9 de agosto de 2014






Sábado XVIII del tiempo ordinario


Mt 17,14-20

“En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, arrodillándose ante Él, le dijo: ‘Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle’. Jesús respondió: ‘¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!’. Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento. 

Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: ‘¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?’. Díceles: ‘Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Desplázate de aquí allá’, y se desplazará, y nada os será imposible’”.

COMENTARIO

Muchos se acercaban a Jesús porque querían que les solucionase algún problema. En muchas ocasiones había padres que pedían por el bien de sus hijos porque, como es el caso, estaban poseídos por un demonio.

Jesús sabe que es difícil arreglar tales situaciones. Es necesaria mucha fe y mucha oración y no todos los suyos, incluso sus apóstoles, pueden hacer lo que corresponde. Su fe aun es débil.

El Hijo de Dios sabe que la fe es muy importante. Por eso les pone el ejemplo del grano de mostaza. Es muy pequeño pero es importante, al menos, tener una fe así de pequeña. Y eso, dicho pronto, quería decir que sus discípulos no tenían mucha fe aunque ellos creyesen que sí la tenían.


  

JESÚS, la fe es crucial para llevar una vida de la que puede decirse que es, verdaderamente, la propia de un discípulo tuyo. Ayúdanos a tener fe, al menos, como un grano de mostaza.



Eleuterio Fernández Guzmán

8 de agosto de 2014

Seguir a Cristo



Viernes XVIII del tiempo ordinario


Mt 16,24-28


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 'Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino'”.

COMENTARIO

Tomar la cruz

Seguir a Jesús no es fácil. Lo dice Él mismo porque sabe que muchos persiguen a sus discípulos. Además, debemos seguirlo con la cruz que, cada uno de nosotros, tenemos.


Perder la vida para ganarla

Seguir a Jesús supone algo importante y crucial para nuestra vida: perdemos la que tenemos ahora, el hombre viejo, para ganar la futura, la vida eterna. Por eso perdemos la vida... para ganarla.


Parusía de Cristo

Jesús ha de volver. Volverá cuando Dios quiera que vuelva y lo hará para juzgar a vivos y a muertos. Entonces será el momento de resucitar.

JESÚS, lo que nos dices es muy importante para nosotros. Ayúdanos a comprender tus palabras porque son decisivas para nuestra vida eterna.




Eleuterio Fernández Guzmán


7 de agosto de 2014

Cristo es Dios hecho hombre. Y es verdad cierta.



Jueves XVIII del tiempo ordinario

Mt 16,13-23

En aquellos días, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: '¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?'. Ellos dijeron: 'Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas'. Díceles Él: 'Y vosotros ¿quién decís que soy yo?'. Simón Pedro contestó: 'Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo'. Replicando Jesús le dijo: 'Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos'. Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo.

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: '¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!'. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: '¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!'”.


COMENTARIO

Jesús tenía interés por saber qué pensaban sus contemporáneos de Él. En realidad lo sabía pero prefería que aquellos que estaban cerca de su persona preguntasen a los demás. Y había bastante despiste al respecto.

Pedro, sin embargo, sabe que Jesús es el Mesías enviado por Dios. Y eso, como bien dice Jesús no lo sabe por sí mismo sino que se lo ha dicho el Espíritu Santo. Por eso Jesús lo nombra para llevar, como pastor, a la Iglesia que iba a fundar y que fundó. Todo lo que ate quedará atado y lo que ate, desatado.

Sin embargo, incluso Pedro parece que no ha comprendido del todo Quien es Jesús. No puede entender como el Hijo de Dios vaya a moir como dice que va a morir. Pero entonces no es el Espíritu Santo el que habla sin el mismo Satanás.


JESÚS, muchas veces los que te siguen no comprenden Quién eres. Ayúdanos a tener siempre en cuenta que eres el Hijo de Dios, Dios mismo hecho hombre.




Eleuterio Fernández Guzmán


6 de agosto de 2014

Escuchar a Cristo es más que conveniente

 La Transfiguración del Señor

Mt 17,1-9

En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías'.

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: 'Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle'. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: 'Levantaos, no tengáis miedo'. Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: 'No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos'”.
 


COMENTARIO

No podemos negar que entre los apóstoles de Jesús había tres que estaban escogidos para tener un papel importante en la comunidad religiosa que estaba a punto de nacer. Santiago, Juan y Pedro son los elegidos por Cristo para eso.

Jesús acude al monte con aquellos tres hombres porque quería que viesen algo de la gloria de Dios, lo que les esperaba en el Cielo. Pero aquellos hombres no acaban de comprender lo que les está pasando y sólo piensan en gozar de aquel momento.

La voz de Dios es terminante: aquel hombre, Jesús, es su Hijo y es muy importante que se tenga en cuenta que, por eso mismo, no hay que limitarse a ver lo que hace sino que hay que escucharlo. Sólo así se cumplirá con su santa Voluntad divina.




