Jn 5,19-30
“Jesús, pues, tomando la palabra,
les decía: ‘En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su
cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace
igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él
hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque,
como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da
la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo
juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al
Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad,
en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado,
tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la
vida.
‘En verdad, en verdad os digo: llega
la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios,
y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así
también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para
juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en
que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan
hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para
una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo
que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad
del que me ha enviado’”.
COMENTARIO
Cristo es Dios
En
este texto evangélico Jesús da a entender la verdad más importante: Él es Dios
hecho hombre y puede hacer lo mismo que puede hacer el Creador. Y, de hecho, lo
hace resucitando a muertos o dando la vista a ciegos, curando a paralíticos y
devolviendo a la vida social a leprosos.
Cristo nos juzgará
Como
bien se nos dice será Jesucristo quien nos juzgará cuando llegue el día
esperado de la liberación del ser humano, de la salvación definitiva. Entonces,
el Hijo de Dios separará a los buenos de los malos y a cada uno nos destinará a
donde nos corresponda estar.
Cumplir la voluntad de Dios
El
caso es que todo lo que hace Jesucristo lo hace por voluntad de Dios. Es decir,
no hace nada que Dios no quiera que haga porque está sometido totalmente a lo
que el Todopoderoso (¡Alabado sea por siempre!) tenga por bueno y mejor para su
descendencia el hombre. Y Jesús se aplica a cumplirla a la perfección.
JESÚS, ayúdanos
a comprender lo importante que es cumplir la voluntad de Dios.
Eleuterio Fernández Guzmán
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