Mc 2, 13-17
15 de enero de 2022
Ser salvados
14 de enero de 2022
Nunca habían visto nada igual
Mc 2, 1-12
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a Él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados te son perdonados’.
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: ‘¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate, toma tu camilla y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados, dijo al paralítico: Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’.
Él se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: ‘Nunca hemos visto nada igual’”.
13 de enero de 2022
Acudir a Cristo
Mc 1, 40-45
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a Él de todas partes"
12 de enero de 2022
Había venido para eso
Mc 1, 29-39
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a éstos no los dejaba hablar, porque sabían quién era Él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: “Todos te andan buscando”.
11 de enero de 2022
Enseñaba con autoridad
Mc 1, 21b-28
10 de enero de 2022
Escuchar a Cristo y seguirlo
Lunes, 10 de enero de 2022
Mc 1, 14-20
“14
Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena
Nueva de Dios: 15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;
convertíos y creed en la Buena Nueva’. 16 Bordeando el mar de Galilea, vio a
Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran
pescadores. 17 Jesús les dijo: ‘Venid conmigo, y os haré llegar a ser
pescadores de hombres’. 18 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19
Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano
Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; 20 y al instante los
llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se
fueron tras él.”
COMENTARIO
Era
evidente que Jesucristo sabía que era Dios hecho hombre y que llegaría un
momento en el que debía cumplir la misión para la que había sido enviado a la
Tierra. Por eso, el encarcelamiento de su primo Juan, el Precursor, debía ser
la señal a partir de la cual empezar su tiempo de predicación. Y lo hacía anunciando la Buena Nueva según la
cual el Reino de Dios había llegado al mundo y, lo que es mejor, que la vida
eterna ahora era posible alcanzarla. Y fue buscando a los que serían sus discípulos
más cercanos, los Apóstoles. Y ellos, que debían ver algo en la mirada y en las
palabras de aquel hombre que los llamaba, no dudan en dejar todo lo que tienen
entren las manos y se van con Él.
JESÚS, gracias
por haber escogido de aquella forma a los Apóstoles.
Eleuterio Fernández Guzmán
9 de enero de 2022
El Único engendrado de Dios
Lc 3, 15-16. 21-22
“15 Como el pueblo estaba
a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no
sería él el Cristo; 16 respondió Juan a todos, diciendo: ‘Yo os bautizo con
agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la
correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego’.
21 Sucedió que cuando
todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en
oración, se abrió el cielo, 22 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma
corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’”.
COMENTARIO
Es verdad que Juan, llamado el Bautista por lo que
llevaba a cabo en el río Jordán tenía más que claro que él no era el Mesías
sino que Otro debía venir que sí lo era y que, como él mismo dice, no era digno
ni para desatarle la correa de las sandalias.
Decir eso de las sandalias y de su correa, es verdad
que tenía todo que ver con lo que hacían los servidores de una casa que
llevaban a cabo tareas como aquella. Y si él no se sentía digno de hacer eso es
que se sentía muy por debajo del Mesías que había de venir.
Lo que pasa cuando Jesús es bautizado es la confirmación
de que sí, de que Aquel era el Mesías y es que en aquel mismo lugar confluyen
las Tres Personas de la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
JESÚS, gracias por manifestarte al mundo de tal manera.
Eleuterio Fernández Guzmán