12 de diciembre de 2020

María, la llena de Gracia

Lc 1, 39-47

 

“En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’”

 

COMENTARIO

 

Cuando el Ángel Gabriel deja a María, y ella sabe que su prima Isabel está embarazada de seis meses, no lo duda ni un instante. Sabe que necesita ayuda una mujer de edad avanzada para aquel momento y acude a su casa para echarle una mano.

 

Isabel, esposa del sacerdote Zacarías, debe conocer que su prima María lleva al Hijo de Dios en el vientre. Y es que, para empezar, cuando la ve, el niño que lleva dentro (Juan el Bautista sería) salta en su vientre.

 

Isabel proclama lo que es cierto y verdad: que María es bendita entre todas las mujeres y que el niño que lleva en su seno es, nada más y nada menos, que su Señor. Y entonces dice una gran verdad, otra: es feliz María que ha creído todo lo que le ha dicho Dios.

 

 

JESÚS,  gracias por escoger una Madre así.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

11 de diciembre de 2020

No querer reconocer a Cristo

Mt 11, 16-19

"'¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:
`Os hemos tocado la flauta,
y no habéis bailado,
os hemos entonado endechas,
y no os habéis lamentado.'
'Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: `Demonio tiene.' Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: `Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.' Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.'"


COMENTARIO


Es bien cierto que no son pocas las ocasiones en las que el Hijo de Dios, como suele decirse, “lee la cartilla” (regaña) a muchos de los que se consideran sabios porque, en verdad, no lo son sino que andan por el mundo engallados de forma equivocada.

En esta ocasión lo hace, por así decirlo, con toda aquella generación que había tenido (si hubiera querido, claro) de reconocer que el hijo de María y, adoptivo, de José, era el Mesías aunque hubiese nacido en un pueblo tan poco importante, como Belén.

Sin embargo, ni quisieron reconocer la importancia de Juan el Bautista, ni la suya propia. Y no lo hicieron con el primero porque sí sabían que habría quien enviaría Dios por delante del Mesías y tal persona era el primo de Jesucristo. Y, luego, claro está, tampoco reconocieron al Enviado de Dios. Y así les fue y les va.


JESÚS, gracias por decir las cosas como deben ser dichas.


Eleuterio Fernández Guzmán

10 de diciembre de 2020

Hasta cuando vino Juan

Mt 11, 11-15

"En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga."


COMENTARIO


Es cierto y verdad que lo que nos dice el Hijo de Dios en este Evangelio de San Mateo acerca de Juan el Bautista que, como sabemos, era su primo por parte de su Madre, la Virgen María, tiene toda la verdad que tiene cuando habla Jesucristo que es toda.


El Bautista, como bien dice el Maestro era el último Profeta del Antiguo Testamento. Pero eso debe ser admitido por los mismos que querían verlo muerto o, al menos, que dejase de predicar. Cabía, pues, la voluntad de cada cual para aceptarlo o no.


Nos dice Cristo que Juan era sobre el que se había profetizado que abriría el paso al Mesías. Sin embargo, a partir de aquel hombre que vestía con piel de camello, sería el Hijo de Dios Quien debía bautizar con Espíritu Santo y fuego.


JESÚS, recuérdale a Juan, en el Cielo, que le damos las gracias por su fiel labor.


Eleuterio Fernández Guzmán 

9 de diciembre de 2020

Santa carga de Cristo


Mt 11,28-30

 

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera’”.

 

 

COMENTARIO

 

Jesús gusta de consolar a los corazones atribulados que en el mundo han sido, son y serán. En tiempos de su primera venida ya lo hacía porque sabía que necesitaban tal ayuda y tal auxilio y gozaba con ello.

 

Acudir a Cristo en nuestras muchas necesidades. Eso lo recomienda el Hijo de Dios porque tiene un corazón grande donde cabemos todos. Acudir, pues, al alma del Hijo resulta muy beneficioso para nosotros, hermanos muy necesitados, tantas veces, de consuelo.

 

Podemos pensar que acudir de tal manera a Jesucristo puede acarrearnos muchos problemas. Lo bien cierto es que, por eso mismo, no lo hacemos las veces que deberíamos hacerlo. Sin embargo Jesús no pone sobre la pista de la verdad: su carga es ligera y su yugo suave…

 

JESÚS, ayúdanos a llevar tu carga y tu yugo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

8 de diciembre de 2020

Inmaculada Madre


Si se nos permite, vamos a no tener en cuenta el texto bíblico que el Calendario Litúrgico tiene reservado para hoy, 8 de diciembre que es, a saber, el del Evangelio San Lucas, en los versículos 26 al 38 del capítulo 1 del mismo. Y es que la fecha lo merece.





Hoy celebramos un día muy especial en el que recordamos que el poder de Dios es como es o, lo que es lo mismo, total y absoluto. Por eso lo llamamos Todopoderoso porque quien todo lo hizo es claro que puede hacer, simplemente, lo que quiera aunque a nosotros nos pueda parecer algo, primero, misterioso y, luego, difícil de entender.

El caso es que Dios quiso que su Madre no naciera con el pecado original lo cual, por otra parte, hubiera supuesto que su Hijo, el Mesías, Él mismo hecho hombre, hubiera hecho lo propio con el mismo pecado. Y eso, como es lógico, no podía ser y no fue.

Hizo Dios, pues, que María, viniera al mundo limpia de la iniquidad que cometieron Adán y Eva. Por eso hoy recordamos que María es Inmaculada porque ni tuvo pecado al nacer ni cometió ninguno en su vida.

Es cierto que hay quien dice que eso no es verdad y que lo único que hacemos los católicos es alabar, digamos, “demasiado” a la Virgen María. Y nosotros sabemos que eso lo dicen porque, en el fondo, no se siente hijos de María sino, sólo, hermanos de Jesucristo cuando, en realidad, lo segundo no es sin lo primero.

Nosotros, de todas formas, damos gracias a Dios por haber librado a María del pecado original y, luego, de haber sabido escoger Madre más que bien.


María, Virgen Inmaculada, ruega por nosotros.


7 de diciembre de 2020

El poder de Dios


Lc 5, 17-26

 

Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: ‘Hombre, tus pecados te quedan perdonados’. Los escribas y fariseos empezaron a pensar: ‘¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?’


Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: ‘¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te quedan perdonados", o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’. Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: ‘Hoy hemos visto cosas increíbles.
’”

 

COMENTARIO

 

No podemos negar que muchas de las palabras que el Hijo de Dios pronuncia en aquella reunión son, para muchos de aquellos, verdaderamente provocativas. Y es que andaban a ver si lo cogían en un renuncio y decir lo que dijo, para ellos, lo era.

 

Aquel hombre, como podemos imaginar, no llevaba una vida demasiado arreglada o cómoda. Y es que su parálisis lo haría un apartado de la sociedad. Pero allí estaban sus amigos que, además de serlo, debían creer mucho en Jesucristo.

 

Jesucristo cura aquella parálisis. Sin embargo, los que deberían haber quedado curados de su ignorancia es lo que se extrañaban de que pudiese perdonar pecados. Y es que no acababan de comprender que aquel hombre no sólo era Maestro sino que era el mismo Dios hecho hombre.

 

 

 

JESÚS, gracias por ser misericordioso como quiere Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán