8 de agosto de 2023

No perder la fe

Mt 14, 22-36


"Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.

La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. 'Es un fantasma', dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.

Pero Jesús les dijo: 'Tranquilícense, soy Yo; no teman'.

Entonces Pedro le respondió: 'Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua'.

'Ven', le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: 'Señor, sálvame'. Enseguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: 'Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?' En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: 'Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios'.
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanados.'"


COMENTARIO

Todo este episodio de la barca y ver al Hijo de Dios andar sobre las aguas, nos muestra el poder de Dios pero, sobre todo, la necesidad que tenemos los discí0ulos de Cristo de no perder nunca la fe como, al parecer, le pasó a Pedro. 

Aquel hombre quería mucho a Jesucristo. Y, sin embargo, aún manifiesta alguna duda cuando no lo reconoce al decir "Si eres Tú". Pero Cristo comprende lo que le pasa a Pedro y no se lo tiene en cuenta. Y, ciertamente, se hundía en el agua porque no acababa de creer del todo aunque luego, seguro, acabó creyendo. 

Pero aún hay más porque aquel día se volvió a manifestar el poder del Todopoderoso cuando Cristo cura a todo aquel que le toca. Y es que curaban tocando, sólo, los flecos de su manto...


JESÚS, gracias por tener un corazón tan misericordioso y bondadoso. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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