9 de agosto de 2023

¡Cuánto nos conviene estar preparados

Mt 25,1-13


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: 'El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: '¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!'. Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: 'Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando'. Las previsoras les contestaron: 'No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo'. Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos'. Pero él les respondió: 'Yo les aseguro que no las conozco'. Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora". 

COMENTARIO 

Esta parábola referida a las jóvenes que, al ir a contraer matrimonio, no tuvieron la previsión necesaria como para cumplir con su situación tiene mucho que ver con nosotros mismos y, en concreto, con la fe que tenemos y con nuestra preparación para el momento decisivo de nuestra vida. 

Podemos ser previsores o podemos no serlo. Y eso quiere decir que podemos preparar nuestra alma para cuando seamos llamados por Dios a presentarnos ante su tribunal o podemos no prepararnos. Y el caso es que somos libres para hacer una cosa y la otra.

En realidad, todo esto es un aviso de parte del Hijo de Dios para que nos preparemos para el momento al que nos hemos referido arriba. Y tal preparación la debemos llevar a lo largo de nuestra vida. 


JESÚS, gracias por darnos tantas pistas en beneficio de nuestra alma. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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