4 de abril de 2020

Envidia y maquinación



Jn 11, 45.47-57

“45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él. 47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: ‘¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. 48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.’ 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: ‘Vosotros no sabéis nada, 50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.’ 51 Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación 52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Desde este día, decidieron darle muerte. 54 Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos. 55 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse. 56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: ‘¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?’ 57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle.”

COMENTARIO

No podemos negar que, después de unos años de predicación y milagros, había quien no aceptaba nada de lo que hacía o decía aquel Maestro de Galilea. Por eso no nos extrañada nada que quisieran terminar con su vida a como diera lugar y de la forma que fuera.

Aquellos taimados perseguidores de Jesucristo aprovechaban cada una de las ocasiones que se les presentaba desprestigiarlo ante el pueblo bajo supuestas infracciones de la ley establecida.

Jesucristo, sin embargo, sabía muy bien lo que le iba a pasar y que era ineludible que fuera a la Ciudad Santa para que todo lo que estaba escrito se llevara a cabo. Eso, sin embargo y al parecer, no todos lo comprendían.

JESÚS,  gracias por cumplir tu misión hasta las últimas consecuencias.

Eleuterio Fernández Guzmán

3 de abril de 2020

Algunos sí le siguieron


Jn 10, 31-42

“31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. 32 Jesús les dijo: ‘Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?’ 33 Le respondieron los judíos: ‘No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.’ 34 Jesús les respondió: ‘¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he dicho: dioses sois? = 35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - 36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; 38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.’ 39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. 40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. 41 Muchos fueron donde él y decían: ‘Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.’ 42 Y muchos allí creyeron en él.”

COMENTARIO

Es más que extraña la pertinacia en la equivocación y en el error. Y es que había muchos que, muy a pesar de todo lo que ya había hecho Jesús y lo que, por ejemplo, había dicho el Bautista sobre su persona y realidad espiritual, no acababan de enterarse de nada.

Son, ya, muchas las veces, que Jesucristo dice, en la cara de todo aquel que lo quiera ver y escuchar, que es el Hijo de Dios y, por tanto, el Enviado, el Mesías.

Es cierto que no todos lo querían mal y no todos no creían en Él. Y es que hubo un grupo que sí lo tuvo por el Mesías, como era, y le siguieron con todas las consecuencias.

JESÚS,  gracias por insistir tanto acerca de tu naturaleza divina.

Eleuterio Fernández Guzmán

2 de abril de 2020

Guardar la Palabra de Dios no es esconderla


Jn 8, 51-59

“51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás.’ 52 Le dijeron los judíos: ‘Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás.” 53 ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?’ 54 Jesús respondió: ‘Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: ‘Él es nuestro Dios’, 55 y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. 56 Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.’ 57 Entonces los judíos le dijeron: ‘¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?’ 58 Jesús les respondió: ‘En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.’ 59 Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.”



COMENTARIO

Queda meridianamente claro en este texto del Evangelio de San Juan que, como pasa otras veces, sólo se entera de la realidad espiritual quien quiere enterarse porque quien no quiere… en fin, que nada de nada.

Jesucristo lo dice muchas veces, aquí también. Y dice que es el Hijo de Dios por activa y por pasiva pero no parecen darse cuenta de eso. Y es que ellos esperaban, seguramente, un Mesías de otra forma, con la espada cortante en mano y no con la espada cortante de su Palabra, justa y exacta Palabra.

El caso es que lo quieren matar. Cogen piedras para apedrearlo como si hubiera hecho algo tan grave que mereciera una muerte así. Y, claro, no nos extraña nada de nada lo que luego pasó.

JESÚS,  gracias por mantenerte firme en la Verdad.

Eleuterio Fernández Guzmán

1 de abril de 2020

Comprender a Dios y a Cristo


Jn 8, 31-42

“31 Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: ‘Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, 32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.’ 33 Ellos le respondieron: ‘Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?’ 34 Jesús les respondió: ‘En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo.  35 Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. 36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. 37 Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre.’ 39 Ellos le respondieron: ‘Nuestro padre es Abraham.’ Jesús les dice: ‘Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. 40 Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.’ Ellos le dijeron: ‘Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios.’ 42 Jesús les respondió: ‘Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.’”

COMENTARIO

Con este texto del Evangelio de San Juan queda más que claro que no hay más ciego y sordo que quien no quiere ver u oír. Y es que en la discusión que mantiene el Hijo de Dios con aquellos hombres, parece que ni quieren entender ni comprender.

El caso es que Jesucristo lo dice de todas las maneras posibles. Dice, queremos decir, que es el Enviado de Dios y que lo que hace y dice no lo hace o dice porque sea cosa suya sino porque es voluntad de Dios que así sea. Y, al parecer, aquellos que tanto han visto que ha hecho y dicho, no quieren, porque no quieren, enterarse de nada de lo que les dice. Y no quieren porque, según ellos, no les conviene…

JESÚS,  gracias por tu claridad.

Eleuterio Fernández Guzmán

31 de marzo de 2020

Vía crucis del siglo XX

Vía crucis del siglo XX: El Vía crucis de Cristo se hace presente en el siglo XX a través de la vida de los mártires de Acción Católica que supieron que su misión era de Dios y era para Dios.

Cristo, Enviado de Dios


Jn 8, 21-30

“21 Jesús les dijo otra vez: ‘Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.’ 22 Los judíos se decían: ‘¿Es que se va a suicidar, pues dice: “Adonde yo voy, vosotros no podéis ir?’ 23 El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados.’ 25 Entonces le decían: ‘¿Quién eres tú?’ Jesús les respondió: ‘Desde el principio, lo que os estoy diciendo. 26 Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo.’ 27 No comprendieron que les hablaba del Padre.  28 Les dijo, pues, Jesús: ‘Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. 29 Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.’ 30 Al hablar así, muchos creyeron en él.”

COMENTARIO

Para aquellos que aún, hoy día, dudan acerca de lo consciente que era Jesucristo acerca de su propio ser, lo dice muchas veces en este texto del Evangelio de San Juan.

En realidad, lo que hace el Hijo de Dios es decir, por activa y por pasiva, que es, eso, Hijo de Dios y que lo ha enviado el Padre del Cielo. Por eso lo dice de tantas formas y, por eso, precisamente por su insistencia, había quien quería perseguirlo y matarlo.

El texto bíblico nos dice que muchos, cuando escucharon las palabras del Maestro, creyeron en Él. Y es que de las mismas se deducía, junto a sus hechos, que sí, que era el Mesías. ¿A qué dudar?



JESÚS,  gracias por ser tan claro.

Eleuterio Fernández Guzmán

30 de marzo de 2020

No peques más



Jn 8, 1-11

“1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. 3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio 4 y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en  flagrante adulterio. 5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?’ 6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: ‘Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.’ 8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. 10 Incorporándose Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’ 11 Ella respondió: ‘Nadie, Señor.’ Jesús le dijo: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.’”


COMENTARIO

En este texto bíblico del Evangelio de San Juan se puede apreciar, con toda claridad, lo que es la misericordia y el perdón de Dios hacia sus hijos. Y es que aquella mujer había sido sorprendida en adulterio. Cristo no duda de eso sino que va más allá de tal circunstancia que, en sí misma, es gravemente pecaminosa.

Lo que le importa el Hijo de Dios es que el corazón de Dios es bondadoso y, por eso mismo, perdona a la mujer haciendo, además, que los demás se dieran cuenta de que ellos no eran, precisamente, unos angelitos…

El caso es que hay algo que muchas veces se olvida. Jesucristo, sí, perdona a la mujer y le dice que se vaya con el alma limpia. Pero también le dice que no peque más porque ahí está, verdaderamente, el tesoro de sus palabras.

JESÚS,  gracias por ser tan misericordioso y tan claro con nosotros.s

Eleuterio Fernández Guzmán

29 de marzo de 2020

Y creyeron en Él



Jn 11, 3-7.17.20-27.33b-45

“3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: ‘Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.’ 4 Al oírlo Jesús, dijo: ‘Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.’ 5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. 7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: ‘Volvamos de nuevo a Judea.’

17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. 21 Dijo Marta a Jesús: ‘Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. 22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.’ 23 Le dice Jesús: ‘Tu hermano resucitará.’ 24 Le respondió Marta: ‘Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.’   25 Jesús le respondió: ‘Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;  26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.  ¿Crees esto?’  27 Le dice ella: ‘Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.’

33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó 34 y dijo: ‘¿Dónde lo habéis puesto?’ Le responden: ‘Señor, ven y lo verás.’ 35    Jesús se echó a llorar. 36 Los judíos entonces decían: ‘Mirad cómo le quería.’ 37 Pero algunos de ellos dijeron: ‘Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?’ 38     Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. 39 Dice Jesús: ‘Quitad la piedra.’ Le responde Marta, la hermana del muerto: ‘Señor, ya huele; es el cuarto día.’   40 Le dice Jesús: ‘¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?’ 41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: ‘Padre, te doy gracias por haberme escuchado.  42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.’ 43Dicho esto, gritó con fuerte voz: ‘¡Lázaro, sal fuera!’ 44   Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: ‘Desatadlo y dejadle andar.’ 45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.”

COMENTARIO

No debemos extrañarnos si, entre los discípulos más allegados del Hijo de Dios, hubiera quien le reprochara que no fuera a ver a su amigo Lázaro porque, eso, era un amigo muy buen amigo así como sus hermanas, Marta y María.

El Hijo de Dios que, no lo olvidemos, era Dios hecho hombre, sabía más que bien que podía hacer lo que quisiera al respecto de la vida o muerte de Lázaro. Por eso, confiando en su Padre del Cielo acude a casa de los hermanos cuando, al parecer, ya nada podía hacer.

Nos dice el texto bíblico que muchos, al ver que había devuelto a la vida a Lázaro, que llevaba cuatro días muerto, creyeron en Él. Y es que, la verdad, no era para menos.


JESÚS,  gracias por haber sido tan misericordioso y bueno con Lázaro.

Eleuterio Fernández Guzmán