12 de noviembre de 2021

Aviso a navegantes


Lc 17, 26-36

"Jesús dijo a sus discípulos:

'En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.

Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.

En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida la perderá; y el que la pierda la conservará.

Les aseguro que en esa noche, de dos que estén en el mismo lecho, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada'.

Entonces le preguntaron:'¿Dónde sucederá esto, Señor?' Jesús les respondió: 'Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres'.

COMENTARIO

Es verdad que e Hijo de Dios había venido al mundo para que el mundo se salvase. Pero también es verdad que es seguro que supiese que no todos se iban a salvar porque habría persona que, sencillamente, no creerían en su palabra y no actuarían en consecuencia.

No podemos negar que las palabras que pone en su boca Jesucristo y que recoge el Evangelio de San Lucas para el día de hoy son verdaderamente terribles. Y es que no pronostican nada que pudiera parecer bueno pues lo que ha de venir no es algo de lo que pudiéramos decir que es recomendable.

Sin embargo, es más que recomendable y conveniente. Y es que nos habla de cuando haya manifestación del Hijo de Dios que podemos entenderlo como el mismo momento de su muerte (cuando se reunieron los buitres que querían matarlo) pero también puede referirse al momento en el que vuelva por segunda vez en su Parusía. De todas formas lo que sí debemos tener en cuenta es que siempre debemos estar preparados porque no sabremos cuándo será eso.

JESÚS, gracias por avisarnos.



Eleuterio Fernández Guzmán

11 de noviembre de 2021

Lo que debía pasar

Lc 17, 20-25


"Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: 'El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allí'. Porque el Reino de Dios está entre ustedes'.

Jesús dijo después a sus discípulos: 'Vendrá el tiempo en que ustedes desearan ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: ' Está aquí' o 'Está allí', pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.

Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación'”.

COMENTARIO



La verdad es que en algunas ocasiones el Hijo de Dios nos pone, por decirlo así, los pelos de punta. Y es que advierte, les advierte a los que le escuchaban entonces, de realidades que es posible no comprendiesen pero que, en el fondo, les iban a afectar.

Nos pone sobre el aviso de aquellos que querrán aprovecharse del Reino de Dios diciendo que ahora está o que ahora no está. Sin embargo, la realidad es muy otra pues el mismo está desde que llegó al mundo el Único Hijo de Dios engendrado y no creado.

Y un aviso: antes de que todo se consume Jesucristo ha de sufrir mucho y padecer otro tanto. Eso lo dice para que aquellos que le escuchan sepan a qué atenerse aunque es más que probable que no lo entendiesen.



JESÚS, gracias por ser tan claro.



Eleuterio Fernández Guzmán

10 de noviembre de 2021

Dar gracias a Dios

Lc 17, 11-19


"Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: '¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!'
Al verlos, Jesús les dijo: 'Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Y en el camino quedaron purificados.

Uno de ellos, al comprobar que estaba sano, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.

Jesús le dijo entonces: '¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?” Y agregó: 'Levántate y vete, tu fe te ha salvado'.

COMENTARIO


No podemos negar que los leprosos de los que nos habla hoy el Evangelio de San Lucas lo estaban pasando mal. En realidad, su situación personal era más que peliaguda porque no podían entrar en los pueblos o en las ciudades y debían estar alejados del resto de personas. Y eso suponía, como podemos imaginar, una incapacidad social más que grande.

Ellos han de tener fe para dirigirse al Hijo de Dios de una forma, seguramente, desmedida. Pero es que, para ellos, sólo podían encontrar consuelo y solución a su grave situación en alguien como el Maestro. Y los cura a todos como, por otra parte, era de esperar.

Sólo uno de ellos vuelve a dar gracias a Dios, eso es cierto. Y se extraña Jesucristo de que sea, precisamente, un samaritano, no muy bien considerado por los judíos, quien vuelva a agradecer el bien hecho Y es que los demás, seguramente, aún en su estado físico, creían que por ser hijos del pueblo elegido por Dios, todo se les era debido… incluso aquella merced de parte del Hijo de Dios.


