22 de diciembre de 2023

Magnífica María

Lc 1, 46-56


"María dijo:
'Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.'

 COMENTARIO

En realidad, es cierto y verdad que de esta oración que lanzó al viento la Virgen María, a la que denominamos "Magnificat", se ha dicho mucho y mucho más se dirá a lo largo de los siglos. Y es que la Madre de Dios, inspirada y llena de Gracia y del Espíritu Santo, proclamó la verdad, así, sencillamente. 

Todo lo que María dice aquí se cumplirá a lo largo de las generaciones. Pero también es cierto aquello que proclama acerca de Dios que, como es de esperar, siempre hace lo mejor y es lo mejor lo que aquí hace: despedir a los que se creen mejores, a los soberbios y, en fin, hacer lo mejor por su pueblo porque, como también dice la Santísima Virgen, Dios es misericordioso y eso nunca ni lo ha olvidado ni lo olvidará nunca. 


JESÚS, gracias por tener una Madre así de Madre. 

Eleuterio Fernández Guzmán

21 de diciembre de 2023

La llena de Gracia

Lc 1, 39-45


"María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor'”.

COMENTARIO 

Sin duda alguna sabemos que Isabel estaba llena del Espíritu Santo. Sólo por eso pudo decir lo que le dijo a su prima María pues, de otra forma, resulta difícil saber cómo ella conocía lo que aquí se dice que conocía. 

Bien sabía Isabel que María estaba llena de Gracia y que a Quien llevaba en su vientre era el Hijo de Dios. Y por eso se sabe nada ante ella que es lo mismo que luego su hijo Juan el Bautista diría ante Cristo... que no se sentía digno ni para desatarle las sandalias...

Juan, aquel que sería el último profeta de la Antigua Alianza salta de alegría en el vientre de Isabel. Y es que Dios, como es de esperar, no hace nada mal.

JESÚS, gracias por haber dado aquella alegría a Isabel y a Juan. 

Eleuterio Fernández Guzmán

20 de diciembre de 2023

La llena de Gracia

Lc 1, 26-38



“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’  Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ’No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús  El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’   El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por  eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios  Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.’   Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.


COMENTARIO 

El episodio que recoge el evangelista Lucas en este texto de su libro (al principio del mismo) es verdaderamente crucial en la historia de la salvación del hombre. Y es que el Ángel del Señor se presenta ante María, una joven del pueblo judío. Y es que tiene que decirle algo de parte de Dios...¡De parte de Dios!

Que aquella joven se conturbe no es de extrañar porque podríamos pensar nosotros que haríamos si se nos presentara el Ángel Gabriel...

Sin embargo, la respuesta de María fue tan sencilla como profunda: se sabe la esclava del Señor y, por tanto, hará su santísima Voluntad. Y gracias a eso y gracias a Ella nosotros podemos salvarnos; gracias a María y a su fe. 

JESÚS, gracias por haber escogido a una mujer como Tu Madre. 

Eleuterio Fernández Guzmán 

19 de diciembre de 2023

La poca fe de Zacarías

Lc 1, 5-25


"En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.

Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.

Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: 'No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto'.

Pero Zacarías dijo al Ángel: '¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada'.

El Ángel le respondió: 'Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo'.

Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Él se expresaba por señas, porque se había quedado mudo.

Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: “Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres'."

COMENTARIO

La inseguridad de Zacarías tiene todo que ver con la creencia de verdad. Es decir, aquel hombre, que era sacerdote y no una persona cualquiera, no tiene claro que eso que le dice el Ángel Gabriel vaya a pasar porque, en el fondo, es una fe que, al parecer, necesita pruebas. Y eso... como que no lo ve claro. 

Gabriel le dice lo que va a pasar porque es Dios quien ha dispuesto que eso vaya a pasar. Y es que aquella mujer, que era tenida por estéril, no lo iba a ser porque Dios sabía lo que convenía a la historia de la salvación. 

Podemos imaginar, por otra parte, la sorpresa de aquel hombre, de aquella persona mayor, anciana (seguramente) cuando vio que todo lo que le había sido dicho de parte de Dios se había cumplido...

JESÚS, gracias por ser como eres. 

Eleuterio Fernández Guzmán