Lc 19, 41-44
“41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, 42 diciendo: ‘¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. 43 porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, 44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.’”
COMENTARIO
La verdad es que lo que hoy recoge este Evangelio de San Lucas, esta parte del mismo, debía, debería haber sido muy preocupante para los habitantes de la Ciudad Santa que es Jerusalén. Y es que el Hijo de Dios estaba advirtiendo de algo que iba a pasar… ¡y pasó!
En realidad, las cosas pueden interpretarse de otra forma que, seguramente, nos vendría la mar de bien a todos los discípulos de Cristo. Y es que, como le dice a la ciudad no ha querido conocer a Quien había venido a salvarla a ella y a los que en ella habitaban. Habían mirado para otro lado cuando, en su predicación, había hecho Jesucristo muchas advertencias acerca del camino que había seguido el pueblo elegido por Dios y por eso mismo debían convertir su corazón y sus mismas realidades. Pero no lo hicieron….
Todo esto tiene, claro, un destino claro: nosotros debemos escuchar a Cristo. Así de sencillo. Y, acto seguido, hacer lo que dice. Así de simple.
JESÚS, gracias por advertirnos con tanta claridad
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