17 de mayo de 2024

El perdón de Pedro

Jn 21,  15-19


Habiéndose aparecido Jesús resucitado a sus discípulos, después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?'
El le respondió: 'Sí, Señor, Tú sabes que te quiero'.

Jesús le dijo: 'Apacienta mis corderos'.

Le volvió a decir por segunda vez: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?'

Él le respondió: 'Sí, Señor, sabes que te quiero'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas'.

Le preguntó por tercera vez: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?'

Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: 'Señor, Tú lo sabes todo; sabes que te quiero'.
Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras'.

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: Sígueme'"


COMENTARIO

Podemos imaginar la situación por la que estaba pasando Pedro. Y es que había negado a su Maestro tres veces por no querer perder su vida. Y eso le pesaba mucho en su corazón.

Jesucristo, que sabía tal situación, quiere que comprenda que lo ha perdonado. Y le pregunta tres veces si lo quiere. Y, claro, la tercera vez le debió hacer pensar a Pedro que su situación no tenía remedio y entristeció...

Quedó Pedro perdonado por Cristo. Pero Cristo no sólo lo perdona sino que además le dice cuál va a ser su muerte y, sobre todo, que le siga. Y eso fue lo que hizo. 

JESÚS, gracias por perdonar a Pedro.

Eleuterio Fernández Guzmán

16 de mayo de 2024

Ser unos con Dios

Jn 17, 20-26


A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:

'Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí.
Que todos sean uno: como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -Yo en ellos y Tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí.
Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero Yo te conocí, y ellos reconocieron que Tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos, y Yo también esté en ellos'."

COMENTARIO

No podemos negar que cuando iba a llegar el momento de la muerte del Hijo de Dios quería que todos supiesen y conociesen los principios de la Verdad. Y por eso les habla como les habla en aquel momento. 

Jesucristo nos quiere unidos a Dios y, por tanto, a él mismo. Y por eso le pide a su Padre del Cielo que eso sea posible y para que el mundo reconozca de una vez la venida por primera vez del Hijo de Dios al mundo para que el mundo se salve. 

Quiere Cristo algo fundamental y que nunca deberíamos olvidar: que su Amor esté en nosotros y que así, como también diría en una ocasión, podríamos amarnos como Él nos había amado. 


JESÚS, gracias por decirnos la verdad de nuestra fe. 

Eleuterio Fernández Guzmán

15 de mayo de 2024

No somos del mundo

Jn 17, 1b-19


"A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:

'Padre santo, cuídalos en tu Nombre que me diste para que sean uno, como nosotros.

Mientras estaba con ellos, Yo los cuidaba en tu Nombre que me diste; los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Así como Tú me enviaste al mundo, Yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad'"


COMENTARIO 

Hay algo en este texto del Evangelio de San Juan que debería decirnos más que mucho. Y es que, en un momento determinado le dice a Dios que sus hermanos "no son del mundo". 

Esto, sencillamente, quiere decir que si no somos del mundo es que somos de otro sitio. ¿Y cuál es tal sitio? Creemos que se refiere al Cielo donde debemos ocupar alguna de las estancias que está preparando Jesucristo. 

Nosotros debemos ser consagrados en la verdad como aquí mismo dice el Mesías. Y para eso, sin duda alguna, debemos creer en Dios, pensar en Dios y ser perfectos como lo es Dios...

JESÚS, gracias por decir la Verdad con tanta claridad. 

Eleuterio Fernández Guzmán