5 de septiembre de 2020

Señor del sábado

Lc 6, 1- 5
"Sucedió que, cruzando un sábado por unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas, las desgranaban con las manos y se las comían. Algunos de los fariseos dijeron: '¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?' Y Jesús les respondió: '¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?' Y les dijo: 'El Hijo del hombre es señor del sábado.'" 


COMENTARIO

Es bien cierto que el pueblo judío, al menos en tiempos del Mesías, se atenía más que mucho a lo que consideraban normas sociales y religiosas. Por eso, les preocupaba que alguien no tuviese en cuenta algo tan importante como no respetar el sábado.

El caso es que había muchas cosas que no se podían hacer el sábado. Y es que por ser considerado un día especialmente sagrado no era válido, eso, hacer muchas cosas. Y por eso le afean la conducta a los discípulos de hacer en sábado lo que no se debía hacer.

Jesucristo, si embargo, sabía más que bien que por encima de los sacrificios estaba la misericordia y, por eso, no echa en cara que arrancasen espigas y se las comiesen porque tenían hambre. Además, Él era el Enviado de Dios y era, por tanto, Señor de todo. Pero eso no lo comprendieron.


JESÚS, gracias por mantenerte firme en la Verdad.


Eleuterio Fernández Guzmán

4 de septiembre de 2020

Odres viejos, corazones viejos

Lc 5, 33-39
"Ellos le dijeron: 'Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos no se privan de comer y beber.' Jesús les dijo: '¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces, en aquellos días, ayunarán.'

Les dijo también una parábola: 'Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo, porque, si lo hace, desgarrará el nuevo, y al viejo no le irá el remiendo del nuevo.


'Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los pellejos, el vino se derramará, y los pellejos se echarán a perder; sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos. Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: El añejo es el bueno.'" 



COMENTARIO

Cuando el Hijo de Dios habla con aquellos que quieren zaherirlo como sea y con pretensiones fuera de lugar, no duda en aprovechar para transmitir algo que pudiera venir bien a su alma aunque ya sabemos que no todos le hacían caso.
Cristo está anunciando su muerte. Entonces, cuando se lleven al Esposo, que es Él, ayunarán sus discípulos. Y es que iba dejando señales de lo que iba a ser su futuro, casi, inmediato.
De todas formas, aquí importa mucho comprender que los odres viejos son los corazones viejos que no han sabido cambiar y aceptar la Buena Noticia. En ellos no se puede poner el vino nuevo del Hijo de Dios porque hay que cambiarlos.

JESÚS, gracias por dar tantas pistas de cómo debemos ser y cómo debemos cambiar.

Eleuterio Fernández Guzmán

3 de septiembre de 2020

Pescadores de hombres

Lc 5, 1a.3-11
"1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret.
3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: 'Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.' 5 Simón le respondió: 'Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.' 6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. 7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. 8 Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: 'Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.' 9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. 10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran  compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» 11 Llevaron a tierra' las barcas y, dejándolo todo, le siguieron."

COMENTARIO

Podemos decir que, otra vez, Pedro se da cuenta de que es un pecador. El caso es que nos extraña que sea así porque le dice a Jesucristo que, como dice el Maestro que echen en determinado lado las redes, allí las echa. Y es que es casi seguro que, en un primer momento dudara de la eficacia del consejo del Hijo de Dios.
Bogar mar adentro y echar las redes para pescar. Estas expresiones tendrán su pleno sentido en cuanto Jesucristo les dice que van a ser pescadores, sí, pero no de peces sino de hombres.
Podemos imaginar la extrañeza de aquellos rudos hombres, acostumbrados a pasar calor o frió en busca de la pesca. Y, sin embargo, nada mas verdad que aquello de que iban a ser pescadores de hombres porque lo fueron.

JESÚS, gracias por escoger a sus discípulos para Apóstoles.

Eleuterio Fernández Guzmán

2 de septiembre de 2020

Aún no había llegado el momento

Lc 4, 38-44
"En saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre; y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: 'Tú eres el Hijo de Dios.' Pero él les conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. Al hacerse de día salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando hasta él, trataban de retenerle para que no les dejara. Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.» E iba predicando por las sinagogas de Judea."
COMENTARIO

A alguien le puede parecer extraño que el Hijo de Dios se empeñase tantas veces en que nadie supiera que sí, que era el Mesías enviado. Claro está que sus Apóstoles sí lo sabían pero, para los demás, aún no había llegado el momento.
Jesucristo, de todas formas, para nada deja de cumplir la misión para la que había sido enviado al mundo. Cura enfermos y endemoniados porque tiene que dedicar su existencia a los que más necesitan auxilio y ayuda
Dice algo el hijo de María que debería haber hecho pensar a muchos. Y es que, en un momento determinado dice que había salido par eso, para predicar que el Reino de Dios había llegado al mundo y era necesario, imperiosamente necesario, transmitir la Buena Noticia.