JESÚS, gracias por ser tan bueno y tan misericordioso.

9 de noviembre de 2021

Palabra de Dios

Jn 2, 13-22


"Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó las mesas y dijo a los vendedores de palomas: 'Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio'.

Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: 'El celo por tu Casa me consumirá'.

Entonces los judíos le preguntaron: '¿Qué signo nos das para obrar así?'

Jesús les respondió: 'Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar'.
Los judíos le dijeron: Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y Tú lo vas a levantar en tres días?'

Pero Él se refería al templo de su cuerpo.

Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que Él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado."


COMENTARIO

Es verdad que no muchas veces puede verse al Hijo de Dios manifestando un enfado tan grande como del que hace gala cuando acude al Templo y se da cuenta de que, en efecto, la Casa de su Padre se ha convertido en una cueva de ladrones. En realidad, lo que no podía soportar Jesucristo es que lo que debía ser lugar de oración y de encuentro con Dios hubiera devenido un lugar donde, por decirlo pronto, se hacía negocio con las “cosas”, digamos, de la fe.

Pero eso no es todo. Y es que Jesucristo, al decir lo de la destrucción del Templo sabemos que no se refería al físico (aunque eso también sucediera) sino a su propio cuerpo. Y es lo que, como sabemos pasó, al resucitar.


JESÚS, gracias por tu entrega total a tu misión.


8 de noviembre de 2021

Fe pequeña pero franca y verdadera


Lc 17, 1-6

 

“1 Dijo a sus discípulos: ‘Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! 2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. 3 Cuidaos de vosotros mismos. ‘Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. 4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás’.5 Dijeron los apóstoles al Señor; ‘Auméntanos la fe’. 6 El Señor dijo: ‘Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido’”.

  

COMENTARIO

 

No podemos negar que el Hijo de Dios tiene muy claro lo que supone la fe. Por eso pone ejemplos de qué supone la misma y lo hace para que todos sepan a qué atenerse. El caso es que resulta más que complicado atenerse a lo que nos dice porque, de hacerlo, a lo mejor, no nos atenemos a lo nuestro…

 

Quiere, también, Jesucristo, que perdonemos. Él lo haría, como sabemos, en un momento muy importante y crucial de su vida. Por eso no atiende a límite de veces que se ha de perdonar. Al contrario, de ha de perdonar siempre y eso, como sabemos es no atenernos nunca lo nuestro y no suele ser de nuestro gusto.

 

Tener fe. Tal consideración tiene de la confianza en Dios nuestro hermano Jesucristo que dice eso de que, de tenerla tan pequeña como un grano de mostaza (y es muy pequeño) haríamos cosas que nos parecen imposibles. A lo mejor porque nuestra fe ni siquiera es como tal grano…

 

 

JESÚS,  ayúdanos a tener fe como el grano de mostaza. Al menos, como el mismo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

7 de noviembre de 2021

Cuidado con las apariencias


Mc 12, 38-44

 

38 Decía también en su instrucción: ‘Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; 40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa. 41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos  echaban mucho. 42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as.

 

43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: ‘Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro.44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.”

 

  

COMENTARIO

 

En realidad, el episodio que nos narra hoy el Evangelio de San Marcos tiene todo que ver con lo que nosotros solemos creer que pasa y con lo que Dios sabe que pasa. Y es que había gran diferencia entre aquellos que echaban para el Templo el dinero que les sobraba y aquella pobre mujer, viuda, que echaba no lo que le sobraba sino, justamente, lo que le hacía falta para vivir. Y es que, en demasiadas ocasiones creemos que Dios no ve nada de lo que hacemos cuando, en realidad, es todo lo contrario y cuando creemos estar haciendo el bien, a lo mejor, tal cosa no es así.

 

Aquella viuda sí que hizo lo que tenía que hacer aunque la mayoría de las ocasiones a nosotros nos pueda parecer otra cosa…

 

 

 

JESÚS,  gracias por poner ejemplos tan claros de lo que es bueno y de lo que, en el fondo, no lo es.

 

Eleuterio Fernández Guzmán