Lc 6,6-11
“Sucedió que entró Jesús
otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía
la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba
en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus
pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate y ponte ahí en
medio’. Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: ‘Yo os pregunto
si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en
vez de destruirla’. Y mirando a todos ellos, le dijo: ‘Extiende tu mano’. Él lo
hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí
qué harían a Jesús.”
COMENTARIO
Los que persiguen a Jesús aprovechan
cualquier situación para ponerlo en entredicho y hacer ver que, según ellos,
incumple muchos preceptos de la Ley. Aquel del sábado, además, era de los más
importantes.
Jesús sabe, sin embargo, que su misión no
consistía en contentar a los poderosos sino en tener en cuenta a los
necesitados y aquel hombre, que tenía la mano derecha seca, no era poco
necesitado. Y lo cura.
Ellos, los que lo persiguen, no creen que
sea importante curar sino hacerlo en sábado. Y Jesús, que tenía más claras las
prioridades a seguir y a tener en cuenta, no duda lo más mínimo en hacer lo que
debe hacer. Por eso los malvados se preguntaban qué iban a hacer con Jesús…
JESÚS, ayúdanos a tener en cuenta la misericordia de Dios.
Eleuterio Fernández Guzmán
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