23 de julio de 2022

Vid y sarmientos


Jn 15, 1-8

 

“1 ‘Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. 8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos’”.

 

COMENTARIO

 

La imagen que utilizar el Hijo de Dios en este texto del Evangelio de San Juan era muy querida por todos aquellos que le escuchaban porque sabían que, como tal, la de la viña, como pueblo de Israel y el viñador, Dios, era creencia común.

 

Cristo, además, dice algo de importancia vital. Y es que, según nos habla el Mesías, es Él la viña y nosotros los sarmientos. Y quiere decir con eso que sin Él nada podemos hacer. Por eso debemos permanecer en Él y Él en nosotros.

 

El caso es que nada hay por casualidad en la viña del Señor. Por eso nos advierte Cristo que lo que quiere su Padre, Dios Eterno y Todopoderoso, es que demos fruto. Para eso lo envió al mundo.

 

 

 

JESÚS,  gracias por cumplir tu misión tan a la perfección.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

22 de julio de 2022

La fe y el amor de la Madgalena

 

Jn 20,1-2.11-18

 

 

“El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto’.


Estaba María junto al sepulcro, fuera, llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: ‘Mujer, ¿por qué lloras?’. Ella les respondió: ‘Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto’. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: ‘Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?’. Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: ‘Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré’. Jesús le dice: ‘María’. Ella se vuelve y le dice en hebreo: ‘Rabbuní’ —que quiere decir: Maestro’—. ‘Dícele Jesús: ‘No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’. Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.”

 

 

COMENTARIO

 

Aquella mujer, María Magdalena, tenía mucho que agradecer a Cristo. Al parecer había sacado de ella una serie de demonios que la habían hecho perderse por caminos nada recomendables para quien quiere entrar en el reino de los cielos.

 

María de Magdala acude al sepulcro porque quiere cuidar un poco el cuerpo del Maestro. Ella se sorprende de que no esté allí su cuerpo y pregunta. En principio no lo reconoce pero cuando sí lo reconoce exulta de alegría y gozo.

 

Jesús la envía. Lo que quiere que haga el Hijo de Dios es que comunique a los otros, a sus apóstoles y demás discípulos que están escondidos por miedo a los judíos, que ha resucitado. Era el principio de todo un devenir divino.

 

JESÚS, ayúdanos a tener la fe de María Magdalena

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

17 de julio de 2022

Ser Marta o María

 

Lc 10, 38-42


“Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.’ Le respondió el Señor: ‘Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.”

 

COMENTARIO

Aquellos eran amigos de Jesús. Desde pequeños habían conocido al que ahora era un Maestro de fama reconocida. Y no era extraño que fuera a su casa para hablar con ellos y para pasar un rato en su compañía.

Marta era muy trabajadora. Ella se estaba ocupando de todo lo que aquella visita estaba trayendo de dificultad. Y se enfada con su hermana María que, al parecer, sólo hacía que escuchar a Jesús.

Pero María, según dice Jesús, ha optado por lo mejor. En realidad, hace falta muy poco para existir con sencillez. Pero ella había escogido lo mejor porque quería escuchar al Maestro. Y eso era lo más importante.


JESÚS, ayúdanos a ser como María y a querer escucharte.


Eleuterio Fernández Guzmán

Hermanos en Cristo

 

Mt 12, 46-50

 

“Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: ‘¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.’ Pero él respondió al que se lo decía: ‘¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?’ Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ‘Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.’”

 

COMENTARIO

 

Con Jesús había mucha gente. Nos dice este texto del evangelio de san Mateo que había allí una muchedumbre. Y cómo sería la cosa para que la Virgen María ni siquiera pudiera acercarse a su hijo amado para hablar con Él.

 

Muchos de los que escuchan a Jesús tienen, de su fe, una concepción en exceso equivocada. Por eso, cuando allí se presentan María con otros miembros de su familia, no se dan cuenta de que Jesús tiene un concepto muy distinto de las cosas que pasan en su vida.

 

Para Jesús hay algo que es muy importante. Y no es que quiera hacer de menos a su Madre y a sus parientes sino que sabe que quien actúa según la voluntad de Dios transmitirá su Palabra con gozo y, lo que es más importante, la pondrá en práctica.

 

 

JESÚS, ayúdanos a ser verdaderos hermanos tuyos.

 

Eleuterio Fernández Guzmán