17 de marzo de 2018

Las dudas acerca de Cristo


Jn 7,40-53

En aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían: ‘Éste es verdaderamente el profeta’. Otros decían: ‘Éste es el Cristo’. Pero otros replicaban: ‘¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?’. 

Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: ‘¿Por qué no le habéis traído?’. Respondieron los guardias: ‘Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre’. Los fariseos les respondieron: ‘¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos’. 

Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: ‘¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?’. Ellos le respondieron: ‘¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta’. Y se volvieron cada uno a su casa”
.


COMENTARIO

Se está tramando el final humano de Jesús. Los que le persiguen siembran dudas acerca de su persona y de la misión que está cumpliendo el Maestro. No extraña, por tanto, que cundiera, precisamente, la duda ente aquellos que lo conocían.

Los considerados sabios, socialmente hablando, sabían que Jesús era muy peligroso para sus intereses porque estaba diciendo la verdad. Por eso se apoyan unos a otros sosteniendo que si ninguno de ellos lo había apoyado lo mismo debían hacer el resto de judíos.

Sin embargo, no todos era de igual pensar. Nicodemo, también sabio como ellos, se había dado cuenta de que aquel Maestro era mucho más que un Maestro. Por eso era discípulo suyo aunque en secreto. Trata de defenderlo pero las fuerzas del Mal habían ocupado el corazón de muchos.



JESÚS, ayúdanos a no dudar de ti.

Eleuterio Fernández Guzmán

16 de marzo de 2018

La verdad de Cristo y es Cristo la Verdad


Jn 7, 1-2. 10. 25-30


“1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. 2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. 10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito. 24 No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.’ 25 Decían algunos de los de Jerusalén: ‘¿No es a ése a quien quieren matar? 26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? 27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.’ 28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: ‘Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis. 29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.’ 30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.’”


COMENTARIO


Dice el texto del Evangelio de San Juan que “todavía no había llegado su hora”. Y es que estaba escrito que el Mesías iba a sufrir como un cordero llevado al matadero y aún no había llegado tal tiempo.

Muchos querían matarle. En realidad, no habían creído nunca que uno del que conocían su lugar de nacimiento, dónde vivía y todas sus circunstancias personales, fuese el Mesías enviado por Dios al mundo para que el mundo se salvase.

Cristo, sin embargo, que era consciente de la verdad de las cosas, sabe que hay muchos que no creen en su persona. Y lo dice con toda claridad y para que nadie se lleve a engaño. Y aquello certificó, más aún, el destino que debía cumplir.


JESÚS,  ayúdanos a tener siempre por verdad tus santas palabras.

Eleuterio Fernández Guzmán

15 de marzo de 2018

Saber que Cristo es Dios hecho hombre



Jn 5, 31-47

“31 ‘Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. 32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el
testimonio que da de mí. 33 Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. 35 Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. 36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, 38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado. 39 «Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. 41 La gloria no la recibo de los hombres. 42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. 44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? 45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. 46 Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. 47 Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?’”

COMENTARIO

Lo que Jesús dice en este texto del Evangelio de San Juan es, por parte del Hijo de Dios, un aviso más que claro a los que, conociéndolo, no quieren creer en el Enviado del Todopoderoso.

Ellos, los que persiguen al Maestro, mataron a Juan el Bautista porque no decía lo que querían escuchar. Pero el primo de Cristo era una luz en el desierto. Y Él es más que aquella luz por mucho que muchos no quieran comprenderlo ni entenderlo.

Al fin y al cabo, ellos, los que persiguen a Jesús, con sus acciones y palabras, muestran que no aman a Dios porque no creen en su Enviado. Por eso muchos querían matarlo.


JESÚS, ayúdanos a creer siempre en Ti.

Eleuterio Fernández Guzmán

14 de marzo de 2018

Lo que Cristo dice que ha de pasar



Jn 5,19-30

Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: ‘En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. 
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado’”.

COMENTARIO

Cristo es Dios
En este texto evangélico Jesús da a entender la verdad más importante: Él es Dios hecho hombre y puede hacer lo mismo que puede hacer el Creador. Y, de hecho, lo hace resucitando a muertos o dando la vista a ciegos, curando a paralíticos y devolviendo a la vida social a leprosos.

