Sábado X
del tiempo ordinario
Mt
5,33-37
“En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos: ‘Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No
perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no
juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la
Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad
del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus
cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no,
no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno’”.
COMENTARIO
En muchas ocasiones el
Hijo de Dios se ve en la obligación de corregir lo que se había tenido, hasta
entonces, por bueno y verdad. Por eso, como ahora por ejemplo, ha de cambiar
una doctrina equivocada. Y no le duelen prendas ni se preocupa por lo que
puedan pensar aquellos que le persiguen.
Ahora habla de aquello
que, en demasiadas ocasiones, solemos hacer. Ponemos a Dios por testigo de
nuestras maldades y de nuestros pecados. Y lo hacemos sin darnos cuenta de que
tal comportamiento no es adecuado ni tiene que ver con la voluntad del Creador.
Pero hay algo que es muy
importante en este texto. Y es que Jesús no quiere comportamientos tibios ni
nada por el estilo que, por cierto, vienen del Maligno. Por eso, la verdad ha
de prevalecer y no se puede jugar con ella.
JESÚS,
ayúdanos
a decir sí y no a lo mejor.
Eleuterio Fernández Guzmán