5 de septiembre de 2021

Todo lo hace bien

 

Mc 7, 31-37

 

 

“31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. 32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. 33 El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua.    34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: = ‘Effatá’, que quiere decir: ‘¡Abrete!’35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. 36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. 37 Y se maravillaban sobremanera y decían ‘Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.’”

 

 

 

COMENTARIO

 

 

No es nada raro que hubiera quien se extrañara de lo que hacía el Hijo de Dios porque no entraba en su cabeza aquello que era, verdaderamente, extraordinario.

 

Es cierto y verdad que aquella persona lo estaba pasando más que mal en su situación: sordo y, como podemos imaginar, casi mudo, no tenía un lugar muy apropiado para vivir en aquella sociedad.

 

Tampoco nos extraña nada de nada que dijeran de Jesucristo que todo lo había hecho bien porque es más que seguro que conocieran todos sus haceres y decires y de eso sólo se podía decir que, en efecto, todo lo había hecho bien.

 

 

 

JESÚS,  gracias por hacerlo todo bien.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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