Cristo nos juzgará
Como bien se nos dice será Jesucristo quien nos juzgará cuando llegue el día esperado de la liberación del ser humano, de la salvación definitiva. Entonces, el Hijo de Dios separará a los buenos de los malos y a cada uno nos destinará a donde nos corresponda estar.

Cumplir la voluntad de Dios

El caso es que todo lo que hace Jesucristo lo hace por voluntad de Dios. Es decir, no hace nada que Dios no quiera que haga porque está sometido totalmente a lo que el Todopoderoso (¡Alabado sea por siempre!) tenga por bueno y mejor para su descendencia el hombre. Y Jesús se aplica a cumplirla a la perfección.

JESÚS, ayúdanos a comprender lo importante que es cumplir la voluntad de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

13 de marzo de 2018

Entender la voluntad de Dios


Jn 5, 11.14-16

“11 Él respondió: 'El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.'
14 Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: 'Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor'. 15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. 16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado”.

COMENTARIO

Nos dice el texto del Evangelio de San Juan que había quien perseguía a Jesús. Y es que había quien no entendía ni lo que decía ni, sobre todo, lo que hacía.

Y es que Jesús había curado en sábado y aquellos que creían que cumplían con la voluntad de Dios no entendían cómo era posible que un Maestro infringiera una norma tan clara como la de no hacer ciertas cosas en tal día de la semana.

El Hijo de Dios, sin embargo, conocía más que bien la voluntad de su Padre del Cielo. Y es que la misericordia se ponía por encima de aquello que suponía el estricto cumplimiento de unas normas que, a veces, no debían cumplirse.

JESÚS, ayúdanos a saber entender la voluntad de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán


12 de marzo de 2018

Lo que puede la confianza y la fe


Jn 4- 43-54


“43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea. 44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. 46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. 47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.

48 Entonces Jesús le dijo: ‘Si no veis señales y prodigios, no creéis.’
49 Le dice el funcionario: ‘Señor, baja antes que se muera mi hijo.’ 50 Jesús le dice: ‘Vete, que tu hijo vive.’ Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. 51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. 52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: ‘Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.’’ 53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: ‘Tu hijo vive’, y creyó él y toda su familia. 54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.”


COMENTARIO

Se suele decir que la fe mueve montañas. Pues con no ser, eso, una montaña, el corazón del Hijo de Dios, lo bien cierto es que aquel día la confianza de aquel hombre movió el corazón de Jesucristo.

Si hay algo que desarma a Cristo es que alguien manifieste, a través de su palabra o de sus hechos, que tiene fe. Y eso es lo que hace aquel necesitado, no para sí, de la intervención del Maestro.

Jesús cura al hijo de aquel funcionario real no porque fuera un poderoso sino porque le había mostrado que confiaba de tal manera en su persona y en su acción que se dirigió directamente a él para que curase a su hijo. Y lo curó, por fe lo curó.


JESÚS,  ayúdanos a tener fe siempre y a no perderla nunca.

Eleuterio Fernández Guzmán

11 de marzo de 2018

No querer recibir a la Luz de luces



Jn 3, 14-21


Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,  así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único,  para que todo el que crea en él no perezca,  sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.


COMENTARIO

Dios entregó a su Hijo

Seguramente el Creador podía haber hecho las cosas de otra forma. Sin embargo, quiso entregar a su Hijo para que el mundo saliera de la fosa en la que se había dejado caer y se salvara.


Creer en el Hijo de Dios

Ante Cristo se puede actuar de dos formas: creyendo en Él o no creyendo en Él. Es más que cierto que se nos dice, con toda claridad, que creer en Jesús supone estar salvado y que no creer… no salvarse.

Contemplar y creer en la Luz del mundo

Cuando Jesús vino al mundo muchos creyeron en Él pero otros muchos no quisieron escuchar sus santas palabras y procuraron una muerte que, al final, consiguieron ver llevada a cabo.




JESÚS, ayúdanos a ser del grupo de los que creen en Ti.

Eleuterio Fernández Guzmán