JESÚS, cuando te transfiguras en el monte quieres que tus apóstoles sepan lo que te va a pasar. Ayúdanos a no mirar, en exclusiva, el mundo y a nuestras propias circunstancias.




Eleuterio Fernández Guzmán


5 de agosto de 2014

No debemos dudar nunca de Cristo



Martes XVIII del tiempo ordinario


Mt 14,22-36


En aquellos días, cuando la gente hubo comido, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.

La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: '¡Animo!, que soy yo; no temáis'. Pedro le respondió: 'Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas'. '¡Ven!', le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: '¡Señor, sálvame!'. Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: 'Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?'. Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: 'Verdaderamente eres Hijo de Dios'.

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.”

COMENTARIO

Jesús oraba, como sabemos, con mucha frecuencia. Buscaba, además, lugares solitarios para estar a solas con el Padre. En la oración se dirigiría a Dios como el Hijo que era pues sabía que siempre le escuchaba.

Los apóstoles pescaban. En su labor diaria de trabajo debían pasar por situaciones como aquella del agua peligrosa. Pero Pedro, cuando ve a Jesús duda. Le dice “si eres” pues no estaba seguro de lo que estaba viendo. Más tarde vuelve a dudar y cae al agua. Le falló la fe.

Todos los que sabían que Jesús estaba cerca acudían a Él. Sabían que quedarían sanados porque estaban seguros que era el Mesías y el Enviado de Dios. Dice el texto que tan sólo con tocar algo de la ropa que llevaba. Y eso es confiar mucho en el poder de Dios.


JESÚS, muchos de los que son tus apóstoles dudan sobre Ti y otros, que se te siguen, no dudan para nada y quedan curados. Ayúdanos a ser del segundo grupo.




Eleuterio Fernández Guzmán


4 de agosto de 2014

Reconocer a Cristo


Mt 14, 22-36


Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, por las olas, pues el viento era contrario.Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando hacia el mar.Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y: 'Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: '¡Animo!, que soy yo; no.' Pedro le respondió: 'Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre aguas.''¡Ven!', le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: '¡Señor, sálvame!' Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: 'Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?' Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: 'Verdaderamente eres Hijo de Dios.' Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. 36 Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados”.



COMENTARIO


La barca de la Iglesia es zarandeada por muchos vientos de mala doctrina o, simplemente, por el mundo con sus añadidas mundanidades. Seguir, entonces, en el seno de la Esposa de Cristo sólo puede hacerse si es que se tiene confianza en Quien la fundó que no es otro que Jesucristo, Hijo de Dios y hermano nuestro.
Algo así les pasaba a los discípulos que, aún conociendo a Jesús demostraban no llegar, aún, a tener en sus corazones al Maestro. Creen, al ver a aquella persona que no conocían, en principio, que se trataba de un fantasma o, lo que es lo mismo, de un ser que no tenía vida sino que se aparecía, a su antojo, a quien quería. Tuvieron miedo aquellos rudos pescadores de lo que no conocían.
Dudó. Pedro dudo ante Cristo y, por eso mismo, por la duda, se hundía en las aguas. Tuvo poca fe y eso mismo es lo que le dice Jesús tratándolo de hombre, exactamente, de escasa confianza en Quien tanto amaba.

JESÚS, incluso los que mucho te aman dudan de la fe que tienen. Ayúdanos a no ser como ellos.




Eleuterio Fernández Guzmán


3 de agosto de 2014

Multiplicar por amor



Mt 14, 13-21.

Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades. Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: ‘El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.’ Mas Jesús les dijo: ‘No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.’ 17 Dícenle ellos: ‘No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.’ El dijo: ‘Traédmelos acá.’ Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños”.


COMENTARIO

Los que seguían a Jesús tenían hambre. Es más, tenían dos clases de hambre: espiritual y material. Jesús satisfacía de sobre la que era espiritual porque les enseñaba la santa doctrina de Dios. Pero también necesitaban de la materia para vivir.

Jesús prueba a sus apóstoles. Que les ellos de comer. Eso les dice para probarlos pues bien sabían que con lo poco que tenían no podían satisfacer la comida de miles de personas. Pero Jesús los tienta para ver por dónde salen. Y ellos poco pueden hacer... humanamente hablando.

Pero para Dios nada hay imposible. Jesús pide al Creador, su Padre, por aquellas personas que le quieren escuchar pero que también tienen que comer. Y consigue del Todopoderoso todo lo que pide pues el Padre nada puede negar al Hijo que con tal fin lo pide.


JESÚS, quienes te siguen saben que no tienes dónde recostar la cabeza pero también saben que de Dios todo lo puedes conseguir. Ayúdanos a tener confianza en el Padre.




Eleuterio Fernández Guzmán