30 de noviembre de 2013

Jesús llama





Mt 4,18-22

En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: ‘Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres’. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.”

COMENTARIO

Jesús llama

Jesús necesitó, desde el principio de su predicación, a compañeros que colaborasen con Él en la transmisión de la Buena Noticia. Llama a los que quiere que es, exactamente, lo mismo que hace hoy día con cada uno de nosotros.


Podemos responder según y cómo

Aquellos hombres que fueron llamados supieron responder. Seguramente verían algo en aquel hombre que los llamaba porque lo dejaron todo por Jesús. Supieron responder al hecho de ser llamados, desde entonces, “pescadores de hombres”.


Algunos miran para otro lado

No todos, sin embargo, responden de la misma manera. A lo largo de los siglos desde que sucediera lo que nos trae el Evangelio de san Mateo muchas personas no han querido saber nada del Enviado de Dios y han preferido hacer su camino en solitario.





JESÚS, llamas a quien quieres porque necesitas trabajadores para la mies de Dios. Ayúdanos a no rechazar tu llamada con algún pretexto mundano.




Eleuterio Fernández Guzmán

29 de noviembre de 2013

La Palabra de Dios nunca ha de pasara





Viernes XXXIV del tiempo ordinario


Lc 21,29-33

En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: ‘Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’”.

COMENTARIO

A los discípulos de Cristo nos conviene sabe, es un decir, cuándo vamos a ser llamados y cuando vendrá Jesucristo de nuevo. Sin embargo, es más que cierto que no sabemos ni una cosa ni la otra.

Jesús asegura, y lo hace muchas veces, que el Reino de Dios ha de venir y que está cerca. Es cierto que el tiempo para el Creador es distinto al nuestro como seres humanos. Sin embargo, sí es cierto que ha de llegar como dice el Hijo de Dios.

La Verdad nunca ha de pasar. Si bien en el mundo ha habido generaciones y generaciones de seres humanos que han ido naciendo y muriendo, la Ley de Dios no ha de pasar nunca ni pasará porque es la propia del Todopoderoso. Su Palabra, su Palabra nunca pasará.



JESÚS, nos dices siempre la verdad y entre la verdad algo que es fundamental para nosotros, tus hermanos y discípulos: la Palabra de Dios nunca ha de pasar para nosotros. Ayúdanos a tener eso en cuenta en nuestra vida.





Eleuterio Fernández Guzmán


28 de noviembre de 2013

Cuando Cristo vuelva




 Jueves XXXIV del tiempo ordinario


Lc 21, 20-28

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
‘¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación’”.

COMENTARIO

El futuro que se prepara para el ser humano no es lo más halagüeño. Sin embargo, Jesús nos pone sobre la pista de qué es lo que tenemos que hacer cuando llegue el momento, no tan terrible por lo que supone, de la llega del fin del mundo, de este mundo.

Las señales serán de lo más terribles porque no es de esperar que el mundo deje de ser lo que es y pase a ser lo que debe ser de una forma ligera o poco impactante. Todo lo que Jesús dice de tal momento ha de pasar y pasará.

Sin embargo, no estamos del todo perdidos. Jesús nos recomienda, para aquel momento, que tengamos ánimo y que confiemos en lo que ha de venir. Es, será la liberación del pueblo elegido por Dios y eso bien vale cualquier sacrificio.



JESÚS,  nos avisas de lo terrible que será el final de este mundo, de esta forma de llevar las cosas, de esta forma de ser. Ayúdanos a mantener la fe y el ánimo en tu segunda venida.





Eleuterio Fernández Guzmán


27 de noviembre de 2013

Lo difícil que ha de venir


  

Miércoles XXXIV del tiempo ordinario


Lc 21,12-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas’”.

COMENTARIO

Como Jesús es Dios hecho hombre y, por eso mismo, todo lo sabe y conoce, advierte en muchas ocasiones de aquello que ha de suceder para que a nadie le coja por sorpresa y no pueda decir que no estaba advertido.

