10 de junio de 2022

Sabios consejos de Cristo

Mt 5, 27-32


Jesús dijo a sus discípulos:


‘Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.’


COMENTARIO


No podemos decir que, a veces, las palabras del Hijo de Dios, no sean duras o, al menos, eso nos pueda parecer a nosotros. Y es lo que dice en este Evangelio de San Mateo da mucho que pensar.

El caso es que Jesucristo había sido enviado a que la Ley de Dios se aplicara en su totalidad. Y eso es lo que hace cuando habla del adulterio y que nos debería pensar hasta dónde ha puesto Cristo el listón…

Además, bien dice el Hijo de Dios que cuando haya un sentido que nos pueda afectar tanto que nos haga caer en el Infierno… debemos terminar con él aunque es cierto y verdad que lo debió querer decir es que lo atáramos en corto, por así decirlo.



JESÚS, gracias por darnos tan sabios consejos.



Eleuterio Fernández Guzmán 

9 de junio de 2022

Cristo rogó por todos sus discípulos

Jn 17, 1-2.9.14-26



En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:


‘Padre, ha llegado la hora, glorifica a a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti y, por el poder que tú has dado sobre toda la carne, dé la vida eterna a todos los que le ha dado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos.

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.


No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

Yo le he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.


Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les de dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos’”.


COMENTARIO


En este discurso, que se llama escatológico porque así debe llamarse, el Hijo de Dios se dirige a su Padre del Cielo para pedir por todos los que se le habían entregado para que cuidara de ellos. No quiere Jesucristo que se pierdan sino que, al contrario, acaben encontrándose con Él Cielo.

Ruega por nosotros. E, incluso, muchos siglos después de que, en efecto, aquello sucediera, nosotros nos sentimos concernidos por aquel ruego porque sus discípulos reciben su Gloria lo mismo que aquellos otros.


Que Cristo permanezca en nosotros es primordial para nuestro corazón y para nuestra alma.


JESÚS, gracias por cumplir tu misión tan a la perfección.


Eleuterio Fernández Guzmán

8 de junio de 2022

La Ley de Dios

Mt 5, 17-19



Jesús dijo a sus discípulos:

‘No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una i ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.’”


COMENTARIO

Había muchos en el tiempo del Hijo de Dios que creían que el Mesías iba a ser un enviado de Dios, sí, pero con ansia de venganza contra quien oprimía al pueblo escogido por el Todopoderoso.

Jesucristo sabía perfectamente para qué había sido enviado por la Primera Persona de la Santísima Trinidad y no iba a hacer nada distinto de eso: que se cumpla, de verdad, la ley de Dios. Nada más y nada menos que eso.

Sin embargo, como suele ser habitual, había que no hacía lo que debía a tal respecto. Y Cristo se encarga de poner sobre la mesa lo que entonces va a pasar: ser considerados pequeños en el Cielo; lo contrario, claro, tiene consecuencias contrarias.



JESÚS, gracias por ponernos sobre el camino hacia el Cielo.



Eleuterio Fernández Guzmán

7 de junio de 2022

Ser sal y luz

Mt 5, 13-16



Jesús dijo a sus discípulos:


‘Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.


Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.


Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.’”


COMENTARIO


Lo que dice el Hijo de Dios en este texto del Evangelio de San Mateo tiene todo que ver con cómo han de ser sus discípulos pues en algo se ha manifestar que lo son. Y lo de la sal y la luz es una forma de decir las cosas que dice mucho.


Ser sal y ser luz supone haberse dado cuenta de que la Palabra de Dios no es algo que se dice para no ser tenido en cuenta sino, justamente, para todo lo contrario. Y por eso no debemos perder el sabor de ser sal y la posibilidad de ser luz.


Por otra parte, lo que aquí importa es lo que dice Jesucristo al final de este texto bíblico: se ha de ver que somos sus discípulos y otra cosa ni vale ni sirve.



JESÚS, gracias por aleccionarnos de cómo debe ser nuestra forma de ser discípulos tuyos.



Eleuterio Fernández Guzmán

6 de junio de 2022

Bienaventurados seamos


Mt 5,1-12

En aquel tiempo, viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros’.

 

COMENTARIO

 

Se suele suponer que, como recoge San Mateo, el Hijo de Dios en un momento determinado proclamó las Bienaventuranzas, digamos, seguidas como recoge su Evangelio aunque es posible que el autor de este texto recopilara las que dijo en otras ocasiones. Sin embargo, eso importa bien poco porque lo que de verdad importa es que Jesucristo dijo algo que es de vital importancia para sus discípulos.

 

Cada una de las bienaventuranzas tiene todo que ver con el amor que se tiene a Dios. Y es cada una de ellas nos muestra una forma de cumplir con la Voluntad del Todopoderoso.

 

Además, nos dice Jesucristo que debemos estar felices, y serlo, cuando nos persigan por su causa. Y sí, eso es lo que ha pasado muchas veces y muchas veces sigue pasando.

 

 

JESÚS, gracias por las Bienaventuranzas; gracias.

 

Eleuterio Fernández Guzmán