11 de septiembre de 2021

No conviene ser necios

Lc 6, 43-49


"No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.

El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla su boca.

¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquél que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la inundación, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.

En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande."



COMENTARIO

Lo que nos dice en este texto el Hijo de Dios no es que no se entienda sino que, al contrario, se entiende más que bien. Y es que Jesucristo, que tiene la misión de que el mundo se salve, lo dice con toda claridad: no basta con escuchar la Palabra de Dios sino que, luego, hay que ponerla en práctica pues ya sabemos que el Creador nada malo quiere para su descendencia.

Es cierto y verdad que no hay mucha duda en esto: hay que ir en pos de Cristo para luego escuchar y poner en práctica. Y eso no parece nada raro ni que sea imposible de llevar a cabo. Sin embargo…

En realidad, no nos conviene ser como el necio que construye su casa sobre arena pues ya sabemos que, a las más mínima, se va a venir abajo. Al contrario de la verdad: debemos construir sobre roca, sobre la Roca que es Cristo. Y ya.



JESÚS, gracias por poner firmes fundamentos para vivir para siempre.



Eleuterio Fernández Guzmán

10 de septiembre de 2021

¡Cuidado con lo que creemos ser!

Lc 6, 39-42



39 Les añadió una parábola: ‘¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿ No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro. 41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. “

COMENTARIO

Lo que nos dice hoy el Hijo de Dios no es que esté lejos de la realidad o que esté exagerando Jesucristo sino que, al contrario, pone sobre la mesa una verdad más grande que el antiguo Templo de Jerusalén.

No es poco frecuente que nos demos cuenta de los errores que puedan cometer los demás y, es más, es hasta posible que se los hagamos ver para ver si los corrigen. Y eso, en forma de corrección fraterna no está mal.

Ciertamente, lo de arriba esta, digamos, bien pero deberíamos darnos cuenta de que nosotros también cometemos muchas faltas y pecados y que muchas veces bien no nos damos cuenta bien no queremos darnos cuenta. Y tales vigas, en muchas ocasiones, lastra nuestra visión espiritual y hasta la otra.



JESÚS, gracias por hacernos ver las cosas como son.



Eleuterio Fernández Guzmán

9 de septiembre de 2021

¿Ley?, la de Dios

Lc 6, 27-38


"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 'Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá'".



COMENTARIO

Ciertamente, al escuchar las palabras que recoge hoy el Evangelio de San Lucas y dichas por el Hijo de Dios, es más que posible que pensemos que lo que nos dice es muy difícil de llevar a cabo. Y es que amar a los enemigos no siempre es fácil, bendecir a los que nos maldicen, no siempre es fácil, rogad por los que nos difaman, no siempre es fácil, dar de lo nuestro, tampoco es siempre fácil y amar a los que nos odian… en fin, ¡qué decir de eso!

Lo bien cierto es que hacer eso es mostrar, o supone mostrar, que hemos comprendido la Voluntad de Dios para nuestra vida, para la vida de sus hijos. Y eso es lo que, por tanto, debemos llevar a cabo por muy difícil que nos resulta pues a veces, dada nuestra tozudez y falta de fe, es, simplemente, imposible.



JESÚS, gracias por ponernos en el buen camino.



Eleuterio Fernández Guzmán

8 de septiembre de 2021

Nace María, Madre de Dios y Madre nuestra

María, pequeño retoño de Dios

venido al mundo

para que el mundo se salve;

María, luz entre las luces

que Dios ha puesto,

salvadora de los hombres

y esperanza de una humanidad

cansada y tibia.

 

María, naces por Voluntad

del Padre,

Inmaculada, Virgen serás siempre

e intercesora de tus hijos

los hombres.

 

María, recordamos que tu corazón

diría sí, luego, años después.

Y así, en aquel momento,

Ana y Joaquín, tus padres del mundo,

supieron que Dios es grande

y es bueno.

 

María, recordamos tu nacimiento

y la venida al mundo

de la Mediadora.

 

María, ahora que hay quien no cree,

que hay quien blasfema,

que hay quien no ama a Dios, tu Padre y el nuestro,

María, decimos, pide al Creador

por aquellos que no aman, que blasfeman,

que no creen.

 

María, amada y anhelada María,

ahora naces para cada uno de nosotros

y nosotros te agradecemos que quisieras, luego,

que todos fuéramos hijos tuyos.

 

María, hoy naces y lo haces siempre,

en nuestro corazón, como otra Natividad,

la que Dios quiso que fuera, con la tu hijo,

ejemplo.

 

María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros.

 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

7 de septiembre de 2021

Y escogió a Doce

 

Lc 6,12-19

 

“En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. 


Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos”.

 

 

COMENTARIO

 

 

Jesús oraba mucho. Decir eso pudiera parecer algo normal. Sin embargo, hay que añadir, además de que fuera normal que orara mucho, que lo hacía para encontrar respuesta a lo que su corazón le estaba pidiendo. Y eso hace en esta ocasión.

 

Jesús ha de escoger a los que estarán más cerca de Él. Y escoge no a ilustres personajes de su tiempo sino a personas humildes con trabajos humildes. Los quiere así porque su corazón no estaba viciado de las tergiversaciones a las que habían llegado los “sabios” acerca de la Ley de Dios.

 

No tarda nada Jesús en enseñar a sus apóstoles. En cuanto bajan de allí se encuentran a mucha gente que quiere ver al Maestro. Y el Maestro no les niega su ayuda sino que, al contrario, cura a todo enfermo y transmite la Palabra de Dios a todo aquel que quiera escucharle.

 

 

 

JESÚS, aquellos a los que escoges para ser sus apóstoles, tus principales testigos, ven lo que puedes hacer. Ayúdanos a creer como ellos creyeron.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

6 de septiembre de 2021

Una lección de misericordia

 

Lc 6,6-11

“Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate y ponte ahí en medio’. Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: ‘Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla’. Y mirando a todos ellos, le dijo: ‘Extiende tu mano’. Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.”

 

 

COMENTARIO

 

Los que persiguen a Jesús aprovechan cualquier situación para ponerlo en entredicho y hacer ver que, según ellos, incumple muchos preceptos de la Ley. Aquel del sábado, además, era de los más importantes.

 

Jesús sabe, sin embargo, que su misión no consistía en contentar a los poderosos sino en tener en cuenta a los necesitados y aquel hombre, que tenía la mano derecha seca, no era poco necesitado. Y lo cura.

 

Ellos, los que lo persiguen, no creen que sea importante curar sino hacerlo en sábado. Y Jesús, que tenía más claras las prioridades a seguir y a tener en cuenta, no duda lo más mínimo en hacer lo que debe hacer. Por eso los malvados se preguntaban qué iban a hacer con Jesús…

 

 

JESÚS, ayúdanos a tener en cuenta la misericordia de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

5 de septiembre de 2021

Todo lo hace bien

 

Mc 7, 31-37

 

 

“31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. 32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. 33 El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua.    34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: = ‘Effatá’, que quiere decir: ‘¡Abrete!’35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. 36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. 37 Y se maravillaban sobremanera y decían ‘Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.’”

 

 

 

COMENTARIO

 

 

No es nada raro que hubiera quien se extrañara de lo que hacía el Hijo de Dios porque no entraba en su cabeza aquello que era, verdaderamente, extraordinario.

 

Es cierto y verdad que aquella persona lo estaba pasando más que mal en su situación: sordo y, como podemos imaginar, casi mudo, no tenía un lugar muy apropiado para vivir en aquella sociedad.

 

Tampoco nos extraña nada de nada que dijeran de Jesucristo que todo lo había hecho bien porque es más que seguro que conocieran todos sus haceres y decires y de eso sólo se podía decir que, en efecto, todo lo había hecho bien.

 

 

 

JESÚS,  gracias por hacerlo todo bien.

 

Eleuterio Fernández Guzmán