JESÚS, gracias por ser portavoz y realidad misma de la Buena Noticia.

Eleuterio Fernández Guzmán

1 de septiembre de 2020

Conocer a Cristo y creer en Él

Lc 4,31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: ‘¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios’. Jesús entonces le conminó diciendo: ‘Cállate, y sal de él’. Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: ‘¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen’. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región”.


COMENTARIO


Cuando Jesús recorría los caminos del mundo enseñando era normal que muchos de sus contemporáneos no creyesen en Él. Lo que decía no les gusta nada de nada porque les ponía, ante sus ojos, los pecados en los que caían.

Sin embargo, otros muchos (no demasiados, es verdad) sí creyeron en Él y en la doctrina que presentaba. Por eso sabían que enseñaba con autoridad y no como otros conocidos como sabios y entendidos en la Palabra de Dios. Ellos sí recibieron el Espíritu de Dios.

Otros también lo conocían, Los demonios sabían que era el Hijo de Dios, Quien había de venir al mundo. Por eso huían a su voz y por eso demostraban, con aquellos hechos, que Dios había cumplido su promesa de enviar un Salvador.




JESÚS, muchos no creían en ti pero otros sí sabían que eras el Hijo de Dios. Ayúdanos a ser como los que te conocieron y te quisieron.

Eleuterio Fernández Guzmán


31 de agosto de 2020

Saber mantenerse firme en la misión a cumplir


Lc 4, 16-22.24-27.29b-30

“16 Vino a Nazaret, donde se había criado, y, según costumbre, entró el día de sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron un libro del profeta Isaías, y, desenrollándolo, dio con el pasaje donde está escrito: 18 ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, 19 para anunciar un año de gracias del Señor’.

20 Y enrollando el libro, se lo devolvió al servidor y se sentó. Los ojos de cuantos había en la sinagoga estaban fijos en Él. 21 Comenzó a decirles: Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír. 22 Todos le aprobaban, maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, decían: ¿No es éste el hijo de José? 24 Él les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. 25 Pero en verdad os digo también que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambre en toda la tierra, 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue limpiado, sino el sirio Naamán.

(Al oír esto) 29b y le llevaron a la cima del monte sobre el cual está edificada su ciudad, para precipitarle de allí; 30 pero Él, atravesando por medio de ellos, se fue.”


COMENTARIO

Hace falta ser muy alejado de Dios para querer despeñar a alguien sólo porque no pensara como aquellos que lo quieren despeñar. Y eso es lo que pasa en este pasaje con el Hijo de Dios: como es del gusto de los que oyen (de muchos, seguramente) lo que oyen lo primero que se les ocurre es matar a Cristo.

En realidad, lo que dice Jesucristo es que Dios lo es de todos y no sólo del pueblo elegido, el judío. Y eso no debió gustar a los que se creían en la posesión, no sólo de la verdad, sino del mismo amor de Dios, celosos de que el Creador amara a otros que no fueran ellos.

Jesucristo, sin embargo, que conoce más que bien la Voluntad de su Padre (porque es Él hecho hombre) sabe que lo que dice es verdad y que debe salir de allí porque, de otra manera, hasta es posible que lo maten antes de tiempo y aún no ha llegado su hora.



JESÚS,  gracias por mantenerte firme en su misión.

Eleuterio Fernández Guzmán

30 de agosto de 2020

Seguir a Cristo




Mt 16, 21-27

21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. 22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: ‘¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!’ 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!’ 24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. 26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 27 ‘Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno  según su conducta.’”


COMENTARIO

Ciertamente, lo que nos dice el Hijo de Dios en este pasaje del Evangelio de San Mateo es tan importante que no lo deberíamos olvidar nunca. Y es que nos habla de lo esencial para nuestra fe católica.

Debemos cargar con nuestra cruz y seguir a Quien llevó la suya con valentía y con criterio de saberse Hijo de Dios. Y es que, además, nos dice que debemos perder nuestra vida, la antigua, la sin sentido, para ganar la que verdaderamente importa.

¿De qué le vale al hombre ganar todo en el mundo si, en el fondo, pierde su vida, la eterna? Dice Jesucristo esto y nosotros, seguramente, miramos para otro lado, para el mundo y no para dónde deberíamos mirar.


JESÚS,  gracias por ponernos sobre la pista de cómo debemos ser.

Eleuterio Fernández Guzmán