El porvenir del hermano y discípulo de Cristo no ha sido, desde que es posible serlo, nada cómodo ni la vida del mismo siempre ha sido agradable en el mundo en el que ha vivido y en el que vive. Ya advirtió Jesús que seríamos perseguidos y así es y ha sido.

Jesús, sin embargo, no cesa de darnos confianza en Él y en Dios miso. A pesar de las persecuciones y de las más que posibles muertes de sus discípulos, siempre está con nosotros y nunca nos abandona. La perseverancia, por eso, en la fe, nos ha de salvar.




JESÚS, nos pides que actuemos de una forma que es, casi, sobrehumana. Ayúdanos a perseverar en la fe y a no olvidar nunca lo importante que eso es para nosotros.





Eleuterio Fernández Guzmán


26 de noviembre de 2013

Lo que ha de venir

 Martes XXXIV del tiempo ordinario



Lc 21, 5-11

“Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: ‘Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.’  Le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?’ ‘El dijo: ‘Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.» 10 Entonces les dijo: ‘Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11 Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.’”
        
COMENTARIO

A los seres humanos nos gustan mucho las realizaciones que llevamos a cabo porque entendemos que son propias de seres inteligentes. Y eso les pasaba a los que, en el Jerusalén, miraban el Templo. Era rico en propiedades de sus materiales pero ¿era también propio de personas con fe?

Jesús sabe que aquella obra humana no vale más que la obra divina. Les dice que todo quedará destruido como, al cabo de los años, en efecto, pasó. Sabe que lo que importa es el Templo es Cristo, Él mismo y que tal realidad espiritual sí vale la pena.

Pero Jesús sabe que lo que ha de venir será terrible para el ser humano antes de que llegue, en su segunda venida, para juzgar a vivos y a muertes. Deberemos mantener, entonces, la calma espiritual porque el fin, aunque aún no cercano, supone su venida.






JESÚS, los que gustan, en exclusiva, de cosas humanas, no acaban de entender lo que, verdaderamente importa. Ayúdanos a deshacernos de lo que nos sobra y centrarnos en lo que nos importa.






Eleuterio Fernández Guzmán


25 de noviembre de 2013

Entregarse por entero




Lunes XXXIV del tiempo ordinario
Lc 21,1-4

En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: ‘De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir’.

COMENTARIO

Muchas veces pensamos que lo mejor es dar, simplemente, sin tener en cuenta, en verdad, la intención con que se da. Dios, sin embargo, que ve en lo oscuro de nuestro corazón o, lo que es lo mismo, en lo que creemos en el fondo del mismo, sabe que nos equivocamos con lo que hacemos.

Aquellos ricos, cualesquiera de nosotros en cualquier aspecto, creían que eran muy buenos porque daban mucho dinero. Sin embargo, era un dinero que falseaba su verdadera fe porque la sometían al valor de lo material. Su fe era escasa y su bolsillo, grande.

Aquella viuda, que tenía una fe profunda, daba, en efecto, todo lo que tenía para vivir. Lo daba porque sabía que Dios lo era todo para ella y haciendo eso todo lo que tenía lo entregada a su Señor, a su verdadero Señor. Y Dios, seguramente, se lo tuvo en cuenta a la hora de su muerte.


JESÚS, en demasiadas ocasiones creemos que engañamos a Dios cuando hacemos esto o lo otro. Ayúdanos a no caer en tan absurda realidad.



Eleuterio Fernández Guzmán


24 de noviembre de 2013

Jesucristo, Rey del Universo



“El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él, el existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia”. 

Este texto de la Epístola a los Colosenses (1, 15-17) muestra una raíz espiritual que siempre debemos tener presente. Y es que hoy, 24 del presente mes de noviembre, se da por finalizado el Año de la Fe que convocó, en su día, el emérito Benedicto XVI. Además (y no por casualidad escogió tal fecha) es el día de celebración en el que recordamos que Jesucristo es Rey del Universo en una festividad que el Papa Pío XI instituyó el 11 de diciembre de 1925 y con la que se cierra el tiempo llamado ordinario.

