un Maestro y aquella pregunta no iba a quedar sin respuesta pues era lógico que quien había hecho la Ley (Cristo es Dios hecho hombre) supiera muy bien qué responder… como siempre, por cierto.

En efecto, el Primer Mandamiento de la Ley de Dios es amar a Dios sobre todas las cosas. Y a eso añade Jesucristo el otro Mandamiento a respetar: amar al prójimo como a ti mismo. Y es casi seguro que de este Mandamiento muchos se olvidaran...



JESÚS, gracias por decir las cosas como deben ser dichas.



Eleuterio Fernández Guzmán

18 de agosto de 2022

No nos conviene desoír a Dios


Mt 22,1-14

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: ‘El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía a otros siervos, con este encargo: ‘Decid a los invitados: Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda’. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.

‘Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’. Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”.

COMENTARIO

 

Había muchos en el pueblo elegido por Dios que creían que eran ellos, en exclusiva, los que se iban a salvar. Por eso sentían un cierto desprecio por los demás pueblos y no los tenía como dignos de hallar el amor de Dios.

 

Jesús, sin embargo, sabe perfectamente (es Dios hecho hombre) que eso no es así. Conoce que Dios llama todo el mundo pero que cada cual responde como tiene por oportuno. Da oportunidad a cada cual de responder a su llamada.

 

De todas formas, no podemos presentarnos ante el Creador de una forma poco presentable. Debemos llevar el alma limpia porque, de lo contrario, deberemos pasar el tiempo que nos corresponda para ser limpiados.

 

JESÚS, ayúdanos a estar preparados para presentarnos ante el Padre.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

17 de agosto de 2022

Somos llamados a cualquiera hora

MT 20, 1-16



El Reino de los Cielos es como un hombre, dueño de una propiedad, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. 2 Después de haber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió también hacia la hora tercia y vio a otros que estaban en la plaza parados, 4 y les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo’. 5 Ellos marcharon. De nuevo salió hacia la hora sexta y de nona e hizo lo mismo. 6 Hacia la hora undécima volvió a salir y todavía encontró a otros parados, y les dijo: ‘¿Cómo es que estáis aquí todo el día ociosos?’ 7 Le contestaron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña’. 8 A la caída de la tarde le dijo el amo de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y dales el jornal, empezando por los últimos hasta llegar a los primeros’. 9 Vinieron los de la hora undécima y percibieron un denario cada uno. 10 Y cuando llegaron los primeros pensaron que cobrarían más, pero también ellos recibieron un denario cada uno. 11 Al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el dueño: 12 ‘A estos últimos que han trabajado sólo una hora los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor’. 13 Él le respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿acaso no conviniste conmigo en un denario? 14 Toma lo tuyo y vete; quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿No puedo yo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno?’”



COMENTARIO



Pensando humanamente no es nada extraño que aquellos trabajadores de la viña que llevaban todo el día trabajando no entendieran cómo era posible que todos los que habían sido llamados por el dueño de la misma cobraran lo mismo. Y es que, eso, humanamente hablando, es posible no se entienda.

Sin embargo, para Dios no son lo mismo las cosas. Y es que este texto muy bien lo podemos relacionar con el llamado del Todopoderoso de aquellos a los que quiere llamar. Y en eso es cierto que no todos somos o seremos llamados a la misma hora. Algunos de muy jóvenes son llamados a seguir a Dios; otros, a mayor edad…

El caso es que el Amor de Dios es igual para todos sus hijos. Y eso es lo que debemos tener en cuenta.



JESÚS, gracias por colaborar con Tu Padre del Cielo en esto.



Eleuterio Fernández Guzmán

16 de agosto de 2022

Ser, aquí, los últimos


Mt 19,23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos’. Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: ‘Entonces, ¿quién se podrá salvar?’. Jesús, mirándolos fijamente, dijo: Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible’.

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: ‘Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?’. Jesús les dijo: ‘Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros’”.

 

COMENTARIO

 

No se puede negar que cada judía tenía un anhelo grande: la vida eterna, estar con Dios para siempre. Por eso Jesús sabe que debe enseñar todo lo que pueda acerca de cómo eso puede conseguirse.

 

La cosa no es fácil. Jesús pone el ejemplo del camello y del rico para que vean lo dificultoso que puede ser llegar al Cielo. Además, es cosa de Dios decidir quién está capacitado espiritualmente para tener la Visión Beatífica.

 

Sin embargo, Jesús avanza una gran verdad: quien le siga ahora, quien deje atrás su corazón de piedra y venga a tener uno de carne tendrá, ya, una gran ganancia y luego, cuando muera, la vida eterna.

 

JESÚS, ayúdanos a seguirte siempre.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

15 de agosto de 2022

Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al Cielo

 

Hoy corresponde el evangelio de san Lucas. En concreto los versículos 39 al 56 del capítulo 1 del mismo. María proclama el Magnificat ante su prima Isabel.



 

JESÚS, cuida a tu Madre y escucha siempre las peticiones que a ella dirigimos desde nuestra vida terrena.

 


Eleuterio Fernández Guzmán



14 de agosto de 2022

Ser como niños...

Sábado, 13 de agosto de 2022

Mt 19, 13-15


Trajeron a unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: ‘Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos’”.

Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.


COMENTARIO


Como es más que sabido, en tiempos de la primera venida del Hijo de Dios al mundo la consideración que, en el mundo judío, se tenía de los niños, no era la mejor de todas. Por eso sus discípulos no querían que los niños se acercaran al Maestro.

Jesucristo, sin embargo, tenía una consideración más que distinta del pensamiento general porque conocía la Voluntad de Dios y, como podemos imaginar, no era la misma que la de aquellos que creían sabérselas todas.

Cuando el Hijo de Dios dice que el Reino de los Cielos pertenece a los que son como los niños es porque sabe bien lo que dice. Y es que el niño recibe lo bueno en un corazón aún limpio y eso los hace aptos para la siempre del Amor y la Misericordia de Dios.



JESÚS, gracias por poner las cosas en su sitio.



Eleuterio Fernández Guzmán