27 de octubre de 2018

La paciencia de Dios



Lc 13,1-9

En aquel tiempo, llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo’. 

Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’. Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’”.



COMENTARIO

En el pueblo judío había mucha confusión acerca de la Ley de Dios y del cumplimiento de la misma por parte del hombre. Se habían llegado a tener consideraciones sobre la misma que estaban muy equivocadas. Y Jesús las pone sobre la mesa.

Creer que una persona sufría un mal porque era pecadora era un error muy común. Por eso Jesús les dice que no eran más culpables de lo que les había pasado aquellas personas que perecieron a manos de Pilato que ellos mismos.


Jesús predica conversión. Lo hace porque sabe que lo que aquellos que hablan con Él le dicen no es adecuado ni se corresponde con la voluntad de Dios. Por eso el Creador tiene tanta paciencia con sus hijos… porque son y somos tardos en comprender lo que, de verdad, importa.


JESÚS, ayúdanos a comprender, en efecto, que la voluntad de Dios es crucial para nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán


26 de octubre de 2018

Saber lo que nos conviene

Lc 12, 54-59

“54 Decía también a la gente: ‘cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. 55 Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. 56 ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? 57 ‘¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.’”


COMENTARIO

Cuando el Hijo de Dios habla a los que le quiere escuchar lo que dice no es para tenerlo por no escuchado. Y es que sabe que, enseñando, es posible que alguno se salve. Y eso hace al respecto de lo que ha de pasar una vez se ha pecado.

Las palabras de Cristo, a lo mejor, no se entienden porque no son siempre fáciles de entender. El caso es que es bien cierto que, como dice el Señor los fenómenos naturales son relativamente fáciles de prever pero los espirituales…

Aquí dice algo que se debería tener en cuenta: cuando pecamos debemos, por decirlo así, pagar por tal pecado. Y si no somos capaces de pedir perdón ahora en el mundo tendremos que esperar a ser limpiados en el otro mundo antes de entrar en el Cielo.



JESÚS, ayúdanos a saber pedir perdón cuando hayamos pecado.

Eleuterio Fernández Guzmán


25 de octubre de 2018

El fuego devorador de Cristo


Lc 12,49-53

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra’”.

COMENTARIO

La misión que Dios había encomendado a Jesús no era nada fácil. Tener que lidiar con aquellos que creían tener el control de la Ley de Dios y de su Palabra siendo, en realidad, que la cosa iba por otro camino, era, en efecto, muy difícil de enfrentar.

Jesús no había venido a abolir la Ley de  Dios. Había venido, como dice el Hijo de Dios, a que el mundo ardiera. Dicho así parecía muy fuerte aquella expresión. Sin embargo, tenía un sentido espiritual que fue, además, lo que acabó cumpliendo.

Se iban a enfrentar unos contra otros… por Él. No quería decir Jesús que iba  sembrar cizaña sino que  por su doctrina santa unos iban a estar a favor y otros en contra. Y tal fuego arrasaría con todo lo que de malo y negativo había en el mundo.




JESÚS, ayúdanos a ser del grupo de los que creen en  Ti.

Eleuterio Fernández Guzmán

24 de octubre de 2018

Estar preparados


Lc 12,39-48


"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre’.

Dijo Pedro: ‘Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?’. Respondió el Señor:’«¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.

‘Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más’.


COMENTARIO

Estar atentos a la llegada de Cristo

En muchas ocasiones Jesús nos hace ver que es muy importante tener en cuenta que Él ha de volver y que, entonces, seremos juzgados.


Descuidarse en asuntos espirituales

Es posible que no nos interese estar siempre pendientes de cuál es la voluntad de Dios. Miraremos para otro lado y no atenderemos lo  único que nos importa que es, precisamente, nuestra salvación eterna.

Consecuencias de lo que hacemos

Jesús lo dice con toda claridad: lo que hagamos tiene consecuencias para la eternidad: si hacemos bien, seremos recompensados; si hacemos mal, nos espera el llanto y el rechinar de dientes.


JESÚS, ayúdanos a tener siempre en cuenta que nos conviene cumplir la voluntd de Dios.




Eleuterio Fernández Guzmán


23 de octubre de 2018

Estar siempre preparados


Lc 12,35-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!’”.


COMENTARIO

No sabemos cuando va a volver Jesucristo para juzgar a vivos y a muertos. Quiere decir que también habrá personas con vida cuando eso suceda. No lo sabemos y, por eso mismo, Jesús nos avisa de qué es lo que tenemos que hacer al tal respecto.

Podemos optar por no hacer nada, por no limpiar nuestra alma de las suciedades que la “adornan”. Es una forma de actuar bastante ciega porque cuando venga el Juzgador Hijo de Dios no tendremos escapatoria alguna.

Podemos, sin embargo, tener en cuenta que ha de venir. Debemos, entonces, prepararnos para tal fin y cuidar nuestra alma procurando limpiarla en el Sacramento de la Reconciliación o Penitencia. Sólo así podremos ser verdaderamente dichosos.


JESÚS, ayúdanos a darnos cuenta de la necesidad de preparación que tenemos de cara a nuestro juicio particular.


Eleuterio Fernández Guzmán


22 de octubre de 2018

Prepararse a conciencia al encuentro con Dios

Lc 12, 13-21

“13 Uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo’. 14 Él le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?’ 15 Y les dijo: ‘Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes’. 16 Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; 17 y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’ 18 Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.’ 20 Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’ 21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios’”.


COMENTARIO

Como suele hacer muchas veces, el Hijo de Dios nos advierte de la verdad de las cosas del alma. Y es, entonces como ahora, muchos confunden las mismas y equivocan el qué hacer y hacia dónde dirigir sus pasos.

Aquel hombre le habla a su alma como si se tratase de otro hombre cualquiera, con sus problemas y sus posibilidades humanas de hacer. No sabía, a lo mejor, que el alma es de Dios y que sólo Dios puede tratar con ella.

Es cierto y verdad que quien hace de los bienes del mundo un tesoro sobre el que existir, es más que probable que acabe cayendo en la fosa de la que tanto habla el salmista. Por eso Jesucristo, que quiere nuestro bien y sólo tiene en cuenta nuestro interés espiritual, nos pone sobre la pista de la verdad: hay que preparar el alma para el encuentro con Dios su Juicio acerca de ella.


JESÚS,  ayúdanos a estar preparados para cuando seamos llamados por tu Padre.

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de octubre de 2018

Saber dónde debemos estar



Mc 10, 35-45

Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.’ El les dijo: ¿Qué queréis que os conceda?’ Ellos le respondieron: 'Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.’  Jesús les dijo: ‘No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?’  Ellos le dijeron: ‘Sí, podemos.' Jesús les dijo: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.’ Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: ‘Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores  absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.’”

COMENTARIO

No era nada extraño que, aquellos que acompañaban al Maestro quisieran estar en posición privilegiada. Y eso es lo que hacían los Zebedeos cuando se dirigen al Hijo de Dios. Y es que actúan como hombres porque lo son. Aún no han comprendido del todo lo que significa ser discípulos suyos.

Ellos están dispuestos a seguir a Cristo hasta las últimas consecuencias. Y es lo que van a hacer, como les dice el Maestro. Sin embargo, aún no es el momento adecuado de hacer eso sino, mejor, de comprender y entender.

Jesucristo sabe que la Voluntad de Dios tiene relación directa con servir al prójimo. Y eso es lo que predica su Hijo. Había venido, él mismo, a servir y no a ser servido. Y eso es lo que pide a todo el que le quiera seguir.


JESÚS, ayúdanos a saber servir.

Eleuterio Fernández Guzmán