27 de noviembre de 2013

Lo difícil que ha de venir


  

Miércoles XXXIV del tiempo ordinario


Lc 21,12-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas’”.

COMENTARIO

Como Jesús es Dios hecho hombre y, por eso mismo, todo lo sabe y conoce, advierte en muchas ocasiones de aquello que ha de suceder para que a nadie le coja por sorpresa y no pueda decir que no estaba advertido.

El porvenir del hermano y discípulo de Cristo no ha sido, desde que es posible serlo, nada cómodo ni la vida del mismo siempre ha sido agradable en el mundo en el que ha vivido y en el que vive. Ya advirtió Jesús que seríamos perseguidos y así es y ha sido.

Jesús, sin embargo, no cesa de darnos confianza en Él y en Dios miso. A pesar de las persecuciones y de las más que posibles muertes de sus discípulos, siempre está con nosotros y nunca nos abandona. La perseverancia, por eso, en la fe, nos ha de salvar.




JESÚS, nos pides que actuemos de una forma que es, casi, sobrehumana. Ayúdanos a perseverar en la fe y a no olvidar nunca lo importante que eso es para nosotros.





Eleuterio Fernández Guzmán


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