Mt 11,28-30
“En aquel tiempo, respondiendo Jesús,
dijo: Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré
descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
suave y mi carga ligera’”.
COMENTARIO
Jesús gusta de consolar a los corazones
atribulados que en el mundo han sido, son y serán. En tiempos de su primera
venida ya lo hacía porque sabía que necesitaban tal ayuda y tal auxilio y
gozaba con ello.
Acudir a Cristo en nuestras muchas
necesidades. Eso lo recomienda el Hijo de Dios porque tiene un corazón grande
donde cabemos todos. Acudir, pues, al alma del Hijo resulta muy beneficioso
para nosotros, hermanos muy necesitados, tantas veces, de consuelo.
Podemos pensar que acudir de tal manera a
Jesucristo puede acarrearnos muchos problemas. Lo bien cierto es que, por eso
mismo, no lo hacemos las veces que deberíamos hacerlo. Sin embargo Jesús no
pone sobre la pista de la verdad: su carga es ligera y su yugo suave…
JESÚS, ayúdanos a llevar tu carga y tu yugo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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