15 de marzo de 2014

Amar al enemigo




 Sábado I de Cuaresma


Mt  5,43-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial’”.


COMENTARIO

Lo que Jesús dice, en las más de las ocasiones, es algo muy extraño que cae como algo fuerte en los oídos de aquellos que lo escuchan. Había venido a que se cumpliera la Palabra y la Ley de Dios y eso, por mucho que se dijera, no siempre era fácil.

Amar a los enemigos. Eso dice Jesús como expresión del Amor de Dios y de la primera Ley de su Reino. Hacer eso es difícil porque, humanamente, a nadie que sea ofendido le sale de dentro amar a quien le ha ofendido. Es un listón alto el que pone Jesús.

Jesús pone ejemplos de cómo ha de ser el comportamiento de quien se considera hijo de Dios. Así, por ejemplo, no es bueno hacer lo mismo que hacen aquellos que no están cerca de Dios. Así se demostraría que somos hijos y que, en verdad, lo somos.





JESÚS, amar a los enemigos es el punto esencial de demostrar el Amor de Dios en nosotros. Ayúdanos a ser capaces de cumplir tal verdad en nuestra vida.





Eleuterio Fernández Guzmán


14 de marzo de 2014

Lo que Dios quiere





Viernes I de Cuaresma


Mt 5, 20-26


“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego. 

‘Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo’”.


COMENTARIO


La justicia de Dios

El conocimiento que tenían de la justicia de Dios los contemporáneos de Jesús distaba mucho de la que, en verdad, era la propia del Todopoderoso. Era, es, conveniente, estar más cerca de la que Dios que de la de los hombres.


Lo que Dios quiere de nosotros

Dios quiere de nosotros que tengamos un corazón blando y de carne y no duro y que no perdone nunca. Por eso siempre nos recomienda Jesús que actuemos con la mayor misericordia posible.

Tener en cuenta lo que debemos hacer

Es muy importante saber qué es lo que espera Dios de nuestro comportamiento que no es otra cosa que tengamos un corazón blando y de carne y no duro y no misericordioso.






JESÚS, siempre nos aconsejas lo mejor. Ayúdanos a no hacer oídos sordos a tus buenos consejos.





Eleuterio Fernández Guzmán


13 de marzo de 2014

La Ley de Dios





Mt 7, 7-12



“’Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! ‘Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la  Ley y los Profetas’.”
       

COMENTARIO

Jesús sabe cómo se ha de dirigir un creyente a Dios para ser escuchado por el Padre. Por eso insiste en que lo que tenemos que hacer es pedir al Creador por las necesidades que tengamos; llamar a la puerta del corazón de Dios.

Dice Jesús algo que es muy importante: “el que busca, halla”. Con ello nos quiere decir que el que sea capaz de encontrar a Dios en su corazón habrá hallado lo más importante de su vida. Algo así como encontrar un gran tesoro que el Creador escondió en nuestro corazón.

Jesús pone ejemplos para que sepamos que Dios, que sabe que somos malos (eso dice, con gran verdad, el Hijo de Dios) nos ama por encima de todas nuestras circunstancias. Por eso nos pide que pidamos… porque sabe que seremos escuchados.







JESÚS, sabes que Dios siempre nos escucha. Por eso nos pides que pidamos porque seremos escuchados. Ayúdanos a no olvidar nunca que el Creador siempre nos espera.





Eleuterio Fernández Guzmán


12 de marzo de 2014

Las señales de Dios





 Miércoles I de Cuaresma


Lc 11,29-32

En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: ‘Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás’”.


COMENTARIO

Por una forma de ser propia de aquel pueblo, el escogido por Dios para transmitir su Palabra lo había tentado muchas veces para que diera señales de su poder. Y Dios, muchas veces, había respondido a tales peticiones no sin antes avisar de que hacer eso estaba bastante mal.

A Jesús también le piden señales. No se dan cuenta de que es el Enviado de Dios y que Él mismo es la mejor señal que Dios podía enviar de su poder y majestad. Pero, a pesar de saber eso, el Hijo del hombre les explica algo que debían entender.

Nadie mejor que Jesús podía enviar el Padre. Así como en tiempos de Jonás sirvió, éste, de aviso, para el pueblo elegido de que debía cambiar el rumbo que estaba tomando, lo mismo es Jesucristo para el que había sido pueblo elegido por Dios antes de corromperse.


JESÚS, eres el Enviado de Dios y la señal que mejor podía darnos el Todopoderoso. Ayúdanos a no olvidar eso.





Eleuterio Fernández Guzmán


11 de marzo de 2014

Padre nuestro






Martes I de Cuaresma

Mt 6,7-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. 
‘Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.’”

COMENTARIO



Jesús sabía que era muy importante que aquellos que le seguían más de cerca (sus apóstoles) aprendiesen algo que era muy importante: dirigirse a Dios para pedir había que hacerlo como Dios quería. Y Dios, que ve en lo secreto de nuestro corazón no quería grandilocuencias hipócritas.

Jesús enseña la oración perfecta, aquella en la que pedimos a Dios por lo que, de verdad, es importante. Cada una de las peticiones que hacemos en el Padre nuestro contiene principios esenciales para un hijo del Creador y, por eso mismo, es la oración que a Dios le gusta escuchar.

Pero Jesús les explica, nos explica, que es muy importante perdonar a los que nos hayan ofendido de alguna manera. Si queremos que Dios haga lo mismo con nosotros debemos responder de tal forma: con amor al prójimo.





JESÚS, lo que nos enseñas siempre es bueno y nos viene muy bien para cumplir, para saber cumplir, la voluntad de Dios. Ayúdanos a no hacer, nunca, oídos sordos a tus santas palabras.





Eleuterio Fernández Guzmán


10 de marzo de 2014

Saber lo que nos conviene




Lunes I de Cuaresma


Mt 25,31-46


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 'Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.
'Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna'!.




COMENTARIO


Jesús, que es Dios mismo, sabe qué es lo mejor para nosotros. Y por eso, en muchas ocasiones nos dice qué es lo que debemos hacer porque nos quiere junto a Él en su definitivo Reino.

Lo que quiere Dios de nosotros es que tengamos un corazón misericordioso. Por eso tendrá muy en cuenta que hayamos hecho el bien a los que, en verdad, necesitan de nuestra ayuda. Dar de comer al hambriento, de beber al sediento, acompañar a quien esté triste, etc.

Sin embargo hay cosas que no debemos hacer y que Dios no quiere para nosotros. Así, por ejemplo, al contrario de lo dicho antes, no dar de comer al hambriento, de beber al sediento o no acompañar a quien necesita compañía... Eso no lo quiere Dios para sus hijos.


JESÚS, siempre nos dices lo que nos conviene, por eso siempre estás a nuestro lado... para que no se nos olvide. Ayúdanos a no tener nunca por no dicho lo que, tantas veces, has dicho y repetido.




Eleuterio Fernández Guzmán


9 de marzo de 2014

Con espíritu firme ante la tentación



Mt 4,1-11


En aquel tiempo, Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: 'Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes'. Mas Él respondió: 'Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’'.

Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: 'Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna’'. Jesús le dijo: 'También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”.

Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a Él darás culto’». Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.


COMENTARIO

Cuando Jesús fue bautizado por Juan en el Jordán había quedado abierta su etapa de vida pública. Por eso va al desierto pues es un lugar más que bueno para encontrarse con Dios. Y allí le acomete, precisamente, el Maligno. Y le tienta.

El Diablo le propone lo “mejor” para Jesús. Pero, para desgracia del Maligno no era lo que Jesús entendía como lo mejor para sí. El Hijo de Dios conocía a la perfección la voluntad de Dios y, tentación tras tentación rechaza las acometidas de aquel que quería envenenar su corazón y alejarlo de su Padre.

Jesús, con aquellas tres tentaciones, nos ofrece la posibilidad de darnos cuenta de que siendo nosotros, también, tentados por el Diablo o alguno de sus secuaces, podemos vencer las tentaciones. Por eso decimos en el Padre nuestro, pidiéndole a Dios, “no nos dejes caer en la tentación”. Sabemos que Dios nunca nos abandona en este tipo de tribulaciones.



JESÚS, quien te acomete cree que eres, en eso, como el resto de los hombres. No sabe, al parecer, que nunca se puede vencer a quien tiene plena confianza en Dios. Ayúdanos a tener un espíritu como el Tuyo.




Eleuterio Fernández Guzmán