15 de marzo de 2018

Saber que Cristo es Dios hecho hombre



Jn 5, 31-47

“31 ‘Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. 32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el
testimonio que da de mí. 33 Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. 35 Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. 36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, 38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado. 39 «Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. 41 La gloria no la recibo de los hombres. 42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. 44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? 45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. 46 Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. 47 Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?’”

COMENTARIO

Lo que Jesús dice en este texto del Evangelio de San Juan es, por parte del Hijo de Dios, un aviso más que claro a los que, conociéndolo, no quieren creer en el Enviado del Todopoderoso.

Ellos, los que persiguen al Maestro, mataron a Juan el Bautista porque no decía lo que querían escuchar. Pero el primo de Cristo era una luz en el desierto. Y Él es más que aquella luz por mucho que muchos no quieran comprenderlo ni entenderlo.

Al fin y al cabo, ellos, los que persiguen a Jesús, con sus acciones y palabras, muestran que no aman a Dios porque no creen en su Enviado. Por eso muchos querían matarlo.


JESÚS, ayúdanos a creer siempre en Ti.

Eleuterio Fernández Guzmán

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