Empecemos, pues, como corresponde a un día como el citado: una oración a Cristo Rey:

“¡Oh Cristo Jesús! Os reconozco por Rey universal. Todo lo que ha sido hecho, ha sido creado para Vos. Ejerced sobre mí todos vuestros derechos.

Renuevo mis promesas del Bautismo, renunciando a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Y muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de vuestra Iglesia. 

¡Divino Corazón de Jesús! Os ofrezco mis pobres acciones para que todos los corazones reconozcan vuestra Sagrada Realeza, y que así el reinado de vuestra paz se establezca en el Universo entero. Amén.”

Nos dice mucho esta oración. No nos dirigimos al Hijo de Dios prometiendo cosas sin importancia sino aquellas que son fundamentales para nuestra existencia como hermanos suyos y como hijos de Dios. Por eso le decimos que queremos renunciar al Mal porque sabemos que es lo que Dios quiere de sus hijos; que queremos vivir como cristianos o, lo que es lo mismo, que queremos que Cristo sea nuestro ejemplo a seguir.

A tal respecto, el Predicador de la Casa Pontifica, el P. Raniero Cantalamessa, ofmcap, en su comentario a tal festividad, pero de 2007, dijo esto:

“El interrogante importante que hay que hacerse en la solemnidad de Cristo Rey no es si reina o no en el mundo, sino si reina o no dentro de mí; no si su realeza está reconocida por los Estados y por los gobiernos, sino si es reconocida y vivida por mí. ¿Cristo es Rey y Señor de mi vida? ¿Quién reina dentro de mí, quién fija los objetivos y establece las prioridades: Cristo o algún otro? Según san Pablo, existen dos modos posibles de vivir: o para uno mismo o para el Señor (Rm 14, 7-9). Vivir «para uno mismo» significa vivir como quien tiene en sí mismo el propio principio y el propio fin; indica una existencia cerrada en sí misma, orientada sólo a la propia satisfacción y a la propia gloria, sin perspectiva alguna de eternidad. Vivir «para el Señor», al contrario, significa vivir por Él, esto es, en vista de Él, por y para su gloria, por y para su reino”.

Debemos, por lo tanto responder a tales preguntas, en un a modo de examen de conciencia, para cerciorarnos de si, en verdad, somos tan cristianos como decimos ser o como pretendemos ser. Es decir, si Cristo reina en nosotros y en nuestro corazón, sabemos a qué atenernos en nuestra relación con los que sufren y con los más necesitados; si, por el contrario, el señorío de Cristo sobre nuestra vida no es el que tiene que ser seguramente haremos justamente lo contrario a lo que Dios quiere que hagamos pues no es casualidad que esto pase sino exactamente lo que tiene que pasar cuando Cristo no es Rey, de verdad, de nuestra vida.

Cristo Rey. Es demasiado importante esta expresión de fe. Por eso debemos tenerla muy en cuenta cuando recordamos, por ejemplo, que una expresión como tal, admirativa, agrandaba los corazones de muchos mártires cuando, antes de dar su vida, precisamente, por su Rey, lo proclamaban voz en grito. Así, los mártires mexicanos de la Cristiada; así los españoles de la persecución religiosa del siglo XX; así tantos otros de los que, seguramente, no tenemos noticia pero de la que sí tiene Dios Padre, Padre, precisamente, del Hijo.

En realidad nada decimos de nuevo cuando nos referimos a Cristo como Rey del Universo. Todo fue creado, como sabemos y nos ha recordado san Pablo, por Él y para Él y, por eso mismo, es Todopoderoso por ser Dios hecho hombre. Nosotros, como mucho, afirmamos lo que es verdadero y cierto y, en todo caso, procuramos aceptar en nuestra vida que nada podemos hacer sin nuestro Rey y que sin Él nada es posible. Por eso nos gusta exclamar, como aquellos otros a los que nos hemos referido arriba:

¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva Cristo Rey!

Amén.



Eleuterio Fernández